TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / silviasayago / Víctima

[C:381047]

Entre las zarzas secas del jardín, unos ojos brillantes atravesaban la oscuridad de la noche. Ciertamente era una noche peculiar aquella, pues las vagabundas nubes cubrían por completo la luna, mientras la humedad impregnaba el ambiente. En la ciudad todo parecía dormir, a pesar de las luces incandescentes de las calles pues no se percibía siquiera el lejano rumor de los autos. Al salir de la reunión, Lorna no se atemorizó por las oscuras calles de aquella serena ciudad, tan pacífica y tranquilizadora en el día, abstraída por sus propios pensamientos. Había decidido vivir aquí para escapar de la rutina y el aburrimiento que en su antiguo hogar la deprimiera tanto. Así, decidió tomar la ruta más corta a casa, aunque recordó que debía atravesar un largo jardín aislado el cual posiblemente no tendría la iluminación necesaria. Ella sólo pensó en llegar a casa pronto.
Llegado al principio del parque observó con dificultad, entrecerrando los ojos, en busca del camino que debía seguir, pues la noche era aún más lóbrega desde donde se hallaba.
Caminó durante cinco minutos casi a tientas, revolviendo la tierra con sus zapatos finos, pensando que ya estarían arruinados por el paseo nocturno; de nuevo intentó hurgar en la oscuridad para saber hacia dónde dirigirse.
Fue entonces cuando los vio. Dos brillantes ojos flotantes sobre ramas negras secas, justo frente a sí. Contuvo el aliento y sintió miedo repentino, la idea de ser atacada por algún asaltante nocturno entró en su cerebro apresuradamente para salir de él casi de inmediato. Parada frente a una zarza, paralizada, vio subir los dos brillantes ojos, como una ráfaga acercarse, en un segundo estuvieron frente a ella. Mientras su mirada se acostumbraba a la oscuridad pudo definir en su mente lo que estaba ahora a su lado. Era un hombre alto, delgado en extremo. Alcanzó a percatarse que vestía un traje y corbata de aspectos algo común, aunque sobre su cabeza parecía destacarse una cabellera negra, larga, que le cubría casi toda la cara. Extendió una mano para tocar a esa persona, pero no tuvo tiempo: dos segundos después sintió la estrechez de un abrazo violento. Una mano se posó sin titubeo sobre su nuca apartando de un movimiento su cabello, sujetándoselo con fuerza. Presa del terror, Lorna no podía siquiera gritar; la angustia le ahogaba cuando sintió los dientes de su atacante sobre el cuello, perforándolo, mas al momento percibió que de la herida aquel hombre le succionaba despacio, como si se tratase de un extraño beso. Unos segundos después se desvaneció, completamente convencida que ese era su último día en la tierra.
A la mañana siguiente, Lorna abrió los ojos gracias al frío matinal. Se encontraba en medio del parque, lejos del camino que creyera recorrer por la noche. Le sorprendía enormemente saber que aún estaba con vida, lo que la llevó a creer que había soñado los sucesos de la noche anterior. Se imaginaba que por el miedo a la oscuridad se habría desmayado, pero este pensamiento no le duró mucho pues al tocarse el cuello sintió dos heridas extrañas. Corrió hacia su casa y al entrar se aproximó al espejo más próximo, entonces vio dos marcas redondas, una debajo de la otra, separadas por un par de centímetros, aún abiertas… ¡Marcas de una mordedura!
Lorna no salió de casa ese día pues el miedo se adueñó de ella. Se dedicó a recordar los mil cuentos que había escuchado parecidos a su historia. Sin embargo, a medida que su miedo disminuía, otro pensamiento más inquietante se apoderaba de ella. Durante el ataque, había experimentado una rara sensación, mezcla de angustia y placer. Poco a poco pasó del terror a la extrañeza y de ésta, a la curiosidad. No sabía si el ataque le hubiese causado más daño del que creía mientras reflexionaba sobre cada una de las cosas que percibió de su atacante, seducida totalmente por su anonimato.
Días después, cada vez que salía de casa, miraba a todos lados con precaución, estudiando todos los rostros que se cruzaban en su camino. Parecía más desconfiada cada día. Sin embargo, desde aquella noche, Lorna buscaba cualquier pretexto para caminar por aquel jardín, deseando fervientemente encontrar de nuevo a su vampiro.

Texto agregado el 24-11-2008, y leído por 101 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-03-2009 Un texto que va conduciendo poco a poco a través de la lectura de las vocales y las consonantes. Muy bien realizado. uleiru
18-03-2009 me gusto es justo lo que esperaba de ti si me gusto :) amor_del_99
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]