| Era un  soleado día y me encontraba  paseando por el centro de la ciudad, en la calle que siempre suelo pasar a diario, me sucedió lo siguiente. Entones,  de repente veo   allí al  frutero instalado en la calle con sus deliciosas frutas, como acabada de bajar de la mata “fresca y húmedas” por  el  agua que él  rociaba para mantenerlas.Ella, hizo que mis ojos dieran una vuelta de 180grados, ese color naranjadito tan brillante, que mis glándulas salivales  se abrieron, mojando mi lengua.  La tome en mis manos y la acaricie con las yemas de mis dedos, de abajo hacia arriba, oliéndole su perfume: con un ¡suspiro! profundo, el cual hizo que ella se pusiera  nerviosa y   comenzó  a sudar una fragancia relajante a los sentidos. Temblando dentro de su cuerpo, la desnude: quitándole sus pétalos  lentamente, la  deshojándola suavemente y fue  cayendo como  llevada por el viento. Desnuda delante de  mí, con su carne suave, jugosa  y    esa piel sudorosa con un color anaranjadito, tostadita por el sol la  desgaje con mis labios, mordiéndola. Ella  temblorosa: deslizaba  sus jugos en mí boca. En ese instante,  siento: Que una mano me estremece, abro los ojos y la persona  que esta enfrente de mí, me  pedía a gritos que le respondiera la pregunta: ¡Que hizo!, era el frutero, que a grito  decía.¿ Sr.  Va compra la Naranja China?
 
 
 Elisanne M, Zabaleta
 Elimar205_5@yahoo.com
 04-08-2008
 
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