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y nada había sido tan duro en un día brillante y soleado
como una silla vacía
porque una silla vacía es sobre todo la carencia de la presencia.
Una silla vacía junto con unas baquetas quietas es una tarea
difícil de afrontar y comprender
a la que a veces le ponemos un nombre como el de la muerte
pero a nosotros nos parece una palabra disonante, abstracta,
carente de significado para este acontecimiento
que se nos torna irreal

evidentemente no hay explicación y esto va dando un golpe certero
en los discursos memorizados
hasta que cae una oscuridad del tamaño de nuestros ojos
y por ende caen las lágrimas

y por ende cae el mundo por un instante
(de semanas o hasta de meses)

si miramos nuevamente
encontraremos no una silla vacía ni una cama donde él no durmió esa noche
sino un lugar lleno de fotografías de todo tipo
con una música que le hace resistencia al olvido.
Esto conmueve al alma y la rutina
porque una vida (que tiene una alegría adentro: un sabor)
ha demostrado su fragilidad nuevamente
aunque se resiste a salir cuando todos han partido.
Pero de pronto se ha callado. Se ha ido.
Ha fracturado una historia (y las historias a los alrededores)
y eso es parte de la trama


Eso sucedió. Como siempre le había sucedido a otros

Sabemos que uno se vuelve sentimental con estas cosas y no debería decir nada
ya que estas palabras pueden ser sólo eso: palabras
y lo peor: palabras sentimentaloides
pero es acá donde uno se percata que la vida anda juntita
y que ese famoso “algún día”
puede ser verdaderamente una frase con un vacío en el pecho;

decir esto a pesar de no cuadrar en el canon no esta de más

Palabras sobrantes que encuentran una guía con esta muerte inverosímil
donde uno dice: “no lo había visto tan cerca hasta el día de su –digamos- despedida”
con su merecida rumba toda la noche. Esa fiesta que tanto le gustó
pues el ritmo ya había sido atrapado en sus manos
que fueron entre otras cosas una fuente de alegría
para los siempre espectadores.
Obviamente esto puede explicar la molestia y este comportamiento
con el que respondemos

No sabíamos que una baqueta dándole a un tambor era hermoso
lo más hermoso.
Eso siempre fue un obsequio
su voz
su detalle
nuestra herencia más valorada
porque no es sencillo sostener la música con las manos
como lo hizo “el negro”
-luz sonora- que vuelve a este silencio que también suena
sobre todo cuando se vuelve a casa
luego de un día que no se pudo agarrar por nuestra lentitud en los oficios
pero si los recuerdos que nos sorprenden para que valoremos
los ritmos alegres y salvajes que llegaron por haberse cruzado con él
y ahora por cruzarse con una silla vacía, y unas ropas colgando, y un instrumento quieto.

¿quién piensa aquí en los errores?
si este triste tiempo expone los rasgos más bonitos
que no se vieron en las horas tranquilas.
La persona es sus poquísimos aciertos
y esas alegrías que llevan y a veces no entendemos
así como esto
que es un idioma nuevo
al que le buscamos un orden
(a pesar de que se inaugura con el llanto y la impotencia)
porque también hay palabras como esperanza, vida y aprendizaje
que vienen adjuntas al legado detrás de la lágrima

en este punto la vida es más clara
como claro es lo finito
o lo que es igual: un muchacho que ha dejado de llegar a casa silbando y pidiendo comida
para ahora ser una nota luminosa atravesada en el silencio
y la memoria
una silla desocupada en el alma
para el único futuro claro y azul
que veíamos sin tanto esfuerzo de vista

agradecemos eso: que “el negro” no haya hablado sólo para él mismo
y parte de su vida haya usado las semillas de los frutos dulces
es decir, a “no hacer nada”
agradecemos tanto que ahora se le recuerda con alegría
a pesar de que estas letras son similares a los llantos de acá
agradecemos que siga coreando que no bajemos la vista
y que promovamos el ritmo y el sabor o el silencio
ya que él, en realidad, no ha dejado de tocar

( a José Gregorio Rojas, en memoria, 1987-2008)

Texto agregado el 06-09-2008, y leído por 249 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
24-09-2008 Y que conste que es la segunda vez que lo leo. ZEPOL
24-09-2008 La geografía me impide apreciar la dimensión del homenajeado. Pero puedo aquilatar la belleza de tu escrito. 5* ZEPOL
18-09-2008 Muy buen poema, bello homenaje. marimar
17-09-2008 . benevolas
16-09-2008 muy bonito poema hermano grande grande como tu poema ...un abrazo sapoeta
11-09-2008 una silla vacía es sobre todo la carencia de la presencia, pongamos que desde ahí -por situarme en es frase que me gusta por demás- te aplaudo hasta donde termina la poesía, y acá van los aplausos /\/\/\/\ wenceslaowenceslao
09-09-2008 Me gusta el "decir" amable y reflexivo que tiene el poema, y también su lenguaje. naju
08-09-2008 "La persona es sus poquísimos aciertos". Este poema es un acierto. hija
08-09-2008 marvillosamente iregular. Aristidemo
07-09-2008 Irregular y maravilloso. vitrubio
07-09-2008 Grandioso, excelente, supremo poema, sin grandilocuencias, con la sencillez que merecen los grandes que nunca se van del todo. Mis estrellas y un abrazo. neus_de_juan
06-09-2008 Excelente homenaje. Un texto de mucha altura literaria. 5* ZEPOL
06-09-2008 "el negro" se sentiría honrado por tan buen homenaje. 5* rigoberto
06-09-2008 Excelente. Me recordó un poco "Historia de las sillas de Silvio Rodríguez" y un montón de Margarita Salamanca, una amiga preciosa que se fue también joven. En el texto encontré muchas cosas que quise decirle. Un brindis por nuestros queridos muertos que saben la inmortalidad. yoba
 
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