Se habían desprendido unos gramos
insignificantes de tu ser
durante el tiempo nocturno
dormiste aquietado por sales narcóticas
envuelto en la bruma del opio hueso
un trance de millones de años:
es el sonambulismo de la quietud
vida molecular encerrada en el ámbar.
Te levantás finalmente como si
pesaras miles de kilogramos
te habías introducido en el hoyo (querida Alicia)
y cada paso es un esfuerzo monumental
ha habido una catástrofe, pensás
no está tu bote. ¿Qué podés hacer?
¿Construir una especie de Delorean
energizado con cuajos
de identidades frescas? El condensador
de flujo de tu corpus espiritual
podría permitir el viaje en el tiempo.
¿Pero volver hacia dónde?
Pensás si los pájaros verán o no verán la bengala
desde lo alto del magma aéreo
bordea todo lo que has dejado atrás
pequeñas figuras de mármol
llaveros
una edad en la que solo te hace falta
un Jurassic Park de viejos sentimientos.
Un cangrejo camina hacia atrás
lo ves
aquella matriz de hambre y soledad
como un relámpago que atraviesa
la superficie del océano.