Había enumerado un centenar de veces lo que tenia decidido. Eran solo dos anotaciones en un cuaderno viejo. La segunda le pareció menos realizable y la descartó de inmediato. Se sentía mejor, al fin dio con su cometido, solo unas horas antes. Escondió todo lo que podía hacer daño a su cuerpo. Luego enhebro una idea sobre una espada, luego sobre sus manos mismas. Juró no usarlas, le produciria un asco aterrador. Descolgó cuadros, cerró ventanas, selló puertas. Trató de olvidarse de lo que iba a hacer.
El sol comenzó a caer. Se deshizo de las nauseas, de los vómitos y de la repugnancia. Escuchó Chopin, pero muy despacio; luego Liszt un poco mas fuerte; al final una sonata de Prokofiev y un concierto de Schôemberg. Caminó por los ultimos sitios de la casa, tal vez nunca la volvería a ver. Encendió una vela y apagó todas las luces. Asi tendria mas coraje. Por la noche bebio dos sorbos de ron y uno de whisky. Comenzo a temblar y casi se desmaya. Es que habia llegado la hora, la muerte segura. Se pregunto aun no decidido que cosas podria hacer para revertir los hechos. Ninguna. Con el amor no se podia jugar, el era consciente. Supo (y eso lo dejo tranquilo) que muchos filósofos partian de la duda; otros la tomaban como medio y los mejores convergian en ella. Alli fundo su serenidad. no debia tener miedo. "Saben todos que muero por amor"- se dijo, mientras leia el ultimo acto de una obra de Shakespeare. Terminó de decidirse luego, cuando recordó las tragicas palabras de su pareja; -Ya no te amo. ¡Yo si te amo!- gritó el desesperado, ¡Yo si te amo!.
Afuera ya parecia llover. La luna habia comenzado su recorrido. Ya no tenia escalofrios, ni siquiera cuando tomo una soga y la presionó sobre su cuello. De eso si que dudaba. No era muerte segura. Tomo un cuchillo y penso en el vientre, en el corazon. Penso en la sangre tambien. Comenzo a llorar. El acto parecía hacerse inmaduro. Juro no hacerlo, ni siquiera pensarlo. Salió al jardin y respiró un poco de lluvia. Al entrar se sentia renovado. -“El olvido hace matamorfosis en la razon”- pensó. Redimió música que los unía a los dos, y se tocó la frente. Estaba sudando. Se puso guantes. Alguien le habia dicho que determinados hechos son producto de otros contradictorios. Prendió el primer cigarrillo, tal vez al consumirlo lo haría. Pero escuchó el sonido aspero de su voz, tal vez en la memoria. Aflojo las piernas para dejarse caer en un amplio sillon de terciopelo. No seria malo relajarse. Emprendió lo que se llama, un viaje al inconciente a traves del sueño. Se vio en una isla, solo, tomando un líquido amarillento con gusto a sal. Eran orina. Volvió sobre si. El sol estaba en el cenit. Tenia fuerzas, su mente tenia lucidez. Nunca debio esperar tanto para cometer una parte de su locura. Creyo estar loco y enfermo. Aquella vez lo habia intentado por asfixia. Penso en la inmensidad del mar y en lo profundo. Pero esta vez no estaba alli.
Parecia, por la fisionomía de su rostro, que una parte de el se habia ido, que yacia muerta del otro lado. Eso dejó ver el. Se secó unas lagrimas, las últimas, antes de sacrificar la vida. Dijo dos palabras al fondo de la habitación. Sacó del bolsillo un papel arrugado y lo leyo: "Morir es tu unica salida". El otro papel que estaba en el viejo cuaderno decia lo mismo. Ya no habia opciones, cualquiera sea la eleccion. Tomo el arma del estuche y la cargó. Dió dos pasos seguros y apunto a la cabeza, esa seria una muerte segura. Gatilló dos veces. La sangre se derramó poco a poco. En el fondo del cuarto se escucho caer un cuchillo. Se habia matado al amanecer. La presión de las cuerdas sobre su cuerpo evitaron que la sangre se derramara antes. Antes de llorar sobre su cuerpo supo que jamas habria tenido el suficiente valor como para suicidarse. Penso en los sacrificios, en el martirio de los que se enjuiciaban por si mismos en el medioevo. Penso en la luna y en las noches. Jamas tendria el valor para dejarlas.
24-07-04
17:20 hs.
Roberto R.