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Aunque lo pienso, creo que lo que me contó la última vez Francisca, fue todo un acontecimiento, y en verdad después de analizarlo detenidamente, considero que fue una gran tontería de su parte.

Comenzó contándome mientras bebíamos una deliciosa taza de café, que uno de tantos viernes en los que se sentía más sola que de costumbre, decidió caminar y caminar de un lado al otro de la gran ciudad, hasta que de pronto, sintió la necesidad de dirigirse a uno de los bares de la populosa zona rosa, la noche lluviosa y el sentimiento que la embargaba la hicieron decidir entrar.

Miró a su alrededor, observó que todo se encontraba en absoluta soledad, sintió miedo, pero sin pensarlo más, entró. En medio de la exagerada música pop y las personas alcoholizadas se sentó junto a las escaleras que ascendían al segundo piso. Ordenó una cerveza, y la bebió lentamente mientras veía un video... Tan pronto como se aburrió, subió en busca de algo, ¿Qué? , Aún no sabía.

Lo que encontró no fue muy de su agrado, gente borracha, ligándose y exagerando su conducta. Su tristeza avanzaba a medida de que los minutos se desprendían del reloj. Con sigilo avanzó hasta uno de los anexos del bar, se sintió observada, pero a gusto, sobretodo llena de tranquilidad.

Entre la semi oscuridad del lugar descubrió una mirada juguetona, que no perdía ninguno de sus movimientos, por el momento la invadía una extraña tranquilidad que la invitaba a llegar hasta el lugar donde se encontraba su admirador. Descubriendo unos hermosos ojos color miel y una bella cara de rasgos conocidos, se acercó sin pena, dispuesta a iniciar una conversación.

Mirando intensamente el rostro del individuo, le guiñó un ojo y se topo con una fría y retardada respuesta, sin embargo lo intentó nuevamente, esta vez con un resultado bastante alentador.

--¡Hola¡ (Formuló el saludo de manera muy tensa)
--¡Hola bonita¡ (Respondió el individuo muy amablemente)
--¿Te diviertes?

Fríamente ya no sabía que contestarle pues la valentía con la que había comenzado concluyó... Lo pensó dos veces, pues en realidad que guapo estaba, de pronto recordó la última platica de su abuela…

--“Mira Pancha, recuerda que debes vivir en la realidad, que los sueños tan solo son un montón de pen...samientos, ya no sueñe m´hija, recuerde como acaba de sufrir”.

Esto le cayó como un balde de agua helada, pero en fin era más fuerte la atracción, así que continuó con la plática.

Se enteró que su nombre era Lex, que vivía en Guatemala y que hacia comerciales en su país, que en cuestión de amor todo le era fatal, que... Que sólo estaba de vacaciones.

Al escuchar esto, Pancha, sólo sintió un inexplicable ¡Plaff¡, No entendía por que pero siguió adelante. Entre cerveza y cerveza continuaron platicando hasta que, ¡zas!, De la nada sintió un enorme beso que invadió su cara, se sintió llena de temor y enojo, algo inexplicable en sus sentimientos.

Entre la pena que le embargaba, decidió continuar pero ahora como ella siempre lo había imaginado.

--¿Entonces bonita?,¿Aceptarías ir de paseo?
--No sé, pe...
No fue mucho lo que pensó pues asintió con la cabeza, así que esperó que pagara la cuenta, ella tomó sus cosas y juntos caminaron hasta la calle del Paseo de la Reforma.

Caminaron en busca de champagne, aceitunas y algo para comer o para “picar” como él diría; Después de media hora caminando y de pensar de cómo explicar en su casa que esa noche no llegaría a dormir, terminaron en el hotel donde Lex se hospedaba.

De pronto, Pancha, bebe rápidamente su café, suspira y me dice...

--Lo siento amiguito pero lo que sucedió ahí dentro sólo Dios sabe lo maravilloso que pasó, te diré que hubo mucha pasión, un jacuzzi y “retebienmucho champagne”.

Según ella, salieron como a las 11.30 a.m. con la firme promesa de volverse a ver más tarde. Sin importarle el regaño de su madre o las caras de su padre, sabia que llegaría con la frente en alto pues algo muy raro se gestaba en su interior.

Al llegar a casa, se cambió de ropa por un pijama, se lavó la boca y se tumbó en el sofá en espera del regaño, pero no fue así, al contrario, las únicas palabras que escuchó, fue un saludo y una cordial invitación a comer… En verdad que no entendía, Aun tumbada en el sofá, veía transcurrir los minutos, deseaba ansiosa la llegada de las 16.00 hrs. Pero el cansancio la venció. Entre la quietud de su mente, comenzó a gestarse la teoría del “Y si”.

Algo había cambiado entre el ayer y el hoy, ya que nada era igual, dentro de su corazón algo estallaba, todas sus emociones se manifestaban al mismo tiempo, extrañamente dedujo la posibilidad de que quizá a la hora señalada, Lex no asistiría a la cita, esto la preocupo, pero no pasaría nada. Pues según ella mentalizaba que era un bello sueño.

Se levantó, se bañó y se dispuso para salir; el reloj casi marcaba las 15.45, así que apresuradamente se dirigió al transporte.

De repente, Francisca dejó de contarme, se levantó de su asiento, caminó hasta la ventana de la cafetería, respiró profundamente y volvió a la mesa.

-¿Es grueso, no?
-¿Por qué Pancha?
-Por confundir a mi corazón con una esperanza.

Con su rostro triste, prosiguió con la historia.

Habían llegado hasta el metro portales y sin aviso, comenzó a caer una torrencial lluvia, por un momento Pancha se entristeció, pero Lex comentó:

-“Estos momentos me recuerdan a mi país, pero sobretodo lo asocio con la historia del ave nacional, “el quetzal”, dicen que cuando llegaron los conquistadores, uno de ellos, mató al último dirigente indígena clavándole una daga en el pecho, al ver esto, el quetzal se acerco y se posó cubriéndolo y tiñendo tu torso, es por eso que se considera el ave de la libertad, además cuando tratan de capturarla, muere, pues no sabe estar prisionera.”

La lluvia había disminuido, así que corrieron al transporte, lo abordaron y una vez adentro, jugaron y bromearon, hasta que llegaron al centro de Coyoacan. Pancha se sentía orgullosa de sus raíces y de que su príncipe azul fuera tan culto.

Repentinamente Pancha guardó silencio…

-¿Te sucede algo amiga?
-Si, te aseguro que aun no entiendo
-¿Qué?
-Es algo raro, pero ahora que lo pienso, las palabras de mi abuela resuenan cada vez más en mi cabeza…
“Cuando Dios te destina un acontecimiento, no hay poder humano que lo cambie.”

-¿De qué me hablas? ¿No será que crees en reencarnación?
-¡Entonces, como entiendes que lo ame desde el primer instante, es como si ya nos hubiéramos conocido en otro tiempo y en otro lugar. Casi estoy segura que algo sucedió con nosotros y Dios nos separo para reunirnos nuevamente!
-¡Tranquila amiga!

Pancha volvió a beber su café, estaba algo consternada, había algo que no cuadraba en su historia…

Caminaron hasta el mercado de mariscos, comieron deliciosamente, al terminar continuaron su caminata hasta la librería el “parnaso” el lugar favorito de Pancha. Emocionada, comenzó a mostrarle cada libro que consideraba interesante, subieron al segundo nivel y…
-¡Frida kahlo!... ¿Te gusta Pancha?

Mientras Lex miraba el diario de la pintora, Pancha se acercaba hasta uno de los balcones, miró la plaza y pensó en como seria la vida de su príncipe en Guatemala, ¿Se adaptaría si viviera allá?

Lex no la perdía de vista, vigilaba cada movimiento, cada situación, al igual que Pancha algo revolucionaba en su interior. Terminaron el recorrido y se apresuraron a su próxima cita en la Zona rosa. Abordaron un taxi y al avanzar algunas calles, sonó el celular de Lex, era Walter, su amigo, hablaba para retrazar la cita hasta las 22.30, faltaban 3hrs; así que decidieron ir a tomar un café.

-Lo demás amigo, solo lo sintetizaré contándote que fue la flojera total, ya que después de planear y de buscar “una chumpa” (Chamarra en el lenguaje chapín), su amigo llegó a romper el encanto. Así que … Con la firme promesa de que llamaría el lunes próximo, me acompañó hasta el metro. ¡Te juro que estaba muy triste! , pues… ¿Qué haría yo hasta el lunes, si apenas era sábado?

Pancha me tomó de la mano y suspiró…

-Te diré que todo el domingo, me la pasé durmiendo para no pensar en Lex, la noche fue eterna y la teoría del “y si” volvió a torturarme.

“¡Y llegó el lunes! Y mientras esperaba el transporte para ir a trabajar, llamó y te aseguro que me iluminó la vida, ya solo esperaría unas horas, Lex iría a su concierto y volveríamos a ser felices… ¿Lo entiendes amigo?

-En verdad, jamás había visto tan contenta a mi amiga, sus ojos irradiaban una felicidad distinta.

Y llegó el martes, la cita era a las 9.00 a.m. Para ir a la Villa de Guadalupe, para variar, Pancha llegó 10 minutos tarde debido al tráfico matutino. Sintió temor de no encontrarlo en el sitio acordado. Al llegar, todos sus temores desaparecieron al contacto de un abrazo. Caminaron al transporte entre emocionantes pláticas. Pancha sentía algo raro, pues continuamente mencionaba que la había extrañado…

Llegaron al santuario y a unos pasos antes de cruzar el portón, Lex dijo:

-“Te quiero como nunca nadie te podrá querer”.

Pancha lo observó, no dijo nada y pasaron. En su interior, ella rogaba a la Virgen por que este sueño nunca acabara, en verdad se sentía importante, en verdad, estaba casi segura de haber encontrado a su príncipe azul después de haber besado a dos que tres sapos. Recorrieron juntos la basílica, oraron y después subieron a lo alto de la colina, ahí observaron la grandeza del valle y por primera vez en su vida, Pancha deseó que no terminara la mañana.

Descendieron entre juegos de palabras y la admiración de Lex por la Virgen. El pensó en invitarla al museo de cera, pero no se atrevía a decirle, hasta que por fin se animó y marcharon. En el transporte, tomados de la mano, escuchaban una canción tropical “la favorita de Pancha”, aunque a él no le gustaba tanto. Por primera vez Lex habló del adiós, de que partiría el domingo y que estaba temeroso pues no sabía lo que ocurriría con ellos. Pancha solo lo miró y se recargó en su hombro.

Llegaron al museo, después de algunos minutos, comenzaron la visita ante el nerviosismo de Pancha ante lo desconocido (Pues es bastante miedosa). Bromearon como dos niños antes las exposiciones, primero de lo increíble y después ante las figuras de cera. Al llegar al sitio de figuras de terror, ella le pidió que le tomara de la mano, lo que Lex nunca imaginó fue el gran susto que le causaría. Por instantes Pancha sentía como su corazón abandonaba su cuerpo, pero el hecho de estar junto a él le hacia soportar cualquier susto.

Cada vez que lo miraba durante el recorrido, su emoción se acrecentaba. Salieron del museo, ella sabia que tendría que ir al trabajo y se lo comentó, así que él se propuso a acompañarla para después almorzar y continuar con su recorrido por la ciudad.

-¿Estas aburrido?
-Para nada amiga, además aún es temprano, desahogate, ten confianza y saca aquello que te duela.
-No me duele nada…¡Oh quizá solo el recuerdo de Lex!

Volvió a beber su café…

El 15 de Septiembre, quedamos en vernos a las 14.00 hrs para almorzar “como diría Lex”…

Suspiró y sus ojos cristalizaron una lágrima.

-¡Lo extraño mucho!

Continuó su relato… Ese día era totalmente diferente, era una gran oportunidad para mostrarle todo lo bello del país; comieron, pasearon y esperaron en el hotel hasta las 21.45 hrs. El nerviosismo de Pancha aumentaba, pues hoy conocería a los primos de Lex e irían al “antro” de moda… ¿Cómo serían los famosos primos?

Caminaron por Paseo de la Reforma, hasta el lugar acordado, esperaron… El silencio de Lex era notorio, hasta que avanzando unos pasos, salió al encuentro de Nda y Tarso, sus primos, retrocedió y los presentó a Pancha, la primera impresión había sido buena.

Decidieron hacer fila para entrar al “antro” y mientras lo hacían, comenzó a escucharse el tronido de innumerables cohetes, Lex preguntó a qué se debía, ya que en Guatemala, ese sonido era demasiado cotidiano; La fila comenzó a avanzar, al entrar y recorrer el lugar, el asombro de Pancha iba en ascenso, ya que era algo nuevo. Las luces, el sonido, y la misma gente, eran como parte de una realidad a la que Pancha no estaba acostumbrada.

Comenzaron a bailar y así transcurrieron las horas y como en cualquier cuento de hadas, el reloj, marcó las 12.00 PM. En ese momento, Lex reunió a sus primos y tomando la mano de Pancha, dijo:

-No sé si se hayan dado cuenta pero… ¡Es mi novia!

Terminando, le plantó un enorme beso, que casi le voltea la cara.

-¿Te sorprendiste?
-No, solo que ¿Es verdad?
-¿Aún lo dudas?

Abrazados, volvieron a bailar ante la mirada de la gente del lugar. Pancha había aumentado su felicidad, le era increíble saberse en ese lugar y con su verdad. La noche transcurrió de emoción en emoción, hasta el momento de la despedida, así que salieron del lugar y caminaron entre las pláticas hasta el hotel en donde minutos más tarde, se prometieron pasar la mayor parte del jueves juntos.

Muy temprano por la mañana, se asearon y partieron a un centro comercial de Santa Fé, ahí comieron, planearon, compraron y se divirtieron con el buen sentido del humor de Lex. De regreso al hotel, planearon las actividades del día siguiente.

-Lo que te contaré ahora, me duele, pues era el penúltimo día.

Eran las 14.00 hrs, Pancha había tratado de llegar con anticipación a la cita, tratando de que nada se le olvidara… Pasaron unos minutos y comenzó a notar que Lex no llegaba, buscaba por todos lados y nada; En ese momento, su corazón trataba de comprender, hasta que, Lex salió de la tienda de discos.

-Discúlpame pero no te había visto…

El alma de Pancha volvía a su cuerpo, en un momento, quiso demostrar lo que había sentido, pero solo concluyó con un “¡Hola!”

-¡Qué bien que llegaste!, te traje un regalo.
-¡Qué extraño!, Yo también, sería increíble que hubiéramos pensado en lo mismo.

Antes de ir a comer, decidieron ir al hotel a dejar los presentes. Al llegar se dieron cuenta de que eran exactamente lo mismo, como si se hubieran puesto de acuerdo.
-¡Un oso!, ¡Qué maravilla”, Le pondré tu nombre y así me acordaré de ti cada vez que lo abrace.

Se fundieron en un abrazo y aunque algo dentro del corazón de Pancha estallaba, prefería callar…

Salieron contentos del hotel, con dirección al cine, Pancha rogaba que el día fuera eterno… Con la emoción al límite, compraron los boletos y decidieron comer algo típico de México y como todo estaba a su favor, hasta un trío los amenizó… Pancha era muy feliz, solo pensaba en Lex y en el momento.
Terminaron de comer y optaron por ir de compras, pues aun quedaba tiempo antes de entrar al cine.
Lex, le seguía sorprendiendo, con cada una de sus atenciones. Había llegado el momento de ir al cine, así que entre bromas, se sentaron frente a la pantalla y comenzaron a ver la película, tomados de la mano. Esto era tan simbiótico que se transmitían hasta el último pensamiento.

Al terminar la función, comentaron la película, más lo que le importaba a Pancha era recordar hasta el último detalle.

¡Llegó el sábado!, Con el la desesperación y la angustia; Pancha quería pensar que todo era un error, que Lex era mexicano y que en el último momento, todo se descubriría y serian felices… Pero no, era verdad, hoy era 18 de Septiembre, que tendría un compromiso y se verían hasta las 22.00hrs. Ella sufría hora tras hora, quería engañarse, pero la realidad saltaba a la vista.

Por fin las diez de la noche, ella con su mejor atuendo azul a la espera de Lex en la entrada de la tienda de discos, llena de tristeza, trataba de ocultarla, pues solo quedaban algunas horas y tendría que disfrutar. Había llegado el momento, Lex con la presencia de un caballero medieval, pulcro, se acercaba… Pancha lo miro, estaba a punto de desfallecer, era un verdadero sueño.

Lex la saludó, la abrazó y sin pronunciar palabra, la condujo hasta el restáurate; ordenó y esperó el momento.

-¿Sabes que el próximo sábado a esta hora, me harás falta?; Pero te aseguro que no olvidaré todo lo que ha pasado y te aseguro que pronto volveremos a estar juntos…

Los ojos de Pancha comenzaron a enrojecer, pero sabía que debía ocultar sus sentimientos de dolor. Comenzaron a cenar, esta vez la comida, aunque suculenta, era incomible; algo muy dentro le dolía y por primera vez no podía controlarlo, quería pedirle que no se fuera, que se quedara, pero la razón la centraba de inmediato… En el restaurante solo ellos existían, mirándose tiernamente, tomándose de las manos, quizá por última vez.

Después de tanta tristeza y promesas hechas, salieron rumbo al ángel de la independencia, bromearon…

-Cuando vaya de regreso a Guatemala, esta será la última imagen que me llevaré.

Pancha solo sonrió, lo abrazó muy fuerte y derramó la única lágrima de esas horas. Caminaron rumbo al hotel, Pancha aun tenía la esperanza de que ocurriera un milagro, no podía dejar partir al mago que revivió su petrificado corazón, al verdadero amor.

Pancha comenzó a llorar… Dio algunos tragos al café y guardó un profundo silencio.

Después de una noche maravillosa, llegó el tan temido domingo. Durante la madrugada, permaneció despierta admirando su rostro, grabándose cada rasgo, respirando la exhalación de Lex, era como sentir la plenitud del verano, aun dudaba de que esto fuese real. Jamás había notado en Francisca tanta nostalgia en su voz, sabía que todo lo que me estaba contando era verdad, era fantástico saber que por fin su corazón había encontrado su descanso… Mi amiga volvió a beber su café… Lo que no se atrevía a contarme era su verdadera tristeza, aquella de esperar al amor por tanto tiempo y que en unos cuantas horas tuviera que partir.

Salieron del hotel a las 12.00pm. Tomaron el taxi que los llevaría al aeropuerto, en el trayecto continuaron platicando acerca del futuro… Al llegar, Lex, se documentó y decidió invitarla a almorzar, pues aun faltaban dos horas.

-Volveré pronto, mientras tanto échale ganas para que esto fructifique, te aseguro que diario recibirás un correo en donde te contaré como me va. ¡Sonríe! Esto es verdad, te aseguro que volveré, solo te pido que me esperes amor mío…

-Esta bien, te aseguro que estaré esperándote…

Comieron bajo la presión del adiós… La hora se acercaba, así que se dirigieron a la sala de espera, pero faltaba algo “la fotografía”, así que cual modelos, buscaron los mejores ángulos y listo. Había llegado el momento, Lex le suplicó que solo lo acompañara hasta la entrada de la sala, ella asintió con la cabeza , así que caminaron hasta el comienzo de la sala, Pancha lo abrazó como con ganas de que no se fuera, de los ojos de Lex comenzaron a brotar las lágrimas, se besaron ante la promesa de un pronto regreso, Pancha no soportó más, así que con un gran dolor en el corazón, se despidió y mientras veía como avanzaba, decidió correr primero por las escaleras eléctricas y después por el interminable pasillo del aeropuerto, sentía que su cuerpo estallaría en cualquier momento.

Con lágrimas en los ojos, abordó el metro, transbordó de un lugar a otro hasta llegar al centro comercial para revelar la evidencia clara que Lex no era un sueño. Miró el reloj y en esos momentos el sonido de las turbinas del avión hicieron su aparición, quizá era el vuelo de Lex, miró hacia arriba y solo dejo escapar la palabra “TE ESPERARE, VUELVE PRONTO, TE AMO”

-Como podrás ver amigo, esto es real, mira su fotografía y mira todos sus correos que guardo religiosamente hasta su regreso, de esto que te cuento ha pasado un mes y te aseguro que lo esperaré aunque sea una eternidad, pues en verdad es el complemento de mi vida, es como diría mi abuela “El condimento necesario que da y dará sabor a mi vida”.

Después de esta platica, nos despedimos, pero se que detrás de esta historia vendrá la verdadera felicidad de mi amiga, es por eso que estaré pendiente de lo que sucede con su vida que parece sacada de un cuento de hadas pero como dice el comercial “Esa es otra historia”


Nota: Pasaron los días, los meses y se acumularon dos años, Lex, escribía con demasiada ternura a Pancha expresándole su cariño, pero como en todo sueño, la luz matinal tiene que invadir nuestro rostro y eso mismo le ocurrió a Pancha, Lex volvió, en un enero para ser exacto y mientras ella lo esperaba en el aeropuerto con un megaoso y un ramo interminable de rosas, él solo llegó, la saludo y le pidió que la acompañara al hotel para dejar sus cosas… Según mi amiga, después de un tierno reencuentro, la invitó a pasear y mientras el frío viento soplaba en sus rostros, Lex comentó:

-Tienes dos opciones querida, venir conmigo a Guatemala y vivir tan solo con cinco quetzales al mes o esperar mi regreso y ser mi amor en México…

El corazón de mi amiga estalló, pidió regresar al hotel, recogió sus cosas y presentes y se fue…

Lex jamás la volvió a buscar y Pancha aprendió la lección, NO SOÑAR CON LOS OJOS ABIERTOS…

Texto agregado el 05-08-2009, y leído por 115 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
05-08-2009 cielos!!, es un buen cuento, tiene algunos errores gramaticales, nada que no puedas corregir como las 12 pm imagino q te refieres a las AM ya que es de madrugada no? tambien cuida el no repetir las palabras gracias al señor tenemos sinonimos. me envolvió en un momento, buenas fotografías e imagenes y descripciones, pero el final fue muy tajante, asi sin mas, solo no soñar? es algo dificil y sin embargo cierto, aunque si ya adornaste todo el cuento, que te cuesta adornar tambien el final? la-chika-del-espejo
 
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