Ahi estaba, aquel ladron en la oscuridad, acechando como raton a elefante, buscaba aquella boveda con tesoros de flores y abejas. Tantea, voltea, observa, habla, abre agujeros, cava tuneles. Con la velocidad del pronunciamiento golpea y ata a algunos guardias, se topa con un acertijo de tacto y aliento, lo rompe, entra, se revuelca en el tesoro, lo toma, lo toca, lo besa, lo muerde, lo acuesta y se va; dejando grabado en el metal "Las palabras matan.... y violan"