Nunca quiso sentir nostalgias sólo porque su pasado no le dio momentos memorables y son pocas las ganas que siente por repetir alguno. Pero aún así entre gritos, frivolidad, engaño y lluvias decidió darle más oportunidades al amor. Y por su enterísima culpa siente su garganta retorcerse por las noches, ella sabe muy bien que no debe ser de nostalgias, ni de miedo.
Y él quizás aún no sabe qué decir de ella, aseguraría que no le importa no decir nada… Él no cree raro que todo pase sin esperarlo, después de todo nunca espera nada y tampoco se dedica a pensarla en la oscuridad de la madrugada.
Yo, tendría la seguridad que ella escribe ahora; en el mismo momento él ríe frente a una copa de vino posada en la mesa de un bar sucio en la otra punta de la ciudad. Reconoce la desilusión de su letra sobre el papel amarillo, y otra vez cierra el cuaderno sin sonreírle al pasado…