| Erase una vez una mujer que ya estaba cansada de aguantar el peso de su familia, presa de sus frustraciones y de tanta cobardia, soñaba por las mañanas como escaparía de una rutina abrumadora y de una falta de dinero que mas que real era deprimente.Todos le decian, tu eres el pilar, tu eres la base, tu eres el capitan de este barco, que se hiva a la deriva cada vez que a su marido se le ocurría pensar en todo aquello que no lograba, por estar atado a sus responsabilidades.
 Pensaba, tristemente esta mujer, ¿quién saltaría primero?? él o ella, y ¿que sería de su hijo, tan pequeño e inocente, si esta aventura terminaba en un vacio de pareja?
 El amor de madre nuevamente la aferraba al timon, debía seguir, debía aguantar, tenía que pensar en el futuro y en la salud mental de su bebe, que mas que pronto crecería y se marcharía para llamar en las fiestas o en los cumpleaños como ella hacia con sus padres.
 Que triste destino - pensaba - mientras se agachaba a limpiar la porquería del perro que habian comprado hace cuatro meses atras - si alguién me hubiera dicho que esto sería así, si tan solo no hubiera leído tantos cuentos de hadas, si tan solo el cine y la televisión no me hubieran hecho creer que todo termina en un final feliz.
 Se amarraba el pelo y continuaba con sus tareas, pero su mente volaba, como nunca antes lo había hecho tantos sueños se le venián a la mente, tanta gente había dicho que llegaría lejos, las puertas estaban ahí abiertas para ella, sabía que podía salir y triunfar.
 Cuantas mujeres dejaban sus hogares más de doce horas al día para superarse como individuos, cuantas mujeres lograban proesas ecónomicas y sociales, pero ¿al precio de que? le decía esa voz tenue y casi imperceptible en su cabeza, ¿a cambio de que?.
 mmmm... generaciones destrozadas llenas de vacios morales y emocionales, la ausencia de los padres, del tiempo en familia crean tantos problemas, ¿nadie te pidio ser madre? dijo la voz de abuela.
 ¿Cuanto tiempo se puede vivir diciendo no a los sueños personales? ¿Cuanto tiempo se puede vivir para otros? se preguntaba mientras las horas pasaban y la comida no estaba hecha.
 Las reflexiones se tostaban con la carne y los vapores se hiban disipando, ya estaban por llegar y sus risas la alimentaban de nuevas ganas de trabajar por una dicha efimera y pasajera que luego se convertiría en la mañana siguiente, en una pena existencial.
 |