Últimamente he tratado de cambiar ese modo de pensar conformista que hasta el momento me habían inculcado, donde solo impera el ser egoísta “la supervivencia del mas fuerte” por lo cual en esta ocasión he deseado hacer énfasis en algo que a veces pareciera que se nos olvida, como es el hecho de en que todos los seres humanos necesitamos integrarnos y socializar entre sí para sobrevivir, pero hoy en día observamos dramáticamente como cada vez que vamos a realizar alguna actividad, ya sea en espacios abiertos o cerrados, estamos siendo presas de un miedo generalizado al tener que hacer contacto con otras personas, temiendo a los comportamientos salvajes y bárbaros que hacen parte de nuestra cotidianidad convirtiéndose en algo normal debido a que la violencia es la respuesta inmediata a cualquier conflicto, quedándonos como única alternativa el adaptarnos a estas condiciones cambiantes en esta selva de cemento, donde solo el más fuerte puede imponerse obligándonos a vivir en un estado permanente de inseguridad y zozobra.

En los últimos días he hablado en varias ocasiones con algunos amigos acerca de la inseguridad de la cual somos víctimas, esto me ha puesto a reflexionar sobre lo vulnerables que llegamos a ser y como poco a poco hemos perdido el derecho a la movilidad, ya no estamos tranquilos ni en nuestra propia casa, tal será la privacidad de este derecho que ya tenemos restricción de a qué hora podemos salir a que lugares podemos ir, la violencia que enfrenta nuestro país nos controla; y no se vislumbra una solución eficaz provocando que se agudice, un ejemplo claro de ello es la organización de las tan llamada “limpiezas sociales” donde ciertos individuos toman la justicia por sus manos y pretenden con ello solucionar todo. ¿Es acaso que esta problemática social se le ha escapado a la administración pública que ya no queda otra alternativa más que tomar decisiones tan radicales como matar a todas las personas que son consideradas como los cánceres de la sociedad?, personalmente no creo que con asesinar a unas cuantas personas que en su mayoría tiendo a creer es gente que nada tiene que ver con el problema, se puede pretender que la ciudad se vuelva un lugar más seguro, por que debido a la realidad social que experimenta el mundo actual, siempre existirán las “zonas de tolerancia” donde la legalidad no puede llegar y siempre estaremos bajo el miedo de entrar a la calle más oscura de la ciudad.

Cada día las calles del mundo son un sitio menos seguro las mafias, y pandillas populares y las florecientes dominan cada vez más los espacios urbanos, imponiendo sus leyes y sus modos de actuar, y las expresiones de la violencia callejera y cotidiana recorren por igual a las familias pobres que a las ricas, pero lo peor es ver como todos contemplamos esta barbarie, la miseria y la descomposición social con una absurda tranquilidad y con tan poca respuesta gubernamental ante una solución definitiva, y nuestra pregunta más inmediata seria: ¿nosotros que podríamos hacer ante esta realidad? Percibo que particularmente nosotros tendemos a tejer espejismos utópicos desde la academia en aras de lograr un mundo mejor, pero no pasan a ser mayor cosa, porque desgraciadamente en esta selva de cemento lo que tarde o temprano prima es sobrevivir y no dejarnos aplastar por la pared corrupta de funcionarios con la cual se han estrellado muchas de aquellas personas que en verdad buscaron un auténtico cambio.

En este punto me atrevo a afirmar que el mismo Estado ha tenido una actitud permisiva ante esta degradación social, sin olvidarnos que esta problemática se origina por la falta de oportunidades, donde la ilegalidad queda como última alternativa, aunque sé que todos decimos que siempre hay una mejor opción continuamente hay alternativas, pero es solo cuando nos acercamos a cada realidad en particular donde descubrimos como la misma sociedad y las circunstancias empujan a muchos individuos a tomar decisiones arbitrarias, aunque esto no es una justificación, mas bien es algo para que reflexionemos y veamos los problemas no solo desde un punto de vista académico sino también mas humano, ya que cada vez que se pide una solución para esto, lo que mas recurrentemente hacen los gobernantes es hacer a un lado el problema, como desalojándolos, quitándolos de la vista de todos haciendo que el problema se agudice aun mas, por ejemplo pretender que con impedir las ventas ambulantes en los semáforos o calles principales de cada ciudad se va a solucionar el problema de inseguridad y movilidad, eso es un absurdo, el cual pasaría a creer que es una solución mucho peor que la de las tan llamadas “limpiezas sociales”.

El haber crecido en una sociedad que es demasiado individualista donde solo se quiere tener cada vez mas lucros ha permitido que seamos indiferentes ante estos problemas, tanto así que he podido observar como muchas personas creen que la pobreza y desprotección social que nos rodea es culpa directa de los afectados; y me preguntaría: ¿no es acaso el Estado el que tiene la obligación de proveernos todos los medios para poder vivir dignamente?, pero claro como estamos acostumbrados es a acogernos a las migajas que arrojan aquellos politiqueros corruptos que solo engruesan sus fortunas a costa nuestra y todo por pensar que desde que estemos bien que el resto se defienda como pueda, olvidándonos de nuestra naturaleza social, todos somos parte del problema pero también de la solución, y aun más ahora que hemos decidido optar por la administración pública, donde debemos cambiar nuestra mentalidad, pensar que el bien de todos también es el de nosotros, que para generar cambio debemos empezar nosotros a crearlo ¡pero ya!, dejando a un lado tanta indiferencia todos unidos podemos hacer un bloque mayor que el de la delincuencia.

Me entristece ver como la gente parece ciega cuando presencia un acto criminal que en vez de ayudar lo que hace es esconderse o pretender que nada pasa ya nos hemos vuelto insensibles por que ha si nos han enseñado a ser, pero si queremos un mundo mejor para nuestra descendencia es momento para empezar, un buen lugar para hacerlo es desde nuestro propio hogar, porque en esta comunidad donde todos somos tan independientes a veces el hogar es solo el lugar de encuentro para dormir, pero pocas veces en verdad tenemos espacios familiares y lo más grave es que los verdaderos padres si se puede decir así o profesores de las nuevas generaciones están siendo los medios de comunicación, pero vayamos a saber que conocimiento es este, con la mano de mentiras que pululan sin que nos demos cuenta, con tantos inescrupulosos que viven llenándolos de datos inexactos, de verdades inventadas, aunque sé que este no es el caso particular de nuestras familias porque obviamente no tragamos entero lo que nos venden los medios de comunicación pero bueno, este no es el tema central que estoy tratando yo solo lo menciono para que evaluemos lo que ocurre alrededor nuestro .

Ya solo me queda por decir que acuestas tenemos un gran deber ético y moral con la sociedad si en verdad queremos ser unas excelentes personas, aunque esto no hay que verlo como una carga sino más bien como un reto a ser mejores y eficaces tanto en la academia como en nuestra vida pública y espero que estas palabras nos ayuden al menos a reflexionar un poco sobre la realidad que vivimos y así podamos despertar de ese coma social en el que estamos, tomando mayor compromiso con todos, para poder avanzar desde la administración pública en proyectos realizables y en programas que fortalezca el mejoramiento del nivel de vida de las personas en medio de esta convulsión social.