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En una pequeña ciudad, dos jóvenes se encontraban bajo la lluvia. Platicando, abrazados muy fuertemente, calentaban sus húmedos y fríos cuerpos debido a la tempestad bajo que estaban. La luz del farol parpadeaba intermitentemente. De pronto, una luz muy brillante los ilumino, seguido de un pitido de un coche. Aquella conversación ceso y todo quedo en silencio. Tras unos segundos, las carcajadas nacieron. Se separaron un poco y comenzaron a caminar tomados de las manos.

Habían transcurrido 15 años después del nacimiento de ellos, su amistad era tan grande que comenzaron a llamarse mejores amigos. Su caminata los había llevado a la orilla de la playa. Se sentaron en la arena. La noche había llegado casi a su inicio, esperando la muerte del sol, vieron al infinito mar. Poco a poco se bañaba en las aguas del mar fundiéndose hasta apagarse y unos minutos mas tarde, todo estaba en penumbra.

La brisa del mar revoloteaba los largos cabellos de ellos. La luna los veía desde lo alto y ellos, perdidos en la hermosura nocturna, se quedaron unos momentos disfrutando del acto. Despertaron de aquella ilusión y el, tomando su hombro, la acostó en la arena de aquella olvidada playa. Las estrellas brillaban con tal intensidad que parecían estar mas cerca de lo normal.

Las platicas comenzaron de nuevo, aquel era un día especial. Ya había caído mas profundamente aquella negrura. Ella acurrucada en su pecho, dio un extenso suspiro. Se levantaron y el saco una cajita. La abrió y dentro había una navaja sobre un acolchonado terciopelo. Su sonrisa, en ella, aparecía. El, emocionado, tomo la navaja y se la dio. Ella, comenzó a recitar un verso que de su corazón nacía...

-Hoy, después de tanto tiempo sellaremos un pacto, un pacto con sangre. La luna, imponente en los cielos, será testigo del inicio de una nueva era. Carlos compañero del alma, befito mío, pacta conmigo esta noche y que la oscuridad nos tome como sus hijos.

-Querida mía, tus palabras tiñen en mi, una nueva etapa. Aquí, frente al vasto mar, junto a ti, mi corazón se colma de dicha. Pronto llegara la era de la perdición. Mara, compañera del alma, befita mía, pactare esta negra noche contigo y la oscuridad nos tomara como sus hijos.

Aquellos dos, estaban en el umbral del infinito yermo. Tomando ambos la navaja con la mano derecha, comenzaron a cortar siguiendo la línea de la vida que se encontraba en la mano contraria.

Ya con la piel separada, unieron sus manos. A través de ellas, compartían la sangre y su pacto se sellaba. Aquella unión significaba un hasta la eternidad. Jamás iban a separarse, siempre estaría el uno con el otro.
El viento comenzó a estremecerse y aumento su fuerza, de sequito, el agua del mar se junto. Pareciera que el caos había aparecido en aquel lugar, ellos serenamente disfrutaban el momento y repentinamente, todo quedo en silencio.
Cautivos, debido al momento, quedaron varios minutos tomados de las manos. La sangre goteaba y al caer en la arena, esta la absorbía y era llevada hasta lo mas profundo. En un instante, un sonido comenzó a escucharse, rompió aquel mágico momento, el viento volvió a soplar, la muerte de las olas podía percibirse y aquel graciosos sonido provenía del pantalón de el.

La alarma de su celular indicaba que era tiempo de irse, tenían que apurarse si querían que esa noche mágica no terminara en un castigo para ambos. Atravesaron el pequeño desierto y llegaron a los inicios de la ciudad. De nuevo, el ruido golpeaba con fuerza sus oídos. Aun con la mente perdida, escucharon el sonido del claxon de un coche. Abordaron el taxi y fueron llevados a casa de ella.

Como era de costumbre, el buscaba en su cartera unas cuantas monedas para pagar el taxi, siendo esta una difícil tarea. Bajaron del taxi y vieron el cielo. La luna se había tornado roja como la sangre pactada. Entraron en aquella casa y todo estaba en penumbra. Apenas una gélida luz se percibía en el borde de la pared. Todos los habitantes de aquel lugar estaban frente al televisor en el cuarto mas fresco.

Sin hacer el mas pequeño ruido, entraron al lugar. Fueron directamente a un costado de la puerta. Sus platicas nacieron de nuevo pero ahora, susurraban al oído del otro. Pasaron los minutos, tan rápidos como cuando estaban juntos. Sin previo aviso, aquella claridad se apago. Se quedaron un poco mas tiempo en ese lugar y cuando todo quedo en completo silencio, decidieron sentarse en las escaleras.

La noche avanzaba mas y mas. El frío se intensificaba y aquel temblante chico abrazo a aquella chica compartiendo su amigable y sincero calor para abrigarse del fiero frío. El reloj daba las nueve en la brillante cajita electrónica. Se hacia tarde y raramente, la madre preocupada no había llamado.

Dieron las diez, y un recuerdo olvidado vino a la memoria de el, su madre había dicho que tenia que regresar temprano. Pero destruyo aquel recuerdo, silencio su celular y siguieron disfrutando aquella noche tan especial. El tiempo pasaba y dieron las once. Por fin, su teléfono sonó, su madre la buscaba pero para su sorpresa, estaban ya en su casa. Aun así, mando a dormir a la joven y que despidiera a su invitado.

Aquella magia estaba a punto de llegar al final. Pero, sabían que aun tenían la despedida, la larga despedida. Salieron de la casa, aun un poco húmedos por la lluvia, el le dio un fuerte abrazo y estuvieron así por largos minutos.

-Aun no quisiera irme, pero si no me retiro, sentiré la frialdad de una bala traspasar mi corazón. Detestable es el momento de mi ida. Permíteme darte mi presente,

-No quiero que te vayas, este es el peor momento, en el cual, me dejas de nuevo. Espero este tormento con disgusto.

-Cierra los ojos y confía en mi.

Ella cerro lentamente sus ojos. La sorpresa, aquella dudosa sorpresa pasaba con varios significados en su mente. El, la miraba con ternura, con un gran amor. Se acerco poco a poco a sus labios, se desviaron un poco y la beso. Aquel beso estaba situado a unos cuantos milímetros a lado de los labios de ella.

La eternidad los arropo, parecía interminable aquel dulce regalo. Pero, un grito proveniente de la casa termino con la escena. Se separaron y ella le dio un gran abrazo. Entro a la casa y la puerta se cerro.

El camino hasta la carretera y se dirigió a su casa. Tomo un taxi y su mente jamás olvido, ni por un segundo, a ella. Al llegar a casa, todos dormían. Entro con sigilo hasta su cuarto. Por otra parte, ella había terminado de ordenar sus cosas para ir al colegio al siguiente día.

Ambos, al mismo tiempo, se desvestían y cambiaban sus ropas por una pijama. Pensando en el otro y en las maravillas de esa tarde, se acostaron en sus camas. Las luces se habían apagado, solo el resplandor de los celulares resplandecían en la oscura habitación. Leían los mensajes que el otro les había mandado tiempo atrás. Los recuerdos venían a sus mentes y al final, el cansancio los venció y quedaron profundamente dormidos.

Entre sueños, se encontraron volando en el éter cósmico, sus cuerpos desnudos resplandecían por una brillante luz. Una danza mística era realizada por ellos. Una melodía siniestra resonaba por todo el lugar. Un ambiente frío, melancólico y un tanto caótico, y allí, ellos seguían su festejo en aquella abominable unión.

La melodía cobraba fuerzas, el caos se hacia mas profundo y la danza ceso. Aquellos dos, abrazados tiernamente, comenzaron su metamorfosis. Sus colmillos se afilaron, sus ojos se tornaron rojos como la sangre que corría por sus cuerpos. El alma se tornaba negra como la noche.

Así despertaron ambos al mismo tiempo, sudando fríamente se levantaron de sus camas. Todo estaba en penumbra. Las cortinas estaban cerradas y apenas una pequeña luz salía de la obertura de estas. El día empezaba para ambos y abrieron de par en par las viejas cortinas.

La intensa luz del alba resplandeció en sus rostros. Una llameante ola de dolor quemaba ardientemente sus caras. Rápidamente, cerraron la protección contra aquella luz. Había resultado, eran hijos de la madre oscuridad. Una sonrisa apareció en casa uno y así comenzaron su día. Tomaron unos anteojos y con ellos pudieron enfrentarse a su eterno enemigo, el sol.
Eran ahora hijos de la oscuridad, dueños de la noche, enemigos del sol, vampiros o como ellos comenzaron a llamarse, los exiliados de la luz. La profecía se había cumplido, su poder venia directamente de la fuerte primigenia. El sol apenas dañaba sus cuerpos mas sus ojos eran sensibles a la luz.

La chica salió de su casa y con su destreza, se ocultaba del sol. Mas un rato después, el sol golpeo con sus rayos directo a su piel. El dolor insufrible se apoderaba de ella. Un pequeño escalofrío iba en aumento a través de su cuerpo, calmando aquel dolor. El sol había perdido la batalla, ella había logrado la inmunidad contra el.

Cerca de allí, el salió de su oscura habitación. Al abrir la puerta, el sol golpeo de lleno su cuerpo y cayo de rodillas. Un débil humo emanaba de su piel. El calor ardiente quemaba con ardor. Igualmente, un frío mágico enfriaba el cuerpo y detenía aquel sufrimiento. Busco unos lentes y protegió sus ojos.

Apenas su primer día y sus experimentaciones eran dolorosas. Pero aun faltaba experimentar la maravillosa noche. La mañana pasaba lentamente, vivir siendo alguien diferente era un reto para ambos. Paso la tarde y por fin llego la tan anhelada noche.

Sus ojos volvían a tornarse rojos, sus sentidos se agudizaban o eran como antes a su voluntad. Y los colmillos crecían y se afilaban al pensar en la deliciosa y roja sangre. Habían alcanzado su sueño, por fin eran vampiros. Dueños de la noche, decidieron probar sus conocimientos en el tema.

Pasaron los días y experimentaban sus nuevos poderes pero no volvieron a hablarse por que probaban sus nuevas habilidades, pero aun así siempre pensaron en el otro. El jueves en la noche, el teléfono sonaba en casa de ella. Contesto y en el otro extremo de la línea, la voz de el.

Confirmaron el festejo del siguiente día y hablaron un poco de su vida, y terminaron de hablar. Se acercaba el cumpleaños de ella, aunque solo era festejo el sabia que significaba mucho para ella.

Llego el día y aquel festejo salió tal como fue planeado.

Texto agregado el 19-02-2009, y leído por 57 visitantes. (0 votos)


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