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Laura Hemaldi.

2. Una dulce sorpresa para Laura.

La mañana se levantaba bajo un sol resplandeciente.
El jardín que bordeaba al completo la mansión Hemaldi rebosaba de vida.
Un manto de flores de múltiples colores perfumaban el ambiente.
Laura despertó, saliendo de la cama subió rapidamente la persiana de su habitación.
Quería saber que día hacía. Se sentía muy bien, estaba realmente feliz.
Se quedó un buen rato contemplando aquél dulce espectáculo cómo lo haría una mujer enamorada.
Se dirigió trás ese relax visual camino del aseo para darse una ducha y comenzar el nuevo dia.
En ese instante el teléfono sonó en el pasillo.
Laura cogió el auricular: "Residencia de Laura Hemaldi, dígame".
Al otro lado del teléfono se escucho la voz de Peter: "Hola Laura, buenos dias, como pasaste la noche ?".
Laura contestó con una gran felicidad: "Peter !!!!, buenos dias, he dormido como un lirón, ¿ y tú ?
Peter respondió: "Me alegra oir eso, yo también, he renovado todas mis baterias y hoy me siento radiante como el día" a lo que añadió: "Laura, me gustaria pasarme esta tarde por tu casa, tengo algo que enseñarte".
Laura dijo: "Bien Peter querido, ven cuando quieras, sabes que estoy aqui para ti siempre".
Peter respondió: "Laura, entonces nos vemos. Hasta luego."
Laura dijo: De acuerdo Peter, hasta luego, te quiero".
Laura colgó el auricular. Se quedó pensando que es lo que Peter quería enseñarle. Peter parecía un poco distante, su voz sonó algo nerviosa.
No importa, sólo quiero que venga y su rostro se iluminó mientras recorria lo que faltaba de pasillo hasta llegar al baño.
Después de su ducha, Laura bajó las escaleras de caracol hasta llegar a la cocina.
La señora Emmerson estaba limpiando el salón, el aspirador no la permitió percatarse de que Laura estaba en el piso de abajo.
La señora Emmerson fué la persona que Laura buscó para ayudarla un poco en aquella gigantesca mansión. El desayuno estaba preparado, Laura tomó su consabido café capuchino con tostadas y mermelada de albaricoque con un zumo de naranja.
Una vez terminó el desayuno, se preparó apropiadamente para ir cómo todas las mañanas de a diario al gimnasio.
Mientras se vestia, llamó a la compañia de taxis. Laura no conducía.
Gustaba de llegar siempre en taxi a los sitios. Nunca le hizo gracia utilizar los transportes públicos.
Se despidió de la señora Emmerson y salió con su bolsa de deporte justo en el momento en que el taxi llegaba a la puerta de su casa.
El taxista salió del vehiculo y preguntó: "¿ Es usted Laura Hemaldi ? ".
Laura respondió "Yo soy" mientras entregaba la bolsa de deporte al taxista para que la acoplara en el maletero.
Una vez en el interior del taxi, Laura dió las oportunas instrucciones para llegar al gimnasio.

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Peter salió a la calle con una sola idea, quería sorprender a Laura con algo muy especial.
El sitio donde iba no distaba mucho de su casa, tan sólo unas manzanas. En cuanto dobló la última esquina de la calle, entró en una joyeria.
Peter buscaba algo que hiciera ver a Laura que iba en serio con ella. Quería darla a entender que la amaba realmente.
Peter no era una persona fácil de palabra, aunque queria mucho a Laura, su sentimiento no era reflejado hacía el exterior como debiera.
Después de un largo rato de buscar, ver y consultar, escogió algo que seguro iba a enamorar a una chica como Laura Hemaldi.

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Sobre las 19:00 llamaron al timbre de la casa de Laura.
Laura abrió la puerta.
Peter estaba al otro lado de la misma, vistiendo un traje color azul muy elegante, pajarita y camisa color rosa fuerte.
Laura dijo: "Peter querido, adelante".
Peter pasó dentro, al tiempo que recibía un dulce y caluroso beso de Laura.
Portaba en una de sus manos un magnífico ramo de rosas rojas, Laura recogió el ramo y ambos fueron a la cocina, Laura quitó el envoltorio de celofán que recubria éste y acto seguido lo introdujo en un precioso florero.
Después, ambos pasaron al salón.
Laura tenía preparados algunos refrescos, así como, algunos snacks para picar, sobre una de las mesas del mismo.
Peter se sentó en el sofá, Laura sirvió un par de refrescos en dos vasos y entregó uno de ellos a Peter.
Peter se quitó la chaqueta y cogiendo a Laura por la cintura, la besó profundamente.
Laura agrandó sus ojos mientras sus labios eran sellados por los de Peter.
Al termino del beso, Peter empezó a buscar algo en uno de los bolsillos de su chaqueta.
Extrajo un pequeño paquete, envuelto en un papel brillante de color verde. Se lo entregó a Laura y la invitó a abrirlo.
Laura comenzó a quitar el papel y se encontró una caja marrón.
Peter la dijo: "Abréla, espero que te guste lo que hay en su interior".
Laura abrió la caja y trás ello, sus ojos se agrandaron tanto, como cuándo Peter la besó antes.
Laura exclamó: "Peter, es precioso, es el anillo más bonito que he visto nunca, te habrá costado una fortuna. No tenías porque hacer esto. Yó te amo sin regalos como éste, también".
Peter la respondió: "Es sólo un detalle, para que veas que te quiero de verdad y no me olvido de tí, ya se que no soy muy cariñoso contando las cosas del corazón, pero es algo que quería demostrarte y no se me ocurría otra manera que ésta".
Laura fué ahora la que beso a Peter de una forma especial, húmeda y caliente.
Peter se abrazó a su cuello al tiempo que la decía en un dulce susurro: "Subamos a tu habitación, te demostraré que te amo de una forma muy especial, ya sabes ..."
Laura le dijo: "hmm, bien, coge tu refresco y vamos. ¿ Tienes ganas de jugar conmigo un poco ésta tarde, Peter ?
Peter no dijo nada, sólo la guiño un ojo y la besó dulcemente, al tiempo que recogía su refresco y comenzaba a subir las escaleras de caracol, detrás de Laura.
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Entraron en los aposentos de Laura, la cama cubierta con un edredrón color champagne, esperaba como siempre, la oportuna visita de Peter.
Laura quitó el mismo, echando a un lado las sabanas de satén que hacían juego con el edredón.
Peter se desnudó y se introdujo bajo las mismas.
Laura le observó, sabía lo que Peter quería, empezó a quitarse la blusa azul celeste, siguió por los pantalones ajustados negros ...
Una vez estuvo desnuda, se puso frente a Peter y le dijo: "tómame mi dulce Peter, lléname de tu gloria de hombre, házme sentirme mujer en tus brazos".
Peter la abrazó por la cintura y la trasporto suavemente sobre él, comenzó a acariciarla y besarla detrás de sus orejas, siguió por el cuello lentamente, hasta llegar a sus senos, los cuales besó dulcemente.
Laura se introdujo bajo las sabanas y comenzó lo que debía de ser, ambos hicieron el amor de una forma desenfrenada y salvaje, en aquella habitación el calor se elevó de forma alarmante aquella tarde.
Laura se sentía poseída por el amor y el deseo de Peter, un amor y un deseo que valían más que cualquier regalo, aquella tarde Laura recibió algo más de lo que podría esperar de Peter.
Cuando acabó el acto, Laura besando a Peter salió de debajo de las sabanas y mirando de vez en cuando de reojo a éste, se dirigió al servicio.
Peter miraba a Laura en su movimiento, le encantaba cómo Laura se dejaba mirar, jamás había conocido a una chica como aquella, tan sensual, tan especial cuando andaba desnuda, era auténticamente un relax para los ojos de cualquier hombre, lo mejor de todo, es que él era el único al que Laura dejaba disfrutar de su bello y espléndido cuerpo ...

Escrito por Carlos Them.

© Copyright Carlos Them 2007. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 09-08-2009, y leído por 99 visitantes. (0 votos)


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