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Esta es la historia de Daniel a quien le gustaba referirse al él mismo como “bambino”. Y no es por que tuviera descendencia italiana o que hubiera estudiado en Italia. Era por que él sabía en el fondo que él era el bombón de bombones, rey de mil corazones, el siempre clásico chico de la cuadra aunque ya estuviera en sus 30.
El se consideraba una persona muy atractiva, y gracias a sus talentos innatos, heredados por sus padres quienes gozaban de buen gen, nunca tuvo problemas, o bueno por lo menos con las chicas. Desde muy pequeño sabía, aun cuando en la primaria lo confundieran con niña, que lo que veía en el espejo era su mejor amigo, ósea su reflejo. Le encantaba verse en el espejo y admirar su bella sonrisa, y sus colorados cachetes y sus infinitas pestañas. Sabía desde pequeño su vocación y por eso a la secundaria renunció y al modelaje se dedicó.
A sus 13 años empezó, y viajo por el mundo sin pudor, Versalles, Rusia, Sudáfrica y hasta Mongolia conoció. Para sus 14 años su sobrenombre de “Bambino” se extendió. Era tan famoso que personas de todo el mundo compraban las revistas al ver su cara en la impresión, las chicas alrededor del mundo formaban club de fans y de pronto estallo una BAMBINOMANIA a nivel global, a la par de Madonna y coca cola Bambino se codiciaba!
Todo marchaba perfecto, más perfecto que una leyenda de éxito. El notaba que su belleza solo aumentaba cada año, y sabia que las estrellas se habían alineado para darle tan buen sabor a su vida. Su presetanciones en la televisión, revistas y otros medios en Internet opacaban cualquier noticia. Él era la verdadera sensación. No había ni un medio que prefiriera otra noticia que este bombón!
Pero como lo dicen las leyes de física todo lo que sube tiene que bajar, y bambino si que bajó, se calló de un avión y su cara se destrozó. Ni una entrevista, ya más nadie quería verlo, no querían quitarse la imagen del perfecto viviente “adonis” y se rehusaban a verlo. Ni siquiera “The E True Hollywood Story” quería redactar la historia. Bambinomania desapareció más rápido que la coca cola sabor limón. El no sabia que hacer, su cara no había quedado tan mal, sí de hecho ya no era perfecto, la nariz ya no estaba en su lugar, pero su reflejo aún le sonreía del otro lado del espejo.
El se preguntaba por que nadie más quería verlo, si “bambino” no era solo uno de un montón. Ahora que se veía bien en el espejo, se veían aun más conquistador, más varonil, y hasta más machín. ¿Cual era el problema? Así que en busca de una respuesta a los dioses a la India fue a dar. Buscando entre tonos violetas y dorados su respuesta en las afueras de un templo fue a encontrar. “¡Oh no!” exclamó, “los caminos de la vida no son como yo pensaba, no son lo que imaginaba, no son lo que yo creía” y un bello camello le contestó “¿pero que no que eso es una canción?”, y bambino le contestó “pues obvio, microbio, pero de mí se escucha mejor”. El camello rió y dijo “oye pero ni una rota nariz a ti te vuelve infeliz”. Y al fin con eso entendió que era feliz y en el modelaje ya no insistió.
Bambino continuo unos meses más en India, ese camello llamado Eu sí que le daba “mello”, es que en el encontraba toda las respuestas a sus preguntas. Bambino le preguntaba sus dudas acerca de la vida como “Eu ¿que es un rebelde?”, y el camello lo sacaba de su duda con “Dícese quien todavía no ha conseguido salirse con la suya”. También aprendió lo que era finalmente la “Inteligencia”, ya que el Camello le insistió que era “la cualidad intelectual que atribuimos a quienes están de acuerdo con nosotros”. El camello era un sabio, es que él era el verdadero bambino. Y el de nuevo era afortunado al tenerlo a su lado. Pero de nuevo la suerte de Bambino dan llegó y el camello de un duelo no sobrevivió. Y se quedo sólo de nuevo.
Pero Bambino no sabía llorar, así que de nuevo a su reflejo fue a buscar, y no lo podía creer seguía su nariz igual de rota, lo cual derrochaba un sex appeal increíble que ahora debía compartir con una novia.
Así que Bambino partió al lugar donde conocía a las mujeres más hermosas, sí, a Mexico. Al llegar y por ser la novedad las chicas no se dieron del rogar. Tenía a Sonia, Julieta, Sofía, Teresa, Juana, Chabela, Inés, y a Juan en su puerta sin pensar. ¿Que hacer ahora? ¿Que hacer Ahora? Si tan sólo el verdadero camello pudiera contestarme esta pregunta y ayudarme a salir de este dilema sin hacer sufrir a ni una de mis nenas.
Sabía que aunque ya llegaba a los 30 las chiquillas se morían por sus costillas, y ¿como las podría culpar? Aún con la nariz rota las hacia suspirar. Y de nuevo escucho las palabras con las que conoció al verdadero bambino de todos los tiempos, el camello Eu “pero a ti ni una nariz rota te vuelve infeliz” pues claro, ahora lo entendió todo, no necesitaba aún encontrar a alguien para sustituir el cariño que le tenía a sus almas gemelas, al camello Eu ni a su reflejo. Así que dejo la casa de sus apás y se fue hacia la isla Mauricio. Donde cuenta la leyenda que si te acercas a la playa aún puedes escuchar las platicas entre él y el camello Eu, y si escuchas bien y con paciencia puedes oir Eu definir impaciencia (en bajito) “esperar con prisa”.

Texto agregado el 21-03-2009, y leído por 102 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
27-03-2009 jajaj muy muy buena historia. dearalice
21-03-2009 de verdad me ha gustado leer tu historia. una buena historia historia referente a un adonis que conserva su alma en su corazon. un abrazo.5* carolina52
21-03-2009 Me he divertido mucho leyendo tu cuento. Muy ingenioso. Felicitaciones. ZEPOL
 
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