Pues si, sépanlo, aquí la vida no vale nada. Vale si tienes quien te quiera, si tienes por quien vivir. Vale si te sobrepones a la ignorancia inducida por un puto gobierno que solo vé la manera de llevarse algo y no sabe -si sabe, pero se hace pendejo- si te deja sin nada. Vale si te decides a estudiar, a leer y encontrar en ello, no solo provecho, sino placer. Vale si te das cuenta que necesitas armas distintas que solo las que te matan, así, sin dejar de tí recuerdo que no sea un cuerpo despedazado (los he visto por montones). ¿Qué en México solo se reconoce el poder de un rifle, de un revólver? ¿Qué putadas son esas de no saber la fuerza de la razón, del entendimiento civilizado? Si, las armas son un recurso, pero el último. Sicarios, narcotraficantes, secuestradores, hombre contra hombre apunta de balazos... ¿eso eres México?
¿Y cómo te defiendo México lindo y querido? ¿Cómo si tú mismo me atraviesas antes de que abra la boca para decir bien de tí? No eres tus valles ni tus ríos, ni las montañas ni las playas, no eres, ni por mucho, las ciudades preciosas ni la selva, ni ese desierto de Durango en el que voy a morir, no eres los miles y miles de kilometros de tierra santa donde haces lo tuyo; eres la ignorancia que no se combate, la basura fuera del cesto, el juez corrupto, el policía imbécil, el asesino a sueldo... ¿qué eres que no sean los siete pecados capitales y mil mundanos más? TE ODIO MEXICO, pero te amo México y el día que decida ir junto a Pepe a verte desde donde no me pueda hacer daño nación alguna, orgulloso, entre querubines diré que fui Mexicano, aunque me muera de la vergüenza.