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El proyectil flexible

Leyendo un libro de Stephen King, que se llama “La expedición”, me reencontré con un cuento titulado “La balada del proyectil flexible”, no he podido sacarme la idea central de la cabeza y este es un intento, absolutamente basado en la ignorancia científica pero también en una experiencia de vida. Mis disculpas por ahondar en un tema desconocido desde la teoría, pero vivido en la práctica.

¿No se han preguntado qué pasa con uno, con su mente y su cuerpo después de años de sometimiento a dolores físicos y emocionales? por momentos he llegado a creer que todo se cura, que uno es su mejor doctor, apoyado por la fe en un Dios, en un amor, en un hijo o en un amigo. Por otros me parece, y me refiero a una persona puntual, a alguien que conozco o que conocí, que es como si de pronto la parte emocional y el cuerpo físico no resistieran después de años de una vida en apariencia normal, común, con conductas habituales.
¿En qué momento y cómo es que pasa? Creo que la locura es algo que llevamos dentro todos en mayor o menor medida, con más o menos síntomas visibles para el resto, locuras leves como la obsesión por el orden o locuras jodidas como violentarse por cosas mínimas.
¿Pero cuál es el resorte que nos empuja hacia la locura peligrosa? Esa que King describe en su relato, ¿en qué momento se dispara el proyectil flexible?, ¿en qué momento esa locura latente aflora ya descontrolada? Siempre pensé que la demencia ocurría de golpe, un día te despertabas y ni te dabas cuenta que estabas rematadamente desequilibrado. Desde hace unos días no dejo de pensar lo contrario.


Me ha surgido la idea de que ocurre todo lo contrario, a ver si me aclaro y aclaro lo que escribo, pero antes y a raíz de una charla de chat, quiero separar lo que llamamos locura en tono liviano y de broma, esos tics que todos tenemos y nos hacen diferentes a la locura a la que me estoy refiriendo en un principio, que es la psicosis, la esquizofrenia. Perderse de la realidad creando intencionalmente o no, una realidad paralela.


He concluido que uno puede llegar a la locura de forma intencional aunque la intención venga desde el subconsciente. Estoy casi segura de que podemos comparar el cuerpo y el espíritu con una esponja, de que así como estos absorben líquidos, los otros absorben emociones, dolores, golpes recibidos de manera gratuita o que les damos intencionalmente al considerar con absoluta liviandad que somos imbatibles e irrompibles.
Estoy casi persuadida de que como existe un límite de absorción, y llega un punto en que la esponja ya no seca, así cuerpo mente y espíritu colmados dejan de absorber, y como todo lo que sube tiende a bajar, todo lo que entra tiende a salir.
El “brote” es esa salida, ese escape. Un buen día, saturados de dolor el instinto de sobrevivir nos corre una cortina ante lo real, haciéndonos olvidar padecimientos, tormentos, dolores, sufridos y provocados. Y nos volvemos irremediablemente locos.

Y ahora, pasando a lo conocido, a lo cercano, creo que eso es lo que te pasó a vos, al que fuiste y ya no sos. Imagino que las torturas, la vida llevada de los pelos, siempre intentando obtener respeto y consideraciones, tratando intensamente de borrar las tristezas sin lograrlo a fondo, siempre ese velo turbio en la mente que no dejaba que disfrutaras de los momentos felices.
No puedo dejar de tener presentelo que una amiga me dijo y repitió durante años respecto a vos, dada la vida que tuviste (sin entrar en detalles de elección o de destino, vista desde afuera, sin prejuicios) :”demasiado bien está, considerando que podría ser un delincuente, un alcohólico, un adicto o un golpeador con el caldo de cultivo que tuvo durante toda su vida, Una niñez de abandono, una adolescencia sin límites y una adultez de déspota”. Ahora veo el resultado y mi conclusión inicial más cercana a la verdad. La vida, la naturaleza, el tiempo se lo cobró, y así como no fuiste volviéndote paulatinamente adicto, alcohólico o golpeador, sí te fuiste volviendo loco.


A veces aparecían los tics, otras tantas no, pero el resultado está a la vista. No sé que es menos peor (no cabe la palabra mejor), porque esto de saberte insano duele un montón, por lo que fuiste y por lo que fuimos.

Texto agregado el 23-05-2009, y leído por 279 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
13-02-2010 Gracias por invitarme a compartir ésto!.ES todo un tema!5* tursol
18-09-2009 TE HAS METIDO EN UN TEMA HARTO DIFICIL, y lo tratas con el respeto que se merece un padecimiento humano, y con la experticia literaria propia de tu genio distintivo. La locura puede tener dos orígenes, uno físico y otro psicológico. El físico, (excluyendo un traumatismo, golpe, ingesta de drogas etc.) se atribuye, superficialmente expuesto, a una deficiencia del cerebro que no logra producir las sustancias químicas necesarias para funcionar, cayendo en comportamientos erráticos, pudiendo llegar hasta la esquizofrenia. Curiosamente, es el más sencillo (dentro de su complejidad) de curar, pues basta medicar al paciente proporcionándole los elementos que necesita, y mientras los ingiera, su conducta tiende a normalizarse. Más difícil de diagnosticar y eventualmente de curar es la locura proveniente de factores psicológicos. Aquí, el abanico de explicaciones varía con la cultura y la mentalidad de los pueblos, los cuales le han atribuido causas supersticiosas, sobrenaturales y demoníacas (¿!) hasta explicaciones mucho más racionales y acertadas, como las que dieron desde la antigüedad los griegos. (¿Sabías que en Alejandría se desarrolló la medicina con gran eficacia y se atendieron con especial dedicación los problemas psiquiátricos? A los enfermos mentales se les cuidaba en sanatorios donde el ejercicio, las fiestas, la relajación, la hidroterapia, los paseos y la música formaban parte fundamental del tratamiento. Y en Bagdad se construyó en el año 792 el primer hospital psiquiátrico de la historia) El tema es amplio, y éste no es el sitio adecuado para tratarlo, pero tu texto es un valedero cuestionamiento, muy sensato acerca de este ancestral padecimiento humano. Te felicito por el enfoque que das al tema, por otra parte, apasionante. Y si, el camino a la locura puede ser súbito, como en mi texto “EL CIELO CIERRA A LAS CUATRO” (valga el comercial) o paulatino, lo cual es mucho más frecuente. ZEPOL
01-06-2009 Ufff, XD!!! mujer ,es asi... cuantas verdades wen tu reflexión, todos de un modo u otro queremos evadir tantos años de dolores que no acaban de sanar, excelente tu reflexión, mis***** nanajua
29-05-2009 Un tema para reflexionar... Aunque un mundo mas profundo de lo que nuestro intelecto concibe... En teoría pareciera que la mente saturada de penas... se fuga a mundos menos dolorosos... en un paulatino cambio imperceptible y sutil... en un desesperado acto de alejarse de la realidad que lo maltrata... annika
25-05-2009 Es bueno, es sano hacer catarsis escribiendo, igual quedarán cicatrices pero es menos doloroso verlas. Un abrazo. nefftali
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