solemos parir el dolor en silencio como una trama que nos separa de toda la humanidad. ya no sabemos de qué hablar, por eso recurrimos siempre a esas-malditas-estocadas, cortopunzantes en plenitud. nos vamos del suelo como si fuéramos una deformidad instantánea que nos corroe la lengua, los dedos y la punta de la nariz.

qué hastío vivir en la ausencia y en las horas con tanta mesuración. -anciano, mujer, recién nacido- el tiempo no es más que un verde precolombino, una bestia de yucca flats que nos muerde hasta el duodeno.
no es más que un travesti parado en Diez de Julio con Lira, un viejo con un ojo morado.

(y es que las cosas dejaron de importar-nos. viajar, ver un concierto el mismo día, dormir poco, querer casarse. la arquitectura también y junto con eso conversaciones apretadas en un patio de albañilería y el free jazz.
tus canciones son una mierda porque siempre las escucho yo sola. quiero botarlas, acostarme más temprano. apagar la luz, fumar con una lata de cocacola en la mano. ver por novena vez flatliners, cortarme los dedos, vivir en el trópico y escuchar la radio)