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Cuarta parte de mi primer novela Después (que el humo apague el fuego)


Empieza el verano, y este sábado grande resplandecen mis pupilas, contrayendo cualquier pupila circundante y tirando abajo los parpados más abiertos. Soy feliz. Aunque sé que no tengo brillo propio, que lo único que hago es reflejar al sol. Cuál es la diferencia. Si la hay, seguramente, nadie se percato aún. Además, no debe menospreciarse el arte de reflejar al astro de la mejor manera posible. No cualquiera tiene estas aptitudes.

Sus llamas volcánicas incendiaron los senos firmes y adornados de sabia de Zurdo. Esconde su brazo en las profundidades de su ombligo inferior haciendo sonar un bandoneón de falange. Maúlla entre lamentos prohibidos de monjas. Acaricia la torre de marfil de los mil idiomas para morder la sangre blanca, los ojos rojos, la mente espumosa. Vicente sólo calla el placer de llorar. La chetita ve ensueños violetas de cielos oscuro azulado. La chimenea del Vaticano es más grande que la ciudad. Ella succiona la erupción de un Lanín enmudecido y humedecido entre el magma y las piedras ígneas. Hay nuevo papa, humo blanco, pasta de dientes, cepillo con papilas de cerdas.

Bifurcamos caminos con la Marianita; ella se va a no sé qué manifestación. Yo me voy para el curso de guaraní. Llego y la cabeza gira con pivote independiente. Quimey me viene a saludar: prima maldita. – Si, como va - Bien o que te cuente querés que te cuente – No, dejalo ahí – Así que María, ¿hace cuanto que estás en este curso hace cuanto hace que estás? – ¿Te importa? – ¿Te lo preguntaría a caso te lo preguntaría? – Un año y medio – Güena, podés enseñarme cañón podés enseñarme – Si, bueno, lo vemos después, callate que empieza la clase – Manda usted manda.

Es raro vivir aquí. Todos somos iguales. Es difícil distinguir las individualidades de cada uno de nosotros, o de quien es cada individualidad. Todos en la cristalería reflejamos a nuestros compañeros, pero ninguno se refleja a sí mismo, a menos que se refleje en el reflejo de otro espejo. Pero ya no somos nosotros, sino como nos vemos según los ojos de los demás.

Vencen sus manos crueles sobre la tentación blanca de su tez desnuda de vellos. Zigzag acierto fortuna. –no-. Llanto huir comer dolor parecer placer oscuro perecer. Ojos de profundidades volcánicas, volcanes de tamaños magistrales. Chocan las pelvis en un tamboleo sin mediador. Dialéctica ininteligible de fusión de opuestos sin conciliación, sin síntesis, ni materialismo, ni idealismo. Dialéctica entre fuego y oro, entre viernes, martes y Venus, entre chetas y zurdos, entre Hobbes y Rousseau.

Por estos lugares la imagen es grande importante. Es eso o terminar repartiendo la “Maldición de los Siete Años” a tus verdugos, lo que no siempre es bonito. De mi parte, no soy ni de oro ni de cartón; soy término medio, yendo para lo alto. Por lo general paso sin pena ni gloria, pero hoy, en esta época del año, el sol entra por la ventana con una inclinación que hace golpear los rayos de lleno en mi cara. Soy feliz, resalto entre las demás y tal vez, si tengo suerte, y un cliente llega pronto, me iré, después de mucha esperar, a mi verdadero hogar.

Duerme Vicente nidos de cóndores. Chetita escapa por la puerta, la ventana no abre desde lo de Marta. Confía en encontrar el otro lado del reflejo interno en el centro. Saca dinero prestado de un pantalón también prestado. Audi con Soda a todo lo que da mono-stereo. Rincón con banquito de nariz llama a ojos que no buscan y encuentran. Cristalería Jesucristo, Tosco al 1917.

Que pendejo hincha. Hace tres semanas que está en el curso y ya haciendo disturbios. Responder en mapuche, pero qué quiere conseguir el muy payaso… kiñepële ñoi addëngun… y yo más idiota escuchándolo, realmente no sé con quién me quedo… allkütun llaufeñ… decí que ya lo echaron, por fin paz, y aburrimiento.

El hogar de mi elección debe de confortar mis reflejos ciegos y calentar mis huesos plásticos. La elegida fue ella: Según la última moda dictara cuidaba muy bien de su cuerpo y de su vestuario. Era rubia, de estatura media, flaca, tal vez demasiado flaca, ojos azules. No se destacaba por su inteligencia, aunque a ella esas cosas le pasan por donde le vinieron. Me eligió, la elegí, nos elegimos precisamente porque nuestro resplandor nos da un brillo de oro a medio estallar a sus cabellos, de mares de mediodía a sus ojos, de perlas vírgenes a sus dientes sucios de humo tan blanco. Majestuosidad sólo por y en mi, en esa época del año, en los mejores accidentes. Al fin y al cabo decidimos, con Lucila, dormir bajo el mismo techo.

-¿Sabe a dónde fue la chetita?
- No sé, no comer salí de acá dentro.
- Ey, tiene que vivir más la vida, la putita ésta está por hacer una joda esta noche, debe de ir viste.
-Si veo, anda tranquilo que tengo que terminar con blanco esto.
-Bueno me voy para la facu, vuelvo en un rato. Si no llego a estar, riégueme las plantas a eso de las cuatro viste.
-Andá tranquilo…

No olviden al niño tras el jazmín,
ni las orejas que sostienen el laurel.
Nunca te enojes en primavera,
pero no rías, mejor será caer.

En mi (nuestra) habitación se hallaban todos los utensilios que cualquier persona, que desea ser tratada como tal, debe tener: Un equipo DVD, un Mp4, dos teléfonos celulares -mujer precavida vale por dos, pero no por su peso- un televisor pantalla plana, un póster de Cerati, la revista que nos administra y nos advierte con que vestir este mes y una computadora, obvio con banda ancha. Lucila tomó su cruz de la cama y la colgó sobre mí. Reflejo, no se piensa, sólo inercia. Porque la inercia no nos da tiempo de pensar. La inercia siempre soberana en cuestiones ideológicas, y no da lugar al pensamiento, a la duda. Es más, el dudar es pecar, es faltar el respeto.

Ahí está el pequeño rebelde. Le voy a tener que poner los puntos sobre las íes.

Miles de almas se encuentran con fines pseudo-políticos a revolucionar la calle, con el aliento por un lado de ojos en esperanzas y el repudio del otro con resignación e impaciencia. Miles de almas sin alma y a espíritu partido creando el grito que los pone con los pies en la tierra, “haber… haber, quien dirige la batuta, el pueblo unido, o…”. Una mirada de ojos volcánicas dueño y parte del altavoz realiza con su boca los detalles y cánticos del caso, mientras su vista se desvía recorriendo la piel descubierta en pantalones rotos, a pocos centímetros de la espalda.
-No me había percatado de su hermoso culito señora Krallian
-Vicentito; cómo dice que le va.
-Mal pero acostumbrado. Así que amante del kilombo resulto ser.
-Cómo el corazoncito lo demanda.
-La justicia es una cuestión de cabeza y no tanto del corazón viste. Éste, aunque importante, te oculta muchas verdades para volverse subjetiva. Por más justa que sea, el fin se vuelve lógicamente incorrecta.
-Yo hago el bien por mí. El bien me produce felicidad, esperancita, me llena. Sino no estaría aquí frente a vos…

-Así que haciéndote el subversivo: con esos jueguitos no llegamos a ningún lado eh.
-No son únicamente jueguitos no son. Es buscar el equilibro a través de la destrucción buscar el equilibrio.
-Perdone rebelde sin causa, hablando en mapuche no creo que llegues muy lejos.
-Es circunstancial lo de los mapuches es circunstancial. Lo importante es realizar un pacto: producir rechazo o miedo. El miedo es movimiento sabés el miedo es movimiento.
-No en mi caso. El miedo siempre me paralizó.
-El miedo te invita a superar el miedo. Se transforma, en dosis justas, en terror se transforma: el terror se hace crisis se hace y de la crisis surge el caos, y es ahí donde los perjuicios caen y todos ven las cartas sobre la mesa todos ven. Es ahí donde las tradiciones se hacen pasado, los principios finales, las leyes arena de mar, el oro vinagre y los reyes bufones de plaza. Es el surgimiento de lo nuevo, de lo puro, de la razón sobre la historia, de lo justo sobre lo clásico, lo correcto sobre los errores. Es un comienzo anterior al cero es un comienzo, y quiero estar ahí para llevarlo a cabo quiero estar.
-Ahora resultaste anarquista.
-Los anarquistas usan la violencia sobre los males para hacerlos desaparecer usan la violencia. Yo en cambio la uso para crear caos e inestabilidad la uso. El caos es tensión, es la dominante con séptima que pide resolución en tónica es, que se estabiliza hasta el próximo miedo-terror-crisis-caos se estabiliza, haciendo girar la rueda de la fortuna haciendo girar. Vendría a ser como un círculo de quintas. El miedo es una directiva para seguir, y es superarse. El miedo es vida.
-El miedo me hurta vida

Reza escondido en un parque de fibras con tinta de río,
come los óleos sin pasteles y existí en esmalte de labios.
Recuerda olvidar los recuerdos que te evitan desvaríos,
guarde dentro del armario las cruces del calendario.

-Che, hoy a la noche le llevaré uno de mis jazmines a la joda de la Chetita, tiene que ir a recibirlos viste.
-Me estás invitando a garchar a lo de tu noviecita, picaroncito me has salido.
-Lo de noviecita es fortuito y una comodidad momentánea. Todos necesitamos arcos a donde patear.
-Es una cita entonces.
-Una obligación física.

-Hablando en mapuche no cambiarás al mundo.
-No veo que tu lo cambies no veo.
-Es que no pierdo el tiempo en pequeñeces.
-No existen la pequeñeces no existen, todos relativo y acumulativo hasta cierto punto acumulativo. “Dame una palanca y te moveré el mundo”. Hay que juntar grano por grano hay que juntar hasta que dialécticamente pasemos de un salto cuantitativo a otro cualitativo. Entonces quedará atrás el equilibrio del principio quedará atrás y no habrá otra que buscar otro equilibrio más elevado no habrá otra, o por lo menos otro distinto.



Dirigente Avancista Denigrado

El senador por el partido Avance Popular, doctor Alejandro Uribe, fue encontrado muerto en el burdel la Mejicanita durante el mediodía de ayer. La causa de la muerte, según palabras del forense, doctor Urbino Difunto, fue por un ataque con arma blanca, tal vez un pica hielo, que le atravesó entre la tercera y la cuarta costilla, traspasandole el pulmón derecho. Además se le hallaron otras quince perforaciones en todo el cuerpo.
Lo terrible del caso fue el destrozó que se hizo sobre el cadáver de la víctima. El corazón estaba extirpado y colocado en el bolsillo de la camisa del funcionario. Sus ojos quemados. Su lengua también cercenada, enmarcada y colgada en la pared. En los bolsillos de sus pantalones se encontraron billetes de dólares manchados con su sangre. Por último, en la pared, junto a la lengua, se encontró inscripto con carbón la leyenda: “Hijo de Puta, le pasó a Edipo, ¿Por qué creíste que te ibas a salvar?”.
También fue degollada la señora Matilde de la Cruz en la misma habitación. Se dedicaba, según allegados, a la prostitución, y le estaba prestando su servicio momentos antes de la masacre…

-Ahí tenés lo que tu querido caos puede provocar.

Horas ridículas enfrentados cara a cara, ella y yo, peine, secador y maquillaje. Ritual del eterno retorno a la nada.

-No olvides al niño detrás del jazmín no olvides.



María/Marianita/Alberto en el departamento.

Alberto mira a María.
-…entonces me invitó a la fiestecita de la Lucheta esa.
-Y vos te vas a arrastrar a sus pies.
Se esconde tras la rosa, quiere la rosa pero se esconde tras ella.
-Clarito, clarito, y vos vas a estar ahí para verlo.
-Pero ni en pedo.
Huele la rosa sin tocarla, sin verla, sin rozarla, sin rosarla, sin hacerla rosa...
-Entonces vendrás sobria, porque no te hice ninguna preguntita.
Mira el mate, lo ofrece, ella acepta, entrega, intercambio de sonrisas, y en un corto período de tiempo - relativo en absoluto a la persona- se lo devuelve agradeciendo.
-Gracias Alberto.
Todo perfectamente precioso si no tenemos en cuenta el objeto "mate". Mate en descomposición, hierbas muertas en descomposición, a-individuo, pro-congestionamiento armónico, armonía con octavas y quintas.
-No tengo qué ponerme.
-Acá te presto unas pilchitas mías.
-¿Vos no querés venir?
-No, no me gustan esas clases de fiestas.
-Te la perderás primito mío.
Familia de por medio metiéndose en el medio.
-Chau primito, no te toques demasiado.
-Nos vemos Alberto.
-Adiós mujeres.
El foquito rompe contacto, cierra los ojos sin párpados, duerme sin sueños, y una rosa del otro lado.

Cuando la rosa nos muestre el circo
en su dulzura de cristal,
feliz correrás los prados,
en tu utopía de paz

Soy fiesta de disfraces… disfrazado de seres contemporáneos. Rostros pintados, jeans rotoso, lápiz labial, rubor, vestimenta llamativa, delineador, lentes oscuros, gorras, guantes, peinados extravagantes, falsedad al caminar, falsedad al responder. La gente necesita el disfraz, inventar un yo alterno. Ser uno está mal visto y se paga con reputación, con re-putación. La cara real escondida en seis toneladas de arcilla secada al sol frío de inviernos sin guaridas. Sin embargo, llamar la atención parece ser la consigna del día, especialmente la atención del sexo complementario, y no me refiero a la persona completa, eso viene por añadidura



OJO
oda os cura

Un acordeón de gente entra por el hospital de soledad. Joda a lo de la Chetita se siente por todo el barrio. Conocidos y abandonados asisten blanco a este gran circo que justifique esta noche, y la semana anterior. Brindis de fracasados, amores desconsolados en derredor de fantasías esperanzales, oníricos o ebrias. Todo corre muy rápido y hoy dudo que toque comer o blanco. Mas digo vasallos de la noche, yo hoy no después duermo contigo. Toca pintar las paredes de azul, todas de azul, pero yo soy bermellón: carmín entre marinos de puertos con simulada paz. Disfruten su excesos, que yo aprovecharé los míos en mi mundo sin seres y con nadas. Bajo colchones blancamente oscuros dormiré más profundo y menos leve que sus comer negras lámparas de lava. Un lienzo resume mi todo.

O J O
h o s
¡ d c
a u
r
a



Miro al pasillo, soy hombre extravagante de mirada de mar y miel, nariz de ciento cincuenta centímetros cúbicos en fuga hacia el patio.
Miro la cocina, soy mujeres gesticulando en elásticos vestidos, concentrando la carne para que no sobre en algunos lados y sí en otros espacios más estratégicos.
Miro al hombre en la escalera, no soy: los ciegos no se reflejan en espejos


Llegamos junto a los brillos plateados en los ojos de Marianita que tanta la caracteriza.
-Nos quedamos un rato y después nos vamos.
-Ta bien primita, lo que quieras.
-Y no me vayas a abandonar como es tu costumbre.
-Me extraña.

La fiesta está bien organizada; a la hora de comer, la gente come; a la hora de bailar, la gente baila; a la hora de irse, la gente desaparece. El reloj llevaba correctamente las manijas de los acontecimientos, con un gran número de subordinados a sus órdenes. Hoy el reloj hizo historia y yo vestido de invitados no podré hacer gran cosa para evitarlo; tampoco es que me interese en demasía.

-Ahí llegó el postre de la noche, bancame que no vuelvo viste.
-El que come y no convida…

Pan y circo prometió el cesar.
Paz y libertad juró en mi cabeza.
Estoy perdido en el prado oscuro
riéndome de la soledad del bulto.

Soy hombre fuerte de mirada volcánica con un jazmín en la mano; soy mujercita extranjera de pelos castaños y zapatos de barro, espiando entre pestañas entreabiertas. Soy cotejo de pavo reales vestidos de ocasión. Soy primer acercamiento. Soy sin prefacio. Soy beso escurridizo. Soy mutua aceptación. Soy dos lenguas en batalla. Soy mano caminito bajo la blusa. Dejo de ser mano. Dejo de ser ojos. Soy párpados cerrados. Soy excitación de dos. Soy treinta miradas de asombro. Soy mirada roja de rubia escuálida a medio llanto. Soy río de lágrimas agudas a prueba de perros y tímpanos cerrados. Soy manifestación de repudio frente a semejante situación. Soy carcajadas del hombre de mirada volcánica. Soy humillación de chetita en carrera hacia la nada. Soy murmullo de mosca rodando por la habitación. Dejo de ser rubia escuálida, hombre fuerte, zapatos de barro y jazmín. Soy fiesta de quince, de chisme, de resignación y gracia.

Centro cósmico de creación frente al lienzo que se derretía entre trazos claroscuros. Un bermellón rescatado entre tonos azules traiciona la vista tendiendo hacia la dirección ocular en una falsa codificación mental, y surge la magia.
Parálisis suspensión aura. La obra se va esquivando de mí, transparentándose junto a todo lo que la rodea. Mis piernas ven alturas inaccesibles para caer. Las piden a gritos. Los pido a gritos. Pero mi instinto de supervivencia a medio desvanecer toma un arranque de valor y salta en dirección opuesta, con terror en las venas, con el terror al orgasmo caitivo. Quiero alas para caer en infinidad de oportunidades consecutivas y simultaneas, aunque ella no me deje entrar. El mundo tambolea bajo mis piernas que se hunden en arenas movedizas, movedizas con respecto al vaivén del barco al que nunca he subido, porque siempre estuve allí. Me tropiezo aunque nunca toque el suelo. Me tropiezo con mi propio equilibrio. El bronquio dilatador se hace aceite en la mano húmeda por tantas pulsaciones amontonadas en tan pocas fracciones de segundos. Los pulmones se hacen pequeños por la cavidad de un corazón que no para de percutir al son del tambolear del barco en lagos de llamas. Calor intenso y fructífero; quiero caer en el calor, pero no debo caer en el calor; deseo y temo caer en el calor. A pesar de desaparecer la vista y predominar la translucidez, los detalles exageran más de diez veces sus alturas que caen conmigo, pero no me puedo tirar. Espuma se acumula en mi garganta, espuma que no pude digerir del todo y en un motín, aprovechando la crisis, desean salir por la boca, junto al la nausea de tanto viaje en mareas de llamas. No sólo tambolea el barco, yo también repito el ejercicio a contrapelo. El miedo me consume, el miedo de no soportar el equilibrio, perderlo hoy y para siempre, y las llamas que no encuentran el parar de incrementarse entre sus planes. El lienzo a treinta centímetros de mi punto quiere atraparme. Intento escapar y mis piernas hundidas en las arenas movedizas del barco no quieren obedecer. El páncreas estalla para llevarme con él hasta el infierno de hielo crudo. No me podrá vencer. Yo golpeo más fuerte, o lo suficiente como para dejarlo inconsciente. Te mataré. No sé quién eres pero te mataré. Te sacaré las costillas una por una por los poros de tus piernas a medio depilar. Succionaré todas tus viseras y serás un balón de hule a tres mil metros bajo el nivel del mar. No puedo contra todos los rebeldes. Parece que la lengua tiene algún tipo de tratado con el páncreas: hay que acabar el problema de raíz, me lo tragare, lo ahorcaré con mi propia falange; para qué la necesito, eso de respirar quedó en el pasado anterior. Las llamas empiezan a quemar la habitación. Los objetos se lanzan entre sí destruyéndose unos a otros. Mi brazo solidario ayudando siempre en la ruda tarea: ya llegará el tiempo que hasta él me traicione. Las llamas están a pocos instantes del techo, que empieza a oprimir mi cabeza más y más. Las venas estallan, mi sangre se solidifica por la presión y se evapora por el calor intenso de la llamas en ascenso. Escucho los cracks de mi cráneo partiéndose en millones de astillas que ensucian la sala destruida que deberás de ordenar Vicente. Mi cabeza ya tiene una base de diámetro seis y nueve milímetros de altura. Último pulso plop. Litros de sangre verde sofocan las llamas que se desvanecen apagando las quemaduras de la habitación en escombros cubiertos de un polvo blanco que solía ser mi cráneo, casi tan blanco.



blanco



Miro a Marianita caída en batalla en su superchería adolescente y me quedo sin compañera por esta noche ¿Quién me dio vela en este entierro? Mejor me voy para el patio a ver qué onda. No puede ser. Ahí está ese desgraciado. Me vio y me llama con la mano: muy tarde para escapar
-¿Que hacés acá que no te divertís adentro?
-Admirando lo pequeño que es el infinito admirando.
-Profesión interesante, ¿se gana bien?
-Pensá en la infinitud del espacio con sus infinitas estrellas.
-Sí, es lindo saber lo pequeño que somos.
-Está ahí el punto está ahí. Somos un punto en toda esa recta somos un punto, sólo una parte de ella sólo una parte, y si no estuviéramos, daría la sensación de que no variaría daría la sensación. Sin embargo, sin nosotros nada de ello existiría sin nosotros.
-Sí, la vanidad suele ser un problema.
-No es vanidad no es, o por lo menos, no solamente eso. Todas estas estrellas existen en mi realidad todas estas existen, existen porque yo las dejo existir, para hacerlas desaparecer, la magia está en cerrar los ojos está.
-Ah, eres un romántico.
-No me confundas con Hegel no me confundas. A fines prácticos es lo mismo a fines prácticos, pero vista desde otra perspectiva vista. Piensa que sin conciencia no hay estrellas, piensa. El tiempo está tan sujeto a la conciencia como la conciencia al tiempo.
-Pero el tiempo transcurre aunque no exista la conciencia. Mirá sino todo lo que ocurrió desde el Big Bang hasta Adán.
-Ese tiempo ocurrió porque nosotros somos consciente de que ocurrió. ¿Qué diferencia hay entre que ese tiempo haya ocurrido en una semana, un mes o millones de años, qué diferencia hay?
-Hawking creo que se daría cuenta de la diferencia.
-Física, el arte de la abstracción práctica.
-Más práctica que la falsa esperanza y la megalomanía.
-Entonces, señora de Hawking, dime una diferencia práctica entre un espacio sin nosotros y un nosotros sin espacio dime una diferencia práctica. Qué aleja de la nada a la no-conciencia absoluta qué aleja. No más que cálculos matemáticos. La matemática como todo pensar es estúpido como todo pensar, y la estupidez mamada estará siempre por encima de la sobria estará. Así que bebe hasta no diferenciar entre el infinito y esta casa.
-Filosofía barata y zapatos de goma.
-O felicidad de bajo presupuesto, felicidad.



negro

Texto agregado el 07-02-2009, y leído por 133 visitantes. (0 votos)


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