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Inicio / Cuenteros Locales / carlosthem / Cuento de Navidad: En la estación

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La mujer llegó de noche. Una noche negra y sin luna.
Se sentó en el último banco de la estación bajo la luz de una farola.
Había pasado en teoría el último de los trenes, la estación estaba tan a oscuras como la misma noche.
Puso la manos sobre su regazo, estaba embarazada y a punto de dar a luz.
Mientras esperaba a romper aguas, la luz de la farola que se encontraba sobre ésta, comenzó a iluminarse cada vez más.
La mujer miró hacía la misma y vió que una figura con una capa azul se estaba materializando entre medias del halo de luz.
Se quedó sorprendida al ver que la figura era una mujer joven, esbelta y de un rostro que rayaba en la perfección.
La aparición se acercó hasta ésta y la sonrió con una dulzura que jamás había visto antes en su vida.
"Buenas noches hija mia, espero no haberte asustado", dijo la aparición.
"¿ Quién eres tú y cómo es posible que hayas salido de la luz de esa farola ?, y ¿ Por qué me llamas hija tuya, no eres mi madre", preguntó intrigadísima la mujer.
"Si lo soy, soy tu madre y la de todos", respondió la aparición con una sonrisa suave y dulce.
"¿ Sabes que tienes una sonrisa muy bonita ?", le comentó la mujer.
"Gracias, hija mia,¿ Y tú sabes quién soy Yó en verdad ?".
"No, no se quién eres, ni porqué estás aquí conmigo ahora, voy a dar a luz, es todo lo que sé en éste momento", contestó la mujer, con esa misma cara intrigante que tenía desde que apareciera aquella joven. "Soy la Señora del Perpetuo Socorro y he venido a ayudarte en tu parto", contestó la joven.
"¡ Madre mía, la virgen María !", exclamó la mujer abriendo sus ojos.
"Asi es, soy la virgen María, la Señora de todo lo imposible", respondió cortés y sonriente a la mujer.
"¿ Y por qué estás aquí, Yó he dado a luz otras veces sola, y nunca he tenido problemas", dijo la mujer extrañada.
"Porque tu parto es más dificil que los anteriores debido a tu edad y porque esa niña será especial", contestó la virgen María.
"¿ Parto dificil ?, ¿ Una niña especial ? , ¿por qué debe nacer de mí ?, Yó no soy nadie, sólo una pobre mujer que vive en una casa muy modesta, no tengo dinero, no tengo en verdad nada", dijo la mujer casi sollozando.
"Bienaventurada seas hija mia, porque Yó puse los ojos en tí para que dieras a luz a la salvadora de muchas almas", la devolvió la Virgen, secando con su capa azul las lágrimas que empezaban a resbalar por la mejilla de la mujer.
"No sè que decir de todo esto, pero si me has elegido para algo grande, que sea tu voluntad", respondió la mujer cerrando sus ojos, cómo en señal de respeto a esa decisión de la Virgen.
"Ten fé en Mí, hija mia y todo saldrá bien", dijo la Virgen poniendo su mano sobre el vientre de la mujer.
Los minutos comenzaron lentamente a pasar, de pronto la mujer empezó a romper aguas y la Virgen la preparó para que diera a luz.
Una vez estuvo lista, la mujer cerró los ojos y en ese mientras, cómo por arte de magia sintió la cabeza de la niña salir, después los hombros, los brazos, el cuerpo y por último las extremidades inferiores.
La mujer no había tenido ni un sólo dolor, pareciera que estuviera anestesiada de cintura para abajo.
"Ya está hija mia, te entrego a tu recién nacida", dijo la Virgen depositando a la niña entre los brazos de su madre.
"Gracias Señora, por haber hecho que naciera mi hija sana y salva y por ayudarme en este parto, ha sido el más rápido e indoloro de los que haya tenido nunca", respondió a la Virgen entre medias de sollozos.
La Virgen la devolvió una sonrisa angelical, puso su mano sobre la frente de la mujer y ésta última cerró sus ojos y se quedó dormida.
"Descansa ahora mujer, debes de recobrar tus fuerzas para hacer de esta niña algo grande entre la humanidad", la dijo mirándola con dulzura.
La Virgen recogió a la niña de entre los brazos de su madre y levantándose del banco, se dirigió hacía la farola. Tocando el cuerpo de la misma, elevó la luz y la tranformó en calor para que la mujer no tuviera frio. Después comenzó a ascender hacía el cielo hasta que desapareció.
Al cabo de unas dos horas, apareció de nuevo en la estación, portanto a la niña entre sus brazos y despertó con suavidad a la mujer.
"Aquí tienes a tu hija, mientras descansabas subí al cielo con élla y Dios padre la bendijo. Cuida bien de ésta pequeña en la tierra, así como nosotros, lo haremos desde el cielo. Ahora debo irme, mi misión aquí terminó. Cuando me haya ido, la estación volverá a ser cómo siempre, Yó hice una parada en el tiempo para que pudieramos estar a solas las dos", dijo la Virgen.
"En verdad que eres la virgen María, nadie más en el mundo, hubiera hecho lo que tú en ésta noche conmigo", comentó la mujer.
La Virgen, comenzó a elevarse entre la oscuridad del cielo de nuevo, hasta desaparecer de la vista de la mujer.
La estación volvió a encender sus luces y el silbato de un tren se empezaba a escuchar en la distancia.
La mujer miró hacia la niña, y pensó que no tenía nada con que abrigarla, pero se dió cuenta de que lo que rodeaba el cuerpo de la pequeña era una túnica azul, la túnica de la Virgen María.
Comenzó a andar hacía las afueras de la estación, mirando de vez en cuando a la luz de la farola, una farola que trajó la vida, para dar vida a alguien en la tierra ...

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2008. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 11-05-2009, y leído por 152 visitantes. (0 votos)


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