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Inicio / Cuenteros Locales / beto1963 / CUESTION DE TIEMPO

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Nunca primero, jamás el ultimo entre la muchedumbre de paso inadvertido, debajo de la ciudad entre trafico y bullicio, se abre paso para mirar todo a su alrededor, no era de aquí estaba asombrado, maravillado por aquellas grandes estructuras hediondas a orina y alcohol restos de botellas y cajas papeles y mugre.

Estaba claro para el, era la gran ciudad y esta su primera visita, buscaría algún trabajo entre tanto vago y miseria, aunque fuera el mas humilde. Atrás dejo un pequeño pueblo que muere, junto a sus habitantes, que sentados y seniles esperan a la azarosa muerte, que pasa por sus cabezas y solo se ríe, dejándoles ahí. Es para ella divertido dejarlos esperando para llevarlos después, mucho después que no recuerdan sus nombres y se orinan y excretan sus añejas vestimentas.

Es para esta nauseabunda y jocosa muerte, que elige al mas joven y vuelve para llevar al decrepito y senil ser, que sentado mirando taciturno la lontananza recuerda a pedazos su época que a nadie en ese gastado pueblo parece importar los viejos y desteñidos sombreros les protegen del sol pero al fin y al cabo la muerte se apiada de ellos.

Este ha huido de aquel lugar, su joven sangre recorre su cuerpo y le eriza la piel de pensar en quedarse en ese olvidado lugar postrado y sin horizonte. Todos los jóvenes se han marchado mujeres y hombres buscando un nuevo destino, atrás quedaron aquellos que soñaron con un mundo mejor un mundo que envejeció con esos.

Arrugados carteles, desteñidos colores dando pequeños pasos, cada vez más cansados y lentos respirando las últimas gotas de rocío. No quiere enredar sus pensamientos recordando a sus muertos, que quedaron ahí en ese pueblo ya olvidado, solitario mira al frente, ni siquiera mira al costado, ve a aquellos que están mas adelante para admirar, lo que han construido. Este momento y esta existencia le pertenecen y no puede cambiarla es lo único valioso que posee, sigue el camino la ciudad atrapa con sus encantos nocturnos,
Solo bebe un trago para aplacar la desesperanza, vierte su buen ánimo para no desmayar.

Pero no es menos cierto, que en la soledad, con sus pensamientos clavando hondo en su alma, piensa en terminar con todo esto, no dejar que la vida lo consuma, sino que acabarla antes. Bien sabemos todos que nacemos muriendo, y al final nuestra juventud se esfuma para dar paso a lo incierto, a tropezar por el camino y sin poder ponerse en pie como lo hizo antes.

La cuerda rodea su mente y su cuello y esta ahí, mas presente que nunca, la gran viga le invita y su conciencia esta por aceptar la invitación a cenar con esta. El deseo de traspasar la frontera le atrae y a ratos pareciera inminente solo es cuestión de tiempo.

Todo en la ciudad, transcurre vertiginoso, los perdedores no son considerados, y la gran correa religiosa no es capaz de sostener a tanto vagabundo sin credo, con ganas de escaparle a la vida.
En cualquier momento se desplomara la poca racionalidad que nos queda, entonces los escombros desaparecerán y no pediremos que nos caigan encima para aplastar nuestras conciencias y de paso no formar parte de esta traviesa e ingrata existencia, cruzando la barrera y dejando atrás el llanto propinado a los escasos deudos mordiendo el silencio a ratos…

Porque en el fondo de estas conciencias admiran al suicida, la valentía de elegir vivir o dejar todo hasta aquí. La gran ciudad no escucha a nadie solo esta ahí para albergar por las noches al miserable, al hambriento, al asesino, al borracho, al infiel amante, a todos aquellos seres nocturnos que aman las sombras y el olor a la bohemia cayendo hipnotizados entre la oscuridad y la penumbra de la urbe. Recorren las callejuelas vestidos con sus ceñidas y colorientas ropas mostrando sus amorfos cuerpos gastados y sin pudor sus curvas en tacón y laycra.

Pero ya no importa, en las noches frías y sordas tratara de conciliar el esquivo sueño, después de un abrumador día, esta cansado y cae rendido, mientras el viejo televisor muestra aquellos comerciales, mostrando lo feliz que es la realidad en blanco y negro y a ratos borrosa pantalla, que alumbran el entorno nauseabundo de la habitación.

El amanecer comienza a devorar a través de la sucia cortina, las sombras el vidrio empañado refracta la luminosidad de la insipiente mañana que muy lentamente invade la fría ciudad.

No comenzara el ritual masturbatorio, no siente deseo ya, la mañana abrió paso a nuevo día
Las calidas y sucias sabanas no logran atraparle sus pensamientos no son claros adormilado aun, escucha el ruido grotesco de la ciudad que despierta rugiendo para devorar con indiferencia los pocos deseos de seguir esta búsqueda, aplastando sus ganas de continuar.

Se pregunta a si mismo… ¿que sucede, como llegamos a degradarnos tanto?
¿Porque las plazas perdieron su verdor?
Tanto vago, tanto ladrón las calles no nos pertenecen, se extinguió el amor
No se respira respeto, ni alguien que pueda dirigir, estamos sin rumbo estamos próximos a sucumbir, estos pensamientos golpean su cabeza, mojara su rostro, cerrara la puerta y se echará a caminar entre vagos y borrachos, para llegar a laborar sin perder ningún pedazo de conciencia.

Llega aturdido por la tarde, el trafico, el bullicio, sin embrago sonríe para voltear por el callejón al fin en su habitación en el suelo muchos sobres, los ojea rápidamente y los lanza por la pequeña ventana, solo hará mas basura y será solo para alimentar a los que esperan, drogados y ebrios el momento para escarbar entre papeles, fotos y cuentas. De reojo mira la ciudad y sus paredes rayadas, la orina seca forman manchas en las paredes fétidas.

Se tendera en la mugrosa cama, hasta que la espalda reclame, total es domingo y no hay quien llame, sabe bien que no pertenece aquí, de pronto los recuerdos del pequeño y abandonado pueblo aparecen ante el, los árboles son diferentes allá, la contradicción de escapar de un pueblo gastado y moribundo y el estar respirando smog y bullicio excitan su sangre, esperara a mañana para unirse al tumulto y estancar el alma, con la poca gente decente que aun queda. Para buscar un poco de esperanza, en este suelo tan indiferente y hostil como un forastero en su propia tierra tan ajena y decadente.







Texto agregado el 11-08-2009, y leído por 165 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
13-08-2009 Es un texto que dice muchas verdades. Me has dejado meditando. La ida es así,buena para muchos y tan mala para otros,sobre todo para esos ancianos que ya nada pueden dar. Es cierto que nacemos muriendo... La noche parecieras pintarla,con su pobreza,aquéllos que se esconden en ella,borrachos,ladrones,drogatictos,todos en el proceso de seguir adelante en esa vida que les ha tocado. Como a este que describes,que lo único que tiene en realidad son sus recuerdos******* Un beso Victoria 6236013
13-08-2009 Muy buen texto, te desenvuelves bien en el género que escribas******* JAGOMEZ
13-08-2009 siempre es grato leer tus obras aunque me agradan más tus poesias mariposaerrante
 
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