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La tomó por las mejillas y ella se acercó para besarlo. Justo antes de reunir sus labios él la empuja contra la cama, se acerca con la mirada brillante clavada en sus ojos, se arrodilla junto a ella y besa apasionadamente su cuello y orejas. Ella comienza a viajar por mundos irreales donde los colores se confunden y la respiración agitada sopla las nubes dejando ver miles de pequeños soles como estrellas que crecen y desaparecen.

Cada cuanto ella abre los ojos y acaricia su pelo. El continúa besándola bajando por los bordes de su rostro y pasando la punta de sus yemas por su espalda. Acerca los labios hasta las comisuras de los suyos y ella busca concluir un beso que él logra perder. Ella arquea la espalda cuando el le toma la cintura acercándola hacia si y separándola de la cama un par de centímetros. Continúa la respiración agitada de ambos y abren levemente los labios, al comienzo de un beso que los transporta mucho más allá de sus cuerpos.

Ella se siente fuera de sí. El dentro de ella.

El toma su pelo y le lleva hacia atrás para besar su cuello. Ella se ha entregado de manera íntegra a los labios de este caballero sin traje, corbata, coraza ni espada. A ratos, cuando abre los ojos, cree ver grandes cicatrices sobre su pecho, tras los brazos y en medio del vientre. Continúa dejándose besar y acariciar. El hace rato a comenzado a entrar y salir con ella, bailando las melodías de su respiración, el rozar de sus cuerpos y algunos gemidos ahogados. Ella espera el momento en que abrirá los ojos mirando un cielo infinito; el momento en que broten lágrimas de placer y su sonrisa brille solitaria bajo un cálido río de aguas calmas.

Ella comienza a descubrir la mirada, comienza a abrir suavemente los ojos y quiere que esta vez no sea un sueño y que él este ahí; que realmente exista. Sin embargo y para infortunio de nuestra doncella, nuevamente amanece sola. Ha sido una noche más en la soledad de su cama y castillo. No hay sobre su pecho manos ajenas, una fuerte cintura sobre sus caderas ni un par de piernas abrazando las suyas.

La soledad de la noche le ha traído nuevamente compañeros irreales y sus lágrimas son como siempre de vacío, plenitud inacabada y abrazos perdidos. Ya no recuerda el rostro de su galán inventado, pero jamás olvidará como la recorrió besándola como si tuviera el cuerpo cubierto de caramelo y cómo paseo dentro suyo sin soltarle el cabello ni acariciarla de manera firme pero suave, intentado que sus cuerpos vivan juntos para siempre y que mueran uno sobre el otro.

Ella sin embargo sonríe. Mientras él viva en sus sueños será sólo suyo y ella tendrá su compañía siempre y tan sólo con cerrar los ojos.


Texto agregado el 17-07-2009, y leído por 243 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
26-11-2009 "las manos ajenas..." exquisito texto. Me ha gustado. Cariños Claudio* CrepuscularizadA
12-09-2009 Muy bueno, como te dicen los compañeros, muy buena imaginación zapatos_rotos
06-09-2009 fantastico hermoso me encanto la forma la exactitud te dejo un gran beso y mis *****estrellas monisara
03-08-2009 Es bueno, aunque la idea es un tanto usual. Segun recuerdo hay un poema similar. De todas formas esta muy bien hecho y eso importa. Un beso englishrose
19-07-2009 CONDUCES CON EXACTITUD HACIA EL TERRENO DE LA IMAGINACIÓN. BUEN TEXTO. uleiru
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