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“… recuerda ir desempolvando tu boyita pues la temporada de pejerrey 2009 se viene con todo. Avisa tu llegada. Nos embarcaremos en mi nuevo Dufour de 12 metros con servicio completo: equipo, comida y bebidas. Lo de la boyita es una broma. Chiao. Alberto. PD Lulú nos acompañará, se me había olvidado decirte.”
Aparté la lista de pendientes y me comuniqué con mi Agencia de viajes. Antes de dejar la oficina, ya le había contestado.
Alberto es un primo lejano que conocí en 1999 durante mi primer viaje a la Argentina. Desde entonces he vuelto dos veces más y en mis tres estancias pescamos juntos en el Río de la Plata. Alberto es rico y siempre vive rodeado de lindas mujeres que lo aprecian por lo que tiene y por lo que ofrece, además canta tangos.
No me acordaba de ninguna Lulú, incluso llegué a pensar si no se trataría de una mascota, de algún animal que hubiera yo conocido anteriormente. Me acordaba, sí, de Lourdes pero no podía ser la misma. .
En el aeropuerto me esperaba el chofer. Alberto estaba demorado por una junta. Cuando llegamos a la casa, me instalaron en lo que sería mi habitación durante los diez días que pensaba quedarme en Baires.
Pensé que lo mejor sería afeitarme, tomar un baño y cambiarme de ropa. Al salir de la tina una gran toalla azul me envolvió todo el cuerpo y una boca ansiosa se prendió a la mía. Sobre la cama rodamos juntos un buen rato. No lo podía creer, pero ahora que han pasado ocho años me queda más claro.
En mi primera visita, en 1999, pescamos muchos pejerreyes, uno casi de 15 centímetros de largo, plateado y reluciente. Alberto andaba entonces con Jennifer, una americana que llegó al barco acompañada por Lourdes. Se habían conocido en una universidad gringa y Lourdes la había invitado ahora a pasar unas vacaciones con ella. No voy a dar detalles pero desde el primer momento me enamoré estúpidamente, nos enamoramos, Lourdes y yo. Excepto por el pejerrey grande y que Alberto pescó mucho, sólo recuerdo que pasamos los tres días de pesca bañándonos y secándonos, yo apenas acordándome de Flora, mi mujer andaluza que no solía acompañarme cuando yo salía de viaje. Durante dos años no habíamos podido tener un varón y ella decía que era mi culpa, cosa que consulté por teléfono con un hermano suyo médico que residía en Cádiz y que ahora pienso que me engañaba.
Cuando Alberto llegó ya Lourdes y yo lo esperábamos en la sala. Nos abrazamos, ella nos preparó dos tragos y Alberto se disculpó por su tardanza. Luego me dijo:
--¿Te acordaste de Lulú? Ella me apostó a que no, a que no te acordarías de aquella pesca, hace ocho años.
--Pues…
--Sí se acordó –interrumpió Lourdes- se acordó muy bien.
--Pues lo que son las cosas –dijo Alberto- Lulú es ahora mi mujer.
No puedo imaginar la cara que puse, el caso es que mi amigo sintió la necesidad de explicarme.
--Nos encontramos de nuevo hace menos de un año, me preguntó por ti, salimos a pescar y nos casamos. Ella se había divorciado de un arquitecto con el que tuvo un hijo que vive con nosotros. Y ¿qué crees? Se llama igual que tú, Victorio.
--Acaba de cumplir nueve años –dijo Lourdes sonriéndome.
Al día siguiente nos embarcamos en el Dufour de 12 metros y empezamos a pescar pejerreyes. Alberto pescó muchos y cantó infinidad de tangos. Al regreso inventé una excusa y adelanté mi regreso, estaba exhausto.
Flora no estaba en casa. Pensando que yo todavía tardaría en llegar de Baires, aprovechó para ir a ver a su hermano y dejó una dirección con nuestra vecina de confianza. Como me sobraba tiempo, compré un boleto de Iberia y me fui a España, pensé que debía sorprenderla y agasajarla para limpiar mi conciencia. Se sorprendió mucho cuando la encontré en Cádiz, me dijo que nunca se había imaginado que fuera a su encuentro.
Estamos en nuestro hogar y seguimos sin tener ningún varón. Tenemos hijas, sí, tenemos cuatro, pero ningún varón. Por respeto a ellas ni Flora les ha contado su “affaire” gaditano ni tampoco yo mi aventura argentina. Lo que sí le dije a Flora es lo del hijo de Lourdes, cuando ella me confesó que el médico no era su hermano.
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Texto agregado el 16-09-2009, y leído por 94 visitantes. (1 voto)


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