| El frío matinal lo acompaña,Cansado ya de caminar,
 Unos cuántos kilómetros para poder volar.
 Perdido en su mundo sin felicidad.
 No puede regresar,
 Sus zapatos rotos y su poca ropa pesan más.
 No se puede desbordar.
 
 Su paso lento
 Paraliza el silencio,
 Paraliza la crueldad de la ciudad.
 Sin poder cubrirse de frialdad
 Acaso nadie lo ve
 Acaso nadie está en su lugar.
 Sus alas marchitas están.
 
 Y su negro y rizado cabello
 Cubierto por su boina
 No le da más espacio
 Que sólo para mendigar.
 Se acurruca lentamente
 Bajo la lluvia que acaba de caer
 Bajo el puesto de mercadería
 Que frutos dio el día anterior
 Frutos de dolor,
 Frutos de pasión.
 
 No tiene lugar donde ir
 Viendo a familias pasar,
 Amargas risas puede notar,
 Un dulce glamour
 Que no acostumbra a presenciar.
 Su paciencia de esperar,
 De rogar, de entender.
 Su desesperación de callar,
 Resignar y agradecer.
 
 Avanza entre las torres
 Construidas en su imaginación
 Para llegar a su paz total,
 Su cielo nublado está.
 No tiene dinero suficiente
 Para comprar su pasaje a la igualdad.
 Su carrusel lo espera en constante agonía al andar.
 
 La lluvia ya decidió ir a meditar.
 Intenta ocultar su lado emocional
 Y sus lágrimas acabarán por guardar.
 Sus pensamientos turbios dejan un legado
 De tranquilidad fatal, pero su herida no ha parado de sangrar...
 Su dedicación al dolor.
 
 Sigue caminando
 Por los adoquines mojados.
 Los mismos que mandaron a sus padres
 A un descanso continuo y final
 Pero su interés despierta en un abrir y cerrar de ojos,
 Una flor comienza a brotar fuertemente.
 Sus pupilas llorosas marcan y demuestran su vida cansada.
 
 La melancolía lo lleva a
 Seguir continuando el tiempo
 Tomar su vida y detener su bombeo
 Con un puñal.
 Piensa, ahora puede descansar,
 Puede bailar sin tener que seguir la coreografía
 Que la calle le mostró,
 Vertiendo sangre por las alcantarillas de la ciudad.
 Como la flor que ahora marchita, mira con sus tallos rodeados del llanto que ahora riega nuevamente
 Las nubes de carácter invernal.
 
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