Culpa,
en la conciencia apagada
de una siesta incierta,
arrojada brutalmente
por la ventana cerrada
de una mansión clausurada;
culpa continúa,
mordiendo las venas
mas sensibles,
las mas cercanas
al corazón moribundo.

Mientras tanto

un payaso vierte su carcajada
sobre una cama,
que cobijó mi cuerpo
cuando pequeño y sin culpa
rodaba por los pisos sucios
de esta casa hoy deshabitada.
Culpa,
en circular presencia;
abrumando la circunferencia
de este espacio,
absurda repetición
de otros espacios,
idénticamente coronados
de culpa.
Culpa,
traición mojada demorándose
en la comisura de los labios,
que esperan sin culpa
el fuego merecido.
El dolor de la carne,
se asemeja al alfabeto
mal pronunciado.
Hay una lengua acongojada
que habita entre los huesos
y la piel calcinada,
hay un silencio burlón,
que juega a las escondidas
con fantasmas que se ocultan
de la luz del mediodía.
Hay tanta soledad,
que la culpa se aleja
tiernamente
----------sin decir adiós…