mis pasos siempre tienen el apuro de llegar rápido a todos lados. ya no siento el camino, sólo el miedo absurdo de no sentir mi respiración cuando me incrusto los audífonos en las orejas. suenan las mismas canciones que me obligan a sentarme en una banca en algún tramo de Ahumada y encender un cigarro. la primera bocanada de humo siempre es la mejor-pienso-y no hay nadie que pueda asentir. soy libre pero no y creo que algunas películas me están haciendo imaginar cosas que no son.
estar solo es lo más cruel que hay, pero también es lo más sincero leí una vez por ahí, de los lienzos celestes. y es así, el no expulsar como a propulsión a chorro las palabras que reflejan lo que tengo en los huesos. trato de no vomitarlo todo, menos por las noches cuando a veces, sólo a veces no puedo dormir y me quedo con la luz de la calle hablando sola o hablándome a mí misma repasando a ver si hay algo que me de una razón para despertar al otro día con más tranquilidad. pero no existen las palabras ni las personas, ni los café ni los amuletos de buena suerte con la forma del horóscopo chino. no existe nada de eso porque esto es como un ahogo y el que esta persona escriba sobre sí misma es una vergüenza que prefiero pasar antes que se me pudra todo acá adentro y la pena haga metástasis en mi corazón.