Mi alma se mueve desesperada por escapar de mi cuerpo, golpea las blandas paredes de cárcel moribunda por el horror. Los golpes de la vida han hecho que se revele contra mi destino y gritarle a la muerte para que la libere de una vez e irse. Mira a tu alrededor y dime que este mundo no es hermoso. Camina entre arboles sintiendo la brisa invernal y dime que sus caricias no limpian tu mente de la suciedad diaria, mira el cielo con su espléndido color azulino adornado por arreboles otoñales y dime que este mundo no es hermoso, ve en un rio la majestuosidad de la inmensa masa de agua que se hizo camino entre la roca y dio vida a todo su alrededor, ¡dime que este mundo no es hermoso!. Pero la raza es la bruta, la especie la estúpida, el humano el irracional que lo estropea todo con sus construcciones toscas y sus carreteras intrusas, sus ciudades avasalladoras, su basura destructiva, sus manos venenosas y sus pies mortales. Dime que no es aberrante ver frondosos bosques segados y grandes ríos tóxicos. Dime que el hombre no esta loco como mi alma, al revelarse contra el destino de todo ser vivo al pedirle a gritos a la muerte que tale la vida de este magnánimo cuerpo, perfectamente sincronizado para la vida eterna. Dime que tú no estás loco al aceptar este asesinato sin ni siquiera pensarlo un momento, porque simplemente no hay tiempo para hacerlo. Dime tú que no eres un estúpido demente por desperdiciar tu vida viviendo para trabajar, por la avaricia de esta estúpida casta destructiva. Dime que no eres un orate al caminar por la calle sin ver lo decadente del alma humana, la injusticia entre hermanos y lo desequilibrado está el medio a su alrededor. Dime que no eres anormal al perderle el respeto a tu mundo, a su majestuosidad, al milagro de la vida, la armoniosidad, la sexualidad y la ritualidad, transformándola en abuso, desenfreno, contaminación, ¡asqueroso!. Dime, por favor, que no soy una insensata al ver la belleza de mi tierra, al ver la soledad de nuestras almas, lo artificial de nuestra vida y creer que esto no está bien, que se tiene que cambiar. Dime, te lo ruego, que esto cambiará. Dame una esperanza, por favor, de que esto podrá ser el paraíso que alguna vez fue y que esta es una contagiosa perturbación que pronto nos hará a todos sensatos. Dime, te suplico, que mi alma estará tranquila cuando su cómplice llegue y la eternidad comience.