Un hombre se pone a ver pasar la vida.
Pero por la mitad ve que se aproximan graves problemas, lanzándose al espacio desnudo en paracaídas. Con la mala suerte que el aire está contaminado de esquirlas que suben,
clavandose en el cuerpo mientras intenta correr hacia arriba queriendo volver adonde estaba.


Un tipo va por una extensa ruta en linea recta,
de pronto esta adquiere vida y se enrolla como un cordón de zapatos.


Una mujer parturienta corre con prisa hacia la clínica pero las condiciones del congestionado tránsito impiden que llegué a tiempo pariendo al niño en la vía pública, asistida por un encomiable agente de la ley, llamado Humberto Pelufo,
que luego de cortar con eficacia el cordón,
colocó a modo de posar para la foto su gorra al recién nacido.


No sé por donde empezar, se llama el título de este poema: Un hombre que vive con una sola pierna que está pescando en el rio, engancha con el anzuelo un zapato de su mismo pie en inmejorables condiciones, entonces de inmediato se lo cambia por el que estaba usando, y al mismo tiempo le roba la presa el distraido vecino, pinchando en el gancho luego de humedecer la vieja alpargata de ayer.


Por aborrecer a la especie humana una bruja convirtió a un transeúnte en un lagarto muy inteligente, que al tiempo no hubo mejor remedio que nombrarlo presidente de los españoles.


Monto un dedo sobre otro como queriendo disculparme por el pésimo repulgue,
pero veo que en el relleno hay gusanos con vida,
los invitados espantados por la horrenda comida uno a uno comienzan a retirarse de la reunión, hasta quedarnos solos. Ella cambió el alimento porque desea estar por siempre conmigo.