Mal día en el trabajo. No entiendo la satisfacción de las personas luego de ser supervisadas. Independiente si el supervisor es un buen compadre o una mierda de mujer, sigue siendo un tipo que está ahí para saber si estás haciendo bien tu maldito trabajo. Una especie de policía del trabajo, y gana un mejor sueldo que tú y seguramente no se parte el culo trabajando como tú. Lo que siempre sucede, llega la supervisora con esta cara de simpatía y su abrigo negro caminando. Te saluda como si fueran amigos de toda la vida y te montas en su vehículo para salir a terreno a verificar si tu trabajo esta siendo bien hecho. Por mil razones la supervisora te conversa sobre su vida, lo malo que está Santiago, que ganas de vivir aquí en el campo, etc. No tiene idea lo que es Santiago, me cuenta que hace pesas y que la muerte es para descansar, la vida no. Que idea tendrá esta tipa de descansar, algún día de su vida llegará a una edad en que se dará cuenta que todo lo que hizo sobre todo relacionado con su trabajo fue ser una policía de obreros. Ver si de verdad hicieron bien el trabajo encomendado, como si con eso ella ganara más dinero. Una mierda, sus cuatro años en la universidad no se comparan a mis veinticinco de vida y mi hija está enferma. Que le importa un carajo a ella eso, mientras el trabajo esté bien hecho. No tiene idea que dormí tres horas sin haber bebido ni una gota de alcohol, solo observando a mi pobre hijita sufrir su resfrío, vomitando flemas y buscando el calor paternal que le brindo cuando no ando bebiendo. Ella solo espera terminar pronto su rutina detectivesca y tomar el bus de regreso al infierno llamado Santiago. Da lo mismo, mi colega estaba nerviosa, creía que perdería su empleo. Le dije lo de siempre, “no se preocupe, es solo un día mas en el trabajo..”.