Hoy los pájaros pían posibilidades,
las papeleras rezuman esperanza
y las farolas destruyen frustaciones.
Los coches cazan en verde al "señor" de los semáforos,
los abuelos corretean por el parque
y los carteros no llevan su carrito repleto de facturas.
Hoy el mundo bosteza para abrirse a mi paso y yo, me asfalto de alegría.
Hoy la jauría urbana me parece mascota y los altos edificios se inclinan para traspapelar el paisaje.
Hoy mi ánimo se ha encomendado al sol y a un temprano son de despertador. Al viento y al destino.
Hoy, definitivamente, será un mal día, porque todo va a salir tan bien, que no voy a tener nada que escribir...