Besos de café

Un bar cualquiera.
Una tarde cualquiera.
Un café que se enfría y medialunas que esperan.
Lánguido y cálido beso…
Qué importa que los demás miremos.
Solos en su propio, único y personal cosmos.
Atmósfera de luz tenue y sonidos suaves flota a su alrededor.
Mientras tanto nosotros seguimos a plena luz, con ruidos de máquinas expresso, charlas y una radio con noticias de fondo.
Ellos derraman su amor sobre la mesa y su luz rebota en los rostros inexpresivos que pueblan el salón.
¿Acaso sólo yo los veo?
Abandonan tazas y cucharitas.
Parten decididos hacia alguna parte, tomados de la mano y robándome una siesta llena de amor.
¿Es posible que un destello verde de envidia haya cruzado mis ojos?
Se detienen en la puerta al salir y sellan con un abrazo plagado de sol y aire fresco esta tarde…
¿Presagio? ¿Ganas? ¿Deseos escondidos? ¿Recuerdos?
¿Dónde quedó esa parte mía capaz de plantar un beso con suspiros y dedos en la nuca en pleno mediodía?