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La casa ardía, se consumia a un ritmo demoledor.
Todos los vecinos salieron asustados, escapando de la humareda, temiendo que el fuego tomara sus hogares o los derrumbe alguna explosión intermitente.
Poco importaba una intoxicación ante el alboroto general, ante la curiosidad y la posibilidad de enterarse si Jose habia conseguido un trabajo decente, o si finalmente, Rocio se había divorciado
de su marido golpeador.
La casa ardía mucho antes que llegaran los primeros bomberos, los movimientos en ella siempre fueron extraños, remarcaban los vecinos.
Jose, que sufria insomnio diario, afirmaba que por las noches llegaban autos lujosos al barrio
e iban directo a su garage, permanecían casi media hora y luego partían. - Una vez conte catorce ! dijo sorprendido y los pensaba como ovejas.
Amanda lo miraba, pensaba que estaba abandonada y que la tomaron los indigentes
que merodeaban las calles - Seguro fueron los cirujas ! finalmente la tomaron y prendieron
una fogata - acuso, clavando la vista en mi, futuro pirómano de carton.
La casa ardia y llegaban mas dotaciones de bomberos. Combatían las llamas desde varios ángulos con sus mangueras tratando de controlar el siniestro.
- ¿Quien se hace cargo de este desastre? mañana! - grito Rocio y el bombero a cargo la miraba de reojo mientras trataba de alejar al gentío.
Las explosiones mermaron victimas del agua, de la buena estrategia planteada al servicio de la comunidad, experimentada en esto de apagar incendios.
Los primeros bomberos que lograron entrar a la casa fueron derivados al hospital más cercano como heroes asfixiados.
La segunda camada tomo menos riezgos y la escoltaron desde el aire. Todo estaba derretido o por derretirse. Apuntaron contra todos los tonos rojos, amarillos y naranjas a su paso.
De pronto, a traves del pasillo vieron luz por debajo de la puerta. Se miraron atónitos, era imposible
que funcione la electricidad en aquel desastre. - Debe ser el reflector de algun compañero - grito Angel, dando ánimo.
Avanzaron y descubrieron el terror. Se enfrentaron a un baño intacto al abrir la puerta, despoblado y limpio, cubierto en marmol azul y completamente iluminado por un trio de lamparitas que sobresalian del espejo ni siquiera empañado.
En la bañera, del lado opuesto a la canilla, descansaba un colección de muñecas de cera arrinconadas nadando sobre clavos oxidados. Los clavos tenian letras sobre sus lomos, vieron los que pudieron.
Muchos escaparon aturdidos, con la guardia baja y se calcinaron en pánico, otros se desmayaron intentando salir y se calcinaron soñando.
Angel permaneció ahí, formando palabras en las muñecas perforadas, y sobrevivió.
Mas tarde lo llegue a conocer , cuando fue dado de baja por loco ya que nadie vio nada y no le quedo otra que salir a cartonear, me conto su versión de la verdad envasada en un tinto.
El pobre aún se debate entre carpas y parcas
por la mañanas, cremar o mercar por las tardes y en manadas de Amandas por las noches.

Texto agregado el 14-05-2009, y leído por 237 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
15-01-2011 Me gustó tu cuento, sigue escribiendo. teresatenorio50
03-07-2009 Muy buen texto, placer pasar, mis***** nanajua
23-05-2009 efecto! muy buen tacto para sincronizar las ocurrencias magoazul
21-05-2009 Extrañísimo!!!! Me gustó, es para desgajarlo y saborear cada párrafo, por agridulce que sea (sí, lo encuentro agridulce) La_Aguja
16-05-2009 Muy bueno , usas incongruencias que no lo son en un todo muy original , me gustó =D mis cariños dulce-quimera
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