Tenía que encontrarla.
Los desencuentros se habían repetido en los últimos días, no por ella o por mí, sino por cuestiones azarosas. Por extraños cruces y decisiones en sentido opuesto.
Esta cuestión de las encrucijadas: llegar a la esquina y decidir si doblar a la izquierda o a la derecha. Ana doblaba a la derecha mientras yo la esperaba a la izquierda.
Tenía que encontrarlo.
Los desencuentros se habían repetido en los últimos días, no por él o por mí, sino por cuestiones azarosas. Por extraños cruces y decisiones en sentido opuesto.
Esta cuestión de las encrucijadas: llegar a la esquina y decidir si doblar a la izquierda o a la derecha. Carlos doblaba a la derecha mientras yo lo esperaba a la izquierda.
Veníamos leyendo a Paul Auster. Intercambiábamos las novelas casi a diario, su favorita: El Palacio de la Luna”, la mía “Leviatán”. Auster siempre nos interesó por esa cuestión del azar, pero un azar relacionado con el destino. Estas decisiones cotidianas que podían cambiar la historia radicalmente.
La esperé en la puerta y no salía. Le pregunté al portero y me dijo que todos acababan de irse licenciados una semana por la gripe A.
Voy con los pasajes y el bolso en el metro. La llamo al celular y no contesta.
Salí antes de hora. En el trabajo nos dieron licencia. Su celular: apagado. Lo tengo que encontrar en su casa.
El vuelo sale en dos horas. Tiene que haber escuchado el mensaje. Es nuestra única oportunidad.
No tuve tiempo de hacer la denuncia. Es raro estar sin el celular. Tercer asalto en un mes.
Observo el vagón. Ya son muchos con barbijo. Hay asientos vacíos pero varios están parados.
Lo del barbijo era una estupidez. Estábamos de acuerdo. Sin embargo las muertes de esta semana me asustaron. Voy con el barbijo puesto, evito tocar los pasamanos. Varios tosen y se sienten culpables. Mantenemos distancia entre todos.
Observo el vagón. Ya son muchos con barbijo. Hay asientos vacíos pero varios están parados.
Lo del barbijo era una estupidez. Estábamos de acuerdo. Sin embargo las muertes de esta semana me asustaron. Voy con el barbijo puesto, evito tocar los pasamanos. Varios tosen y se sienten culpables. Mantenemos distancia entre todos.
Voy a bajar en Pino Suarez. Tengo que encontrarlo en su casa. Si no está esperaré en la puerta hasta que llegue. No sé nada de los pasajes. La ansiedad me carcome el cerebro.
Voy a bajar en Aeropuerto. Tal vez ya esté en la fila de Aerolíneas. La ansiedad me carcome el cerebro.
¿Esos ojos por encima del barbijo me miran a mí o miran el vacío?
¿Esos ojos por encima del barbijo me miran a mí o miran el vacío?
Pino Suarez. Permiso. Me bajo y empiezo a correr hacia su casa.
Pino Suarez. Mi casa. Faltan pocas estaciones para el aeropuerto.
Te amo.
Te amo.