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El MiOrEx.

Prólogo.

Los nuevos salones digitales acababan de ser aprobados para su inauguración en el centro de Ocio.
Los seis jóvenes de edades comprendidas entre veintidós y veinticuatro años, se encontraban disfrutando una coke y una hamburguesa, mientras esperaban la apertura de la parte más jugosa de aquél lugar.
Probarían, por fin, las nuevas salas de hologramas, con pantallas de video dinámico en tiempo real.
El espectador quedaba bajo un trance psíquico, mientras el simulador MiOrEx entraba en su mente, deleitándola con sus imágenes en 3D.
Las pantallas eran un simple pero fiel reflejo de lo que cada uno de los espectadores, estaba disfrutando en el interior de su mente.
El MiOrEx había sido durante los últimos años el simulador holográfico más solicitado.
Ahora el MiOrEx acababa de entrar en su etapa final, la versión E.
Sus correctores mentales habían sido afinados para un mejor acoplamiento psíquico y las imágenes se habían creado mucho más ricas y complejas.
Susan estaba demasiado impaciente para esperar más, deseaba ser "abducida" durante un buen rato por aquella nueva versión del MiOrEx, dejando que la inundara con sus escenas.
Susan fue una de las pioneras en probar el simulador en su país.
Tocaron las 22:00 en el reloj tridimensional del centro.
Las verjas de acero se abrieron y los seis jóvenes entraron a las salas de hologramas los primeros.
Charles y Susan fueron a la Sala 1, dónde se exhibía una película de acción sobre un mar bravo y desafiante.
Joan y Ray, eligieron la Sala 2, una película donde unos laboratorios clandestinos se convertirían en una jungla de actividades experimentales sin cuartel.
Por último Roberta y Alan, prefirieron la Sala 3, algo un poco más light, la relación de una pareja en medio de un ir y venir de acción, al estilo de las calles de NY.
Las salas se tornaron en una tenue luz, los jóvenes se sentaron en las butacas, que amortiguarían las sacudidas que el simulador ejecutaría en el cuerpo y mente de cada uno de ellos.
Susan se relajó y cerró los ojos, lo mismo que sus demás amigos.
Los controles de la respiración y la tensión arterial, fueron conectados a los muchachos, para su completo control en caso de anomalías durante la reproducción.
Las escenas eran tan reales a veces, que hacían que los espectadores reaccionaran a ellas de forma imprevista.
El simulador, con potencia suficiente cómo para penetrar en la mente de veinte espectadores al mismo tiempo, comenzó a introducir las primeras escenas poco a poco en cada uno de ellos, las barras que servían para mantener sus cuerpos seguros sobre las butacas, bajaron a ras de su cintura, sujetándoles el tiempo que durara la exhibición de cada una de las películas.

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2006. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 15-06-2009, y leído por 80 visitantes. (0 votos)


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