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una mujer, eso, eso era lo que anhelaba durante toda la noche... abrí los ojos, toco mi sexo, lo apreté, ahorqué, exprimí una y otra vez hasta sacarme sangre... de pronto, las luces del cuarto se encendieron. risas, muchas risas y voces burlonas, gritando lo que ya sabía... aquellos crueles rostros aún no han desaparecido de mi vida, a pesar de ser un nonagenario y no haber tenido hijos ni mujer estable... quise moverme, levantarme por el intenso dolor de cabeza pero no podía hacerlo. mi cuerpo estaba chanto, tirado en una de las tantas camas del hospital, esperando una sonrisa, una conversa, pero nada de nada... los días pasaban como las noches y los sueños... miré a mi lado y cientos de ancianos estaban mirando algún rincón del cuarto... quise llorar por mi suerte y me cogí mi sexo... lo apreté, ahorqué, exprimí cuando las luces de mi vida se encendieron, pero, no escuché sonido alguno, tan solo la mirada generosa de una desnuda mujer, ayudándome a levantarme. lo hice y caminamos en medio de aquel cementerio en vida... llegamos a un cuarto y ambos nos echamos. no me explicaba el cómo podía caminar si los médicos me habían amputado las piernas... pero allí estaban, ágiles y obedientes al cuerpo desnudo de la mujer. vi una cama y la vi a la bella mujer echarse y abrir sus piernas, mostrando su sexo, bello y en espera... lloré de tanta dicha y empecé a caminar como quien ve un oasis. llegué y me eché al lado de la mujer. cerré los ojos y los abrí con prisa. aún estaba a mi lado. "no te vayas", le dije. ella sonrió y me dio un beso en los labios, luego, cogió mi sexo y empezó a ordeñarlo como ubre de vaca... no sentía dolor, tan solo una especie de energía que cruzaba todo mi espinazo para fundirse en mi sexo... al abracé y cuando le di un beso, sabía a tela, a una almohada... la miré a los ojos y lentamente empezaron a diluirse en las luces del cuarto... quise levantarme pero no pude. estaba en una sala grande y hombre y mujeres vestido de blanco me miraban a los ojos, y sin decir una sola palabra... "duerma", escuché y obedecí... quise despertar, pero, lamentablemente nunca pude hacerlo... ahora no sé nada más que esperar, esta vez una especie de luz que me lleve a un cuarto lleno de gente amigable y sin más sentimientos que la bondad y el perdón...

Texto agregado el 17-07-2009, y leído por 175 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
15-07-2013 Deja una sensación de suma tristeza...***** MujerDiosa
 
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