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Ahora dicen que soy lesbiana por que escribí una poesía que se llama Susana ¿A ustedes les parece?.
Tuve un corrector de ortografía que no lo tengo más. O sea, como se dice hoy día de álguien que está en aprietos, estoy en el horno,
sepan disculpar.
Aún ignoro como será esta misiva, que a continuación ofrece al publico lector.
Estoy improvisando intentando enganchar,
el hilo de una historia acorde a un relato importante.

Hoy es Domingo, espero sentado,
se enfríe una comida para los perros,
que reciensito acabo de terminar de hervir,
que tiene, trozos de tripa gorda (que conserva la temperatura en su interior por ello no hay que apresurarse en servír) con una base de arroz, fideos, papas blancas con la cascara.
Tengo sentimientos encontrados,
por un lado me siento de buen ánimo,
cómodo, alegre de cumplir aunque más no sea con algún aporte de utilidad, para con la relacíón afectiva que nos une con el dueño de casa,
aclaro, desde hace bastante tiempo;
pero por otro lado, tengo un leve ataque de pánico, pués temo que el amo y dueño del lugar,
se enfade por la licencia que me tomé sin la debida autorisación de su parte, de, claro, hacer esta receta ¡tan bulgar!.
De todos modos ¡pobres bichos caninos!
(por Cintia y Quique) los tienen a puro alimento balanceado y nada más.
Estoy un poco borracho, y para que mentir,
fumé unas secas de un fino,
que me dejaron blanco como un papel oficio,
a sabiendas de que aquí esos ábitos molestan,
sobre todo si se fuma delante de los pequeños.
Soy camionero, mi vida transcurre en las rutas,
ermitaño, enfermo terminal de un tipo extraño de cancer en la garganta, por culpa de tanto fumar,
algo así como una quemadura detrás de la campanita que te enloquese la vida,
por el permanente sufrimiento que provoca.
Pero unicamente estaré alojado por algunos días, no más, por suerte invitado, de prestado,
todo gratis, ya que no me permiten que ponga la mano en el bolsillo para sacar dinero.
Por este motivo quedé dibujado alimentando animales y críando chicos, cuando en realidad no acostumbro hacerlo.
Sinceramente, el desgaste de estar pensando,
todo el día, en que en cualquier momento me irán a matar, está como corroyendome las neuronas, volviendome paranoico, definitivamente loco,
por la inseguridad que hay, sumado al temor de ser señalado culpable de que pase algo malo con los niños.
Tengo fé en mis esperanzas.
Además de trasportista, soy artista plástico,
y pionero junto con Cintia, en esta historia de escribir un diario intimo en la Internet,
por eso les decía que soy tan sencible.
Realizo pinturas sobre papel, con shifré en la tempera para que brille, algo jamás hecho por nadie, de estilo subrealista.
Mi amigo Quique, dueño del lugar, tambien es pintor, e inclusive en conjunto hacemos muestras, exposiciones de nuestros trabajos.
Somos muy íntimos.
Su hijo varón llamado Gastón, de cuatro años de edad, es mi haijado de comunión;
pero tampoco se figuren, que nos vemos tanto como lo estoy describiendo, hay una parte donde podemos llegar a conciderarnos extraños,
porque me pego unas borradas tremendas, desapareciendo por tiempo indeterminado donde no se me vez más el pelo; pero yo igual sé que Quique es de fierro y sabrá disculpar.
Y sumando más a todo lo conflictuante:
Gastoncito estuvo jugando con su hermana melliza,
llamada Melina, con un trozo de tripa gorda de vaca, que olvide de colocar en la holla,
digamos, estoy preocupado de que se horrorisen de la comida que preparé, o que tal vez los niños ingenuamente comenten que estuvieron jugando con el trozo de intestino grueso llenadose de grasa las manos. Yo prefiero que se diviertan con algo nuevo a tener que cambiar pañales, limpiar velas de malcriados.
Finalmente, arto de estar tenso por tonterías,
metí el trozo en la holla para que minimamente se cuesa mientras enfríabamos la bianda,
dejandome de joder con arriesgar el pellejo para transmitr mi cultura, jurando por Dios mentir, diciendo para la anegdota que utilisé carne picada.
Limpié sus cuatro manos con leche tibia,
luego enjuagandolas con detergente, y un poco de vinagre, pués sé que quita mejor la grasa que nada en el mundo.
Afortunadamente, recién luego de que los perros se comieran hasta el último grano de arroz,
apareció Quique con su ex señora
(que vino para llevarse a los chicos a su domicilio particular).
Sería la primera vez que estaríamos solos para poder conversar de lo nuestro que es el arte.
Freddy50: (adelantandose al lacónico saludo de Olga, la ex de Quique, que no bien entró puso cara de asco al sentir un olor nauseabundo)
Hola compañeros de condena ya que la vida es una prisón de la que nadie puede escapar a no ser que este muerto. Como andan queridos parientes,
que gusto de verlos de buen animo ¿O me eqivoco?.
Olga: (dirigiendose exclusivamente hacia Quique)
Hacete cargo de los chicos en persona ¡te tengo dicho que no lo dejes con cualquiera!. ¡Nunca me escuchas cuando te digo!.
Quique: Sí vos me mandaste llamar porque estabas preocupada.
Un momentito, Freddy es de la familia, no jodamos.
Gastón: Mamá...no sabés que chancho!
Melina: Mamita querida...que asco.
Olga: ¿Que estuvieron haciendo?.
Gastón: Jugando con el trozo del padrino.
Olga ¿Jugando con que?.
Melina:(haciendo bhuá) Si, era así de grande.
Olga: si...
Melina: (sintiendose dueña de todos los elementos)Después lo metió en la caserola, y nos lavó las manos con leche tibia, también le dió a los perros.
Gastón: (haciendo un esfuerzo histriónico por hablar como un actor dramático)
Si pero no hay que apurarse a comerla porque adentro quema...

Texto agregado el 10-08-2008, y leído por 117 visitantes. (0 votos)


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