Mar de los Sargazos



En el paso de luz en que miraba la sombra
Se me apareció como un estandarte un pequeño,
Pero insigne ciempiés, que paseaba mientras
Memorizaba textos de los poetas más célebres,
Mientras que con los pies centrales,
Al pasar de página,
Iba leyendo libros para niños.

Cuidaba y limpiaba una peña donde
Con una bellísima pronunciación,
Leía a los infantes pasajes de los libros,
Adornándolos con sus aventuras sin freno.

En su último envite salió hacia
El Mar de los Sargazos para rescatar
A su más querido amigo, de los ganchos de
Esas terribles algas donde podría haber
Muerto ambos.


Aguadulce, diciembre de 2008
José María de Benito