| 
 
 Lenguaje aprendido
 
 
 
 Él no conocía el protocolo y veía turbiamente los movimientos.
 De manera indecisa y con intención alerta, se movió unos pasos.
 Pudo comprobar con una sencilla observación natural,
 Que sus desplazamientos, que trasladaban la energía,
 Causaban en los allí congregados, desplazamiento empírico,
 Ya en sus mentes, como en sus repetitivas palabras.
 Su mirada hacía que los reunidos desplazaran el semblante,
 Cambiando de expresión sus ojos y su gesto.
 Se dio cuenta, poco a poco, que según lo que él demostraba,
 El resto, todos a la par, respondían con las mismas reacciones.
 
 Poco a poco se fue haciendo dueño de la impresión
 De que se estaba apropiando de algo que no conocía.
 Estaba sembrando su cabeza de algo sobre los que allí había.
 Estaba diseñando un criterio que, habiendo hecho acopio,
 De lo que aquellos demostraban, le susurró lo fácil que podía ser
 Llegar a entenderlos.
 
 Él era, aunque un incomprendido en el idioma,
 Un poeta con la mirada. Se dio cuenta entonces
 De ser un gran comunicador, que magnificando
 Lo que había logrado con aquellas pequeñeces,
 Podía convertirse en el ser que todos necesitaban
 
 Un ser que les enseñara a valorar la belleza.
 Él no era un líder, más no podía evitar que aquellos
 Fueran dignos de su admiración, amor y respeto.
 
 
 Aguadulce, marzo de 2009
 José María de Benito
 
 
 |