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Vimos, en una banquisa ubicada en el ombligo del sueño, un desfile de marcos y espejos. Las caras se alargaban y se contraían, desfigurando nuestro aspecto, haciéndonos temblar. Por el borde de uno de los marcos, comenzó a brotar una música terrible, compuesta por el mismo diablo, la cual, se expandía rauda por cada uno de los espejos. Era la cuerda de un violín rompiéndose a cada octava. Se rompía, y volvía a regenerarse, se rompía y volvía y así, hasta siempre. Sabíamos que no podía parar. Era una melopea feroz; una especie de adagio que enfundaba todo el suelo y parte del aire, que comenzaba a espesarse. Fue entonces, que la miré y su imagen comenzó a desparecer en una mezcla confusa de tierra y mierda. Intenté correr y todas las proyecciones de mi imagen lo hacían conmigo. No había forma de salir de ahí. |
Texto agregado el 15-08-2009, y leído por 114
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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04-10-2009 |
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tengo una amiga que usa ese termino "la nonada"me llamo al atencion tu escrito..
me gustó como escribes..corto pero preciso.
saludos de chile. dearalice |
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15-08-2009 |
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En realidad has pasado por un mal sueño, suele suceder luego de un mal día. Un Abrazo
macacay |
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