El miserable sentimiento de culpa gastaba la poca fuerza que lo mantenía en ese lugar, sin lastima alguna, tan despiadadamente que podría ser mejor lanzarse desde lo alto de un edificio y morir consumido por la gravedad antes de tocar suelo. Pero... sin motivo alguno, ninguno, simplemente un impulso, tan repentino como estornudo, comenzó a reír ,estalló a carcajadas, no pudo detenerse, no se contuvo, dejo liberar ese sentimiento de una manera tan dramática, porque reía despiadadamente sin consuelo alguno, cada carcajada era una desahogo, reía mientras las lagrimas le rozaban las mejillas, y caían justo encima de la lapida del cuerpo de su mejor amigo, el unico que lo comprendía.