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Inicio / Cuenteros Locales / orbisalas / El Flaco y el Angelito negro

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El Flaco en la esquina, esperando la luz verde para cruzar.
Distraído como siempre, siente que alguien llama su atención, tirándole del pantalón.
Mira a su lado y no hay nadie, pero voltea hacia abajo, y era un niño negro:
-¿Me ayuda con una moneda, por favor?.
El Flaco ve la verde enfrente, y achata, dejándolo con la mano extendida.
Habiendo cumplido con sus trámites, nota que está casado: “Esta es una ciudad para los ricos, porque solo ellos pueden entrar a un boliche y tomar un café para sentarse un rato a descansar.
El que no tiene plata, debe permanecer parado o patear 10 o más cuadras, hasta la próxima Plaza.
En calles ni avenidas existen bancos para tomar aliento antes de continuar.
Si te estás orinando o algo peor, tienes que entrar a un boliche, donde el gallego y el mozo te fulminan con la mirada si sales sin consumir.
Una vez afuera, uno de los dos va al baño a controlar si el leproso no dejó materia o sangre en los artefactos.
Los boliches están preparados como tramperos, donde todo el que tiene una neceéis-dad fisiológica o problemas de incontinencia, tiene que ir a morir.
Porque no hay otros lugares donde solucionar esos entuertos, como podrían ser baños públicos vigilados, con pequeños cánones para vigilancia, aseo y mantenimiento.
El Flaco ya venía arrastrando las hachas, cuando aparece ante sus ojos, el salvador Obelisco.
Fue derecho al lugar que alquila habitualmente.
Se encontraba descansando hacía unos minutos, cuando ve que se aproxima el niño negro.
Estando libre todo ese enorme asiento, el recién llegado se sienta al lado del Flaco.
- “Disculpa niño que no te ayudara, pero cuando iba a hacerlo, se puso la verde”.
-- Yo no necesito tu ayuda.
- “¿Y porqué me pediste una moneda?”.
-- Sólo te estaba probando.
- “?”.
-- Recuerdo la última vez que hablé contigo, cuando tratamos el tema del Obelisco.
- “ ¿?”.
-- ¿Acaso no recuerdas cuando yo te dije que conocía a muchos que podrían hacerlo mejor, y en menos tiempo?.
- “¿Tú eres aquel Ángel?”.
-- Exactamente.
- “¿Y porqué motivo has tomado esta forma?”.
-- Porque los negros casi no existen, y los niños no.
- “No entiendo”.
-- Así puedo trabajar mejor, porque nadie repara en un niño negro.
Puedo ir, venir, seguir personas, esperarlas en la vereda de enfrente, pasarlos, y mirando una vidriera, dejarme pasar, y ni cuenta se dan del control.
Al no sentirse vigilados, se manifiesta sin ambages su esencia, y yo anoto en mi memoria.
- “Eso no me parece algo ético, pues ellos no saben nada”.
-- Tú no eres el más indicado para hablar de Ética.
¿Acaso tu conducta es angelical?.
- “No, para nada. Disculpa”.
-- Te diré una cosa, todos los Seres y las Cosas que ves, tienen un Dueño, y Él tiene derecho a controlar sus dominios.
Si tú compras una máquina, lo mínimo que puedes pretender es que su funciona-miento te agrade.
Si tú la diseñaste serás más riguroso, celoso y exigente en su control.
Todo lo que acontece con los Seres y las Cosas, es auditado y grabado en la Memo-ria Universal.
Los Ángeles tenemos órdenes muy precisas de testificar sin intervenir ni interactuar.
- “¿Porqué entonces tú interactúas conmigo?”.
-- Porque tú nos has descubierto y ya conoces nuestra existencia.
Son pocas las personas que pueden detectar a los Ángeles.
- “ Quisiera saber qué utilidad puedo sacar yo de todo esto”.
-- Ese es tu mayor problema: Querer obtener utilidades de una concesión Divina.
- “¿Y qué tiene de malo?”.
-- Esa es una Facultad que te ha sido concedida.
- “Y cual es mi error”?.
-- Yo te pregunto: ¿Conoces a alguien que usara las Virtudes para hacer fortuna?.
- “ No conozco a nadie”.
-- Eso es porque las Virtudes son Atributos, que a diferencia de los Dones, que son Facultades, no pueden ser usados con esos fines.
- “No había reparado en eso”.
-- Las Virtudes son atributos del Espíritu, en tanto los Dones lo son del cuerpo.
- “¡¡Ahhh!!, ¿Así que los Dones se pueden usar con fines materiales”?.
-- Yo diría que sí, en el caso de aquellos que los posean.
- “Sí, yo tengo la Facultad de poder hablar con los Ángeles, pero siempre se van antes de atender mis inquietudes...”.
-- ¿Y qué inquietud tienes ahora?.
- “Dime: ¿No hay alguna posibilidad de cambiar esta Facultad por algunos Dones, hasta que yo salga del paso?.”
El Flaco trata de ver al niño, pero ya no está, en ese lugar un gorrión lo miraba y le dice:
-- Esto es por tu culpa; ningún Ángel puede soportar más de cinco minutos hablando contigo.
Volveremos a vernos cuando tu ambición sea menor que tu Fe...
- “Otro más que levanta vuelo.
Yo pienso que los Ángeles son como los Políticos y los Gerentes, podemos hablar durante horas con ellos, pero cuando les pides algo, siempre tienen cosas más importantes que hacer y desaparecen.
Yo sé que meto la pata, pero no entiendo porqué no nos ayudan en forma más directa.
Con el Poder que tienen podrían hacer muchas cosas buenas aquí en la Tierra.”
Un perro que pasaba, se paró frente a Castigatutti, y, mirándolo, pensaba: “Tú te lamentas porque los Ángeles no atienden tus pedidos; mira si fueras un perro..., nosotros no podemos hablar, pedir, y ni siquiera avisar cuando tenemos hambre o estamos enfermos.
Ustedes con el Poder y las Facultades que tienen podrían convertir el Planeta en un Paraíso, donde los integrantes de los Reinos Animal y Vegetal, tuvieran una existencia placentera, con sólo compartir los recursos planetarios, en una planificación racional, donde nadie quede afuera.
Pero los Racionales son ustedes, aunque van dejando de lado al Animal, asumiendo cada vez más el papel de Fieras.
Ustedes les piden a los Ángeles, nosotros les pedimos a ustedes, y a nosotros no tenemos ni idea de quién nos puede pedir.
Tal vez por eso los Seres Superiores, no atienden como es debido a los Inferiores, puesto que tienen cosas más importantes que hacer, y así, cuanto más abajo en la escala te encuentres, mayor será tu sufrimiento”.
- “Fuera perro!!!, si los Ángeles no atienden mis pedidos, no tengo porqué atender los tuyos!!!”.
El perro agachó la cabeza, y se retiró despacio, con la cola entre las patas, e iba meditando: “Por lo visto los Ángeles, los Humanos y Nosotros, vamos de infortunio en infortunio, y cuando necesitamos ayuda, los Superiores no nos dan pelota.
Si yo fuera racional, pensaría que cada cual tiene que arreglarse como pueda, y el que no planifica y no es previsor, termina entre los últimos de su Especie.
Pero ahora debo procurar alimento, porque si no lo logro, en pocas horas habrá uno menos en esta Especie”.

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Texto agregado el 13-07-2009, y leído por 81 visitantes. (0 votos)


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