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Inicio / Cuenteros Locales / rodolfo_gc_pitti / Vaqueros del infierno

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Corría el polvo fuera del salón. En algún corral los chiquillos se escondían. Dentro de sus casas, todos especulaban. En el salón se hallaban unas cuantas putas, unos viejos jugando cartas mientras mascaban tabaco, el barman se dedicaba a limpiar obsesivamente vasos ya limpios. En una mesa al fondo, con la oscuridad cayendole a plomo, se hallaba un joven pistolero: Pitti. Pitti, el callado. Los marshalls de la región le respetaban y no le molestaban; se encargaba de la mierda que ellos no podían restregar. Pitti bebía. Su semblante siempre era serio, una mirada distante y fría. Vestía de negro, le apodaban el vaquero del infierno. Pitti seguía bebiendo una fría Porter. Había llegado al pueblo en busca de un hombre; debía cumplir una promesa.

Contigua a su mesa, se hallaban unas escaleras que daban a los cuartos de las putas. Pitti mantenía su vista al frente, viendo y no viendo a la vez, a las putas, a los viejos y de reojo al ideatico barman. Afuera el viento era calido, empujaba el aliento del diablo por todos los rincones adezado de polvo. Una puerta se abre, Nina, una de las putas celebres del salón se dispone a bajar y le atrae el joven pistolero. Llega a la barra vistiendo una bata color lila, su escote es muy revelador.

-Oye Jimmy, ¿quién es ese tío guapo, ahí junto a las escaleras? Se ve atractivo y con buen dinero.

-Es Pitti, el negro. No te aconsejo que vayas a verle. Viene por otros motivos, los cuales no te incluyen y; mucho menos te incluyen…- El cantinero tiene la vista baja, no se detiene en su rutina de limpiar los vasos.

Nina, avanza unos pasos. Siente la tensión en la mirada del guapo pistolero. Le llama la atención de lo impecabe de su vestimenta negra: ni un apice de polvo sobre ella. Se sienta en sus piernas y el joven pistolero ni se inmuta.

-Veo que no te da gusto verme. Acaso es tu pistola lo que siento, ¿dime guapo?

-Es mi pistola. ¿Quieres algo?

-¿Qué me puedes dar?- Nina le cierra los ojos con el candor de puta que tiene, juega con su cabello y se atreve a beber de su cerveza Porter.

-Mmm. ¡Cantinero! Traeme otra Porter y cobrale a esta puta la que se bebió.-Mete sus delicadas manos en su bolsillo y saca un cigarro.

-¿Quién te crees que eres? Escuchame…

Pitti la toma de un modo violento, se acerca a su oído y le dice lo siguiente: “Mira puta, ya sé a lo que vienes. No me gustas. No me agradas. No me faltan las mujeres, ni las putas como tu. No me falta el dinero; tengo para comprarte a ti y tenerte cuando quiera y como quiera. No quiero tu coño. No quiero tus tetas. No soy un pendejo más de los que te suelen venire a ver, o coger. Me molesta el verte. Eres muy insolente así que mejor vuelve de donde viniste y paga esa cerveza. Ahora, largate…”

-…

Texto agregado el 14-07-2009, y leído por 585 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-07-2009 Tiene buen ambiente, buena caracterización de los personajes. grauer_wolf
14-07-2009 Interesante. Tal vez la segunda parte esté a tono con la primera. Salú. leobrizuela
14-07-2009 Quizás falta algo en la narración, tal vez el desenlace. Te leí con agrado.***** susana-del-rosal
 
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