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08.Agosto.2003



Al fin y al cabo, todos estamos hechos de lo mismo.



Cuando abrió la Invitación, se sintió muy halagado.
Un amigo de la infancia, con quien se había cruzado hacía poco tiempo, lo invitaba a una Fiesta de Disfraces.
Una ocasión propicia para reencontrarse con viejos compañeros de escuela.
Surgía un problema: la diferencia de status, era una barrera infranqueable, pero como su viejo amigo se sintió tan feliz al reconocerlo, y a él le pasó lo mismo, no quería perder esta oportunidad de volver a reunirse.
“Igual, pensaba el Flaco, si las cosas van bien, podríamos confraternizar nuevamente, y si salen mal, me retiro sin darme a conocer.
Manuel no se merece un desprecio, así que iré”.
En medio de la escasez, no quedan muchas opciones en cuanto a elegir un disfraz.
Sin quemarse los sesos pensando, se decidió: -“Me disfrazo de Mendigo”.
Entró a revisar la ropa, y no estaba tan mal como para eso, pero usando sus recursos, logró algo que se aproximaba bastante.
Un pantalón con el cinto bien arriba, al quedar corto, dejaba a la vista los pies, con un zapato marrón y uno negro, sin cordones y sin medias.
El cabello despeinado, y el saco sobre camisilla blanca.
Lo único fuera de tono, era la limpieza, en lo demás, no había diferencia.
Una careta de calavera, que junto a su flacura, conformaban lo más parecido a un cadáver que pueda lograrse.
Llegado el día, con ese macabro atuendo, salió rumbo a la casa del amigo, a divertirse un rato.
Con la tarjeta de invitación y el documento, cazó el japonés y acható al este por Rivera.
Ya sobre la zona, volteó hacia la rambla y encontró la calle, pero era un poco más lejos: en Carrasco.
El Flaco avanzaba hacia el número indicado, y cada vez veía menos lugares para estacionar.
Al pasar frente a la casa, descubrió una Mansión que devoraba personajes con sofisticados disfraces.
Se sintió mal; como fuera de foco, pero reaccionó: “Bueno, ya que vine, me quedo. Quiero ver qué hay detrás de esos disfraces”.
Dejó el auto en las cercanías, y se dirigió a la entrada de la Residencia.
En la puerta, un Portero y un Vigilante, apoyados por un Gorila.
Antes de que el Flaco le presentara la Invitación, el Portero le espeta:
-- Señor, esto es una fiesta de disfraces, usted no puede permanecer en este lugar, así que circule, por favor.
El Flaco saca la invitación y contesta:
- Yo estoy invitado.
-- Permita el paso de la Dama y el Caballero, Señor, que ya lo atendemos.
Cabildeos entre los tres
El Gorila decía que no: - Si lo dejamos pasar, nos cagan.
-- Pero tiene invitación.
El Vigilante, que tenía la lista de los invitados, le pide la invitación y el documento.
Los tres se reúnen a revisar, y luego de un nuevo cabildeo, el Portero le alcanza el documento y le dice:
-- El Señor está autorizado a ingresar.
El Flaco, más satisfecho que caliente, entra sin agradecer ni saludar.
El Gorila, más caliente que otra cosa, opina en voz alta:
- No entiendo a estos tipos, tanto aspaviento y tanta gala, e invitan a un Pichi, con un zapato de cada color y sin medias.
El Flaco apuró el paso, y antes de que lo tomara del cuello, se perdió en la multitud.
Entre Arlequines y Colombinas, el Flaco era una mosca en la leche.
Así que para no herir susceptibilidades, buscó un bajo perfil, detrás de un macetón, bajo una escalera.
Casi oculto tras esa mini foresta, miraba como los ricachos encaraban los actos sociales.
“Creo que no debí venir, éstos están mucho más arriba de lo que yo pensaba”.
Entonces empezó a cortar: “En esta fiesta, puedo aprender algunas cosas sobre la Alta Sociedad.
Hay cuatro viejos pelados y regordetes, que por la ropa que tienen, se ve que están podridos en plata.
Además todos se les acercan sonrientes y con los ojos brillosos, a darles un beso y felicitarlos por el disfraz.
Algunos los saludan desde lejos, como diciendo: - Mira que estoy aquí, en cuanto encuentre un espacio libre, me acerco para saludarte.
Estos platudos parece que tienen derecho a estar sin careta, porque todos los otros, sí la tienen”.
El Flaco sale de su escondite, y se acerca a una mesa repleta, a retirar un plato con saladitos.
Haciéndose el simpático, le pregunta a una Dama que elegía: -“¿ Estos son muy sabrosos, no?”.
- ¡Le ruego que se retire de mi lado, por favor!.
El Flaco chapó el plato y desapareció tras el macetón.
A estas alturas, varios de los invitados lo habían junado, que se llevaba los platillos para su escondite.
En determinado momento se hizo vox pópuli que había un pordiosero en la fiesta.
Como todo el mundo miraba hacia ese rincón, apareció el Gorila, junto con Manuel.
El Dueño de la casa, le pide al pichi que se saque la careta.
El Flaco, en una actuación acorde a un drama shakespeariano, cabizbajo, retira la careta y muy lentamente, levanta el rostro, con cara de circunstancia.
- ¡Juan, eras vos, mi amigo!.
¡Todos a divertirse, que hubo una confusión!.
Vamos arriba Juan, que quiero preguntarte algo.
El Flaco sube con Manuel, y ya a solas, comienza este diálogo:
- Juan, ¿porqué viniste con ese disfraz?.
- “Manuel, no estoy a la altura de las posibilidades de esta gente, y no podría siquiera alquilar un disfraz. Te pido mil disculpas”.
- No, yo tengo que pedirte disculpas.
El culpable soy yo, por no prever una situación como ésta.
Estoy acostumbrado a lidiar con alcones, y me olvido de que un día fui un gorrión.
Pero yo voy a reparar esto.
Mira, tengo un disfraz que traje de Holanda, que me pareció muy ostentoso para esta ocasión.
Es la Capa y la Túnica de un verdadero Rey, de terciopelo escarlata, bordeado con piel de leopardo.
Una corona copia fiel de la inglesa, y una careta laminada con Oro, incrustada de Rubíes y Diamantes de imitación, que deslumbraba hasta a los entendidos.
Mi chofer te sacará de la casa por la cochera, y te presentará a la entrada en mi Limousina.
Y así se hizo, salieron por la cochera, y llegaron, como de otro lado, a la Entrada.
Al parar en la puerta, el Gorila, más que ligero, corrió a recibir la Limousina, y al abrir la puerta, quedó anonadado ante la presencia del Rey.
- ¡Bienvenido a la fiesta, Señor!.
- “Aguarde que le muestro la Invitación”
- ¡No faltaba más, no es necesario que la muestre, adelante, puede pasar!
Al Portero y al Vigilante, las sonrisas no les cabían en la cara.
Recibían al más distinguido de los invitados, alguien muy especial: era El Rey.
Al ingresar al Salón Principal, todos se hacían a un lado.
Y es que no era para menos, los atuendos de un Monarca verdadero, están diseñados para impresionar..., y realmente impresionan.
Los vejetes platudos, quedaron de boca abierta, al ser superados ampliamente.
Ahora, las miradas, los saludos y las sonrisas, eran para el Rey.
Un Rey Flaco.
“ Qué manga de alcahuetes. Cuando era Mendigo, me despreciaron, ahora que soy Rey, se desviven en saludos y atenciones.
Así es la gente en sus consideraciones: tanto tienes, tanto vales.
Hoy les daré una lección”.
El Rey continuó su camino, y tomó posesión en medio de la escalera que llevaba a los aposentos de la planta alta: La misma que le sirvió de escondite cuando era pichi.
Allí, encarando a los invitados, habló:
- “Señoras, Señores, quiero dirigirles unas palabras: Hace mucho tiempo que no asistía a una reunión tan selecta, de elegantes Damas, y distinguidos Caballeros.
Es muy placentero departir con ustedes, lejos de la Chusma, y las multitudes sin nombre que pueblan la Ciudad.
Este recinto exclusivo, lleno de Gente amable, nos demuestra que es posible un mundo mejor...
Los Miserables no comprenden que serían mucho más felices, si aprendieran a libar la miel de la Libertad que gozan, en lugar de criticar la gestión de nuestros ancestros y la prosperidad que nos asiste.
Dicen que somos los culpables de sus desgracias, pero la Biblia no dice nada sobre eso.
Nos tratan de inmorales..., inmorales son los ignorantes y los necios, o sea ellos mismos.
Además, no se en qué basan esas afirmaciones, porque jamás he visto un manual sobre las Normas Morales.
Tal vez tengan uno, aplicable a ellos, porque nosotros las Damas y los Caballeros de abolengo, sabemos conducirnos socialmente y no lo necesitamos.
Siempre nos atacan por nuestra fortuna y nuestras posesiones: nosotros deberíamos atacarlos por su pobreza y su incapacidad para vivir dignamente.
Nos critican por ser Líderes injustos, pero cuando llegan las elecciones, nos vuelven a votar. No les gusta la sopa y piden otro plato.
Esa incoherencia los descalifica por ineptos y tozudos.
Habiendo 100 Conejos y un Monstruo de Gila entre ellos, si eliges al monstruo y pierdes la mano, la culpa es solo tuya, porque sabido es que los conejos no hacen daño, pero el mons-truo, te llevará la mano...
El trabajo y la planificación de nuestros ancestros, les trajo prosperidad, y su persistencia en el estudio y la acumulación de conocimientos, contribuyó a que nuestros cerebros sean más voluminosos y creativos.
La falta de talento de los sumergidos, es una consecuencia de su chatura, y de que sus hijos más inteligentes y destacados, pasan a integrar nuestras filas.
Los vientos existenciales, siempre nos encuentran mejor parados y a resguardo de mayores contingencias, por haber sido previsores, pero a ellos irremediablemente los arrastran.
Al fin y al cabo, para lo único que sirven, fuera de lamentarse, es para servirnos, y darnos garantías de que nuestras arcas siempre estarán repletas.
Nos acusan con las Palabras Bíblicas, diciendo que es más probable que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el Reino de los Cielos.
Eso quiere decir que no llegaremos al Reino, pero yo quiero que me muestren qué es lo que reciben ellos de ese Reino.
Nosotros, que terminaremos la gestión terrena con credenciales de buenos administradores, tenemos mejores curriculums para bordar otros niveles, si es que los hay.
Nos dicen que nosotros tenemos la culpa de su pobreza por ser ricos.
Pero revisando sus historiales, seguramente comprobaremos que han cometido muchos errores, siendo displicentes en el gasto, y derrochadores en la abundancia.
Pero mientras nosotros cuidamos celosamente algunas cosas importantes, ellos no le dan la importancia que tienen y las descuidan.
Dicen que somos injustos y no compartimos nuestra riqueza. Yo digo: si ellos estuvieran en nuestros lugares, ¿acaso compartirían?, ¡pues compartirían menos que nosotros, como lo hacen los nuevos ricos que salen de sus filas!.
Por provenir de ancestros comunes, sus genes son semejantes a los nuestros.
Eso significa que si ellos fueran los Líderes y nosotros los Pobres, en este momento los estaríamos condenando con sus mismas palabras.
En los desequilibrios financieros humanos no hay misterios: ellos fueron vendidos por sus ancestros y sus gobernantes, mientras que los nuestros supieron ser previsores, y prepararon un camino próspero y seguro, para nuestro futuro.
Una demostración incontrastable, de que sus padres no pensaron en los hijos, pero los nuestros sí.
Son los hijos no deseados de las sociedades, que terminan siendo miserables por la falta de Amor y apoyo de sus padres.
Ahora les voy a pedir algunas cosas, y no se preocupen, que no son desembolsos.
Cuando abandonen este salón, les recomiendo que miren hacia el cielo, y contemplen el más grandioso espectáculo que pueden apreciar los Seres Humanos: el inquietante Universo.
Hay algunas cosas extrañas allí, porque cada Estrella está en su lugar, bastante alejada de las otras, sin empujarse ni desplazarse.
Lo mismo los Planetas, cada cual en su órbita, sin molestarse ni arrebatarse espacios o alguna de sus Lunas.
Y fíjense en la singular inteligencia de la Naturaleza: cuando dos Astros colisionan, no es que uno se esté devorando al otro, sino que ambos suman sus masas, para formar un cuerpo mayor.
Ninguno de los dos perece a manos del otro: mueren para dar nacimiento a un conglomerado cuya materia será la suma de la de ambos.
Acá nos desvivimos por estar arriba, y siempre más alto.
Sin embargo en los inmensos espacios, ¿quién está arriba y quién abajo?
Todo allí está hecho de forma que no hay niveles, y la única jerarquía es la masa.
Pero no es necesario salir de la Tierra para asombrarse.
Todos dicen que las Sociedades terrenas están en decadencia.
No saben de qué están hablando.
En la Tierra tenemos sociedades muy prósperas y exitosas, que vienen desde el principio de los tiempos.
Un ejemplo son las Hormigas, fácil de ver en todo el Mundo.
El más moderno sistema de las Abejas, que hasta son explotadas por el Hombre para obtener beneficios personales, aprovechando sus aprovisionamientos industriales de alimentos.
El éxito manifiesto de esas sociedades no es casual.
Está fundamentado en varias características, que sumadas, llevan a la perfección.
En principio, todos entregan su esfuerzo personal, convirtiéndose en servidores sociales vocacionales.
Se especializan, no con afán de lucro personal, sino con el fin de cumplimentar tareas específicas, que están fuera de la competencia de los demás individuos.
Cuando encuentran una fuente de alimentos, no la ocultan ni la cercan, para evitar la entrada de otros elementos sociales, sino que comparten la noticia, para que todos concurran al lugar a buscar las provisiones que aumentarán las reservas comunitarias.
¡Qué estúpidos, ¿no?!,
Pensar que estos idiotas, con estos comportamientos que no les permiten acumular riquezas, han tenido la suerte de existir como sociedades, desde hace millones de años.
¿Cómo piensan ustedes, que estaremos los humanos dentro de un solo millón de años?.
¿O dentro de cien mil?
Pues siendo muy generoso, creo que nos resta tan solo un período semejante al de la Historia conocida, tal vez unos diez mil años.
Pues hemos ido subiendo hasta el año dos mil, y desde esa cima, ha comenzado la decadencia de la Especie, de sus individuos y de sus cometidos.
La Especie como objetivo, no existe para nadie.
Ese desinterés, diluye las posibilidades de un mejoramiento y un perfeccionamiento beneficioso para todos, genéricamente imprescindible.
La atomización alcanzará los esfuerzos y las realizaciones, minimizando los logros y desvalorizando las gestiones.
Sumando esfuerzos se llegó a esto.
Como ahora se resta y se quita, la regresión es inevitable: volveremos a la Caverna.
Así que aprovechemos esta abundancia y derrochemos, sumergiendo cada vez más a los miserables, de todas formas, nosotros estamos libres de sufrir las consecuencias de nuestras injusticias.
Los que pagarán el pato de esta fiesta, llevarán los genes de los infelices, los marginados sociales y seguramente los nuestros.
Porque gracias a Dios, los inteligentes hombres que nos gobiernan, han aplazado los pagos de los Créditos que hoy estamos disfrutando, hasta que nuestros nietos, biznietos y tataranietos, tengan la edad suficiente como para afrontar esas responsabilidaes.
Así que disfrutemos tranquilos de las mieles del Poder y la Riqueza, porque las pocas décadas de existencia planetaria, son regla general para todos, por más poderosos que sean.
Solo me preocupa una paradoja, que les dejo como incógnita, que no ha podido ser resuelta:
Nosotros los Poderosos, morimos como los Miserables, pero..., ¿porqué ellos mueren como los Reyes?.
Ese dilema me suena a mal augurio.
¡¡¡Que siga la fiesta!!!.
Pero antes les mostraré que el Poder, es una Ilusión.
¡Inclínense ante la presencia del Rey!.
Ya que todos se han inclinado, los autorizo a erguirse, para recibir la mayor lección de su vida.
Me habéis honrado con la reverencia, yo os honraré mostrándoles mi Esencia.
Me quitaré la Capa en señal de reconocimiento”.
Los invitados comenzaban a ponerse nerviosos.
“Aún conservo la túnica Real, la Máscara, y la Corona.
Sigo siendo un Rey.
Ahora me quitaré la Máscara de Oro, dejando un pequeño antifaz.
La Túnica y la Corona, hacen al Rey, pues aún me reconocen como tal.
Lamento terminar con el divertimento y la farra, quitándome en este acto la Túnica, el antifaz y la Corona, para presentarles la Esencia de un fastuoso Rey: el Mendigo que ustedes echaron de la Fiesta.
Esta es una cruda demostración de que no sólo somos iguales al momento de morir, sino que somos iguales mientras vivimos!!.
Este humilde Pordiosero, que hace solo unos minutos era un gran Rey, con solo vestir los trapos que están tirados a mi lado, una máscara de oropel y esa bella corona, es la representación humana, de la metamorfosis de la Mariposa y la Oruga.
Lo que a otras Especies les ocurre naturalmente, a nosotros nos pasa por la intervención del Dinero.
El Gusano y la Mariposa valen lo mismo, porque son un mismo Ser.
Pero nosotros tenemos Mariposas o Gusanos, que socialmente tienen valores muy diferentes”.
A estas alturas, el Flaco estaba hablando para Manuel y los encargados de la Servidumbre, que aplaudieron calurosamente el discurso.
“Lamento, Manuel, haberte estropeado la Fiesta, pero no podía perderme la oportunidad.
Te pido perdón, porque a amigos tan distinguidos, es difícil hacerlos volver si están airados”.
- No te preocupes, ellos volverán, porque tienen poderosas razones para hacerlo: yo manejo sus privilegios, y me deben más favores de los que puedas imaginar.
Gracias por recordarme que soy un gusano.
Pero debes saber que soy un Gusano rodeado de Mariposas alcahuetas y ventajeras, que se acercan a mi por conveniencia.
Ese discurso salomónico que has pronunciado, los desnudó a todos, por eso se marcharon.
Estos personajes que se manejan con la mentira y el engaño, huyen despavoridos ante la verdad cruda y tajante.
Creo que todos recibimos una lección.
Aún aquellos que proviniendo del fango, somos usados por estos oportunistas, prestándonos a un juegos que nos llevará a obtener mejores lugares sociales, y el Poder que deriva de ellos.
El status quo planetario, está planteado en términos que benefician a los encumbrados, y no permiten que los de abajo prosperen.
No quise interrumpir tu discurso, porque es realmente un alegato en defensa de los sumergidos, que con su crudeza los corrió, y huyeron en bandada.
Eso significa que las esperanzas de mejoras para los humildes, están tan alejadas, como ellos de entrar al Paraíso que aguarda a los infelices.
Otro aviso artero de que los ricos no comparten con los que menos tienen.
El ciego que no ve lo que no quiere, y el sordo que no quiere oír, abordarán ciegos y sordos los siguientes niveles.
Porque hay una Justicia que siempre se da, ya que el Rey muere como un Miserable, y el Miserable muere como un Rey.

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Texto agregado el 13-07-2009, y leído por 185 visitantes. (0 votos)


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