Se compra una casa, pero no un hogar.
Se compra comida, pero no el apetito.
Se compran las medicinas, pero no la salud.
Se compra una cama, pero no el sueño.
Se compran libros, pero no la inteligencia.
Se compra el lujo, pero no la cultura.
Se compran seguros, pero no la seguridad.
Se compra un templo, pero no la salvación.
Se compra un servicio, pero no el amor.
Se compra un payaso que nos haga reir, pero no la alegría.
Se compran siervos, pero no amigos.
Se compra una meretriz, pero no una esposa que ame.
Se compran lentes, pero no la vista.
Se compra conocimiento, pero no la sabiduría.
Se compran conferencias, pero no la paz.
Se compra un crucifijo, pero no un Salvador.