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Capítulo 19

Al llegar a su habitación Kaoru sintió que el estómago estaba revuelto. Nunca se había sentido así antes. No era Kenshin, estaba segura. De hecho, finalmente, tuvo que correr al baño.

- Dios, no…- murmuró cuando hubo acabado de vomitar.

- Vaya parece que alguien no se siente bien hoy-dijo Kaoru con una sonrisa burlona, Tomoe la miró con cara de circunstancias.

- No me digas que- continuó la joven Kaoru,
Tomoe sólo se limitó a sonreir y asentir con la cabeza, estaba embarazada.

- Lo estaré yo también- dijo Kaoru recordando este evento… al fin al cabo la historia se repetía.

- Vaya parece que no nos sentimos bien hoy- dijo Misao al entrar al baño- ¿estás bien?

- No lo sé… yo… vomité.

- Eso no es bueno, mejor te acompaño a la enfermería.

Kyoto, montaña Hiei

- Todo está listo, mi señor- dijo Souji- el ataque comenzará aproximadamente en 20 minutos más.

- Perfecto- dijo Makoto Shishio- esos tontos no saben lo que les espera.

Su risa hizo retumbar la caverna, tan fuerte como el sonido de una maquina a vapor como nunca se había visto, una fortaleza andante, un castillo robot. Un destructor sin igual.

Ciudad Edo

Kenshin paseaba con su buen amigo Aoshi por la ciudad, estaban eligiendo algunos trajes para que Kenshin no luciera tan oriental a su llegada a Inglaterra.

- Por lo visto, es estrictamente necesario lucir así en Inglaterra- dijo Aoshi en un tono burlón que Kenshin nunca le había escuchado.

- No te burles…

- No lo hago, sólo me cuesta verte así.

- A mí también- dijo el joven Kenshin, en un tono casi de lástima.

En otro lugar de la ciudad, en el Cuartel, Kaoru y Misao estaban pálidas, una por la sorpresa, la otra por la preocupación.

- ¿Qué harás, Kaoru?- dijo finalmente Misao- Kenshin debe saberlo.

- No, no puedo decirle, arruinaría su viaje.

- Pero esto es más importante que un viaje, Kaoru, vas a tener un hijo… Su hijo.

- No… No, él no debe saber, Misao, esto fue todo un error y no quiero que, por culpa de un error, Kenshin quede amarrado. Por favor, Misao, no le digas.

- Hey, tranquila, de todas maneras no me corresponde a mí decírselo, lo sabes bien.

Kaoru no respondió. En eso, Misao tenía razón no estaba en ella decirle a Kenshin que estaba embarazada y todo por esa noche estúpida. “No puede saberlo”.

Antes de completar cualquier idea, se disparó al alarma de emergencia en el cuartel, todas las unidades estaban siendo llamadas.

- Qué demo…- murmuró Misao hasta que vio la ventana.

Nadie podía creer lo que ahí se dibujaba, una fortaleza… Una fortaleza venía directo a Ciudad Edo.

- ¡VAMOS!- gritó Kaoru.

Aoshi y Kenshin que aún estaban en la ciudad vieron aproximarse este amartoste hacia ellos.

- Kenshin

- Lo estoy viendo, Aoshi- dijo el joven- mejor volvamos ahora a la base.

Justo en ese momento, las unidades Koto Hajime- Ryu salían al encuentro de la fortaleza.

- Kenshin, Aoshi- se escuchó clara la voz de Kaoru- repórtense inmediatamente con Saito, esto no es nada bueno.

-No me digas que esa cosa es de Shishio- dijo Kenshin.

- Y pronto, todo el país lo será si no te apuras.
Kaoru nuevamente sintió nauseas, pero intentó dominarlas.

- Estás bien Kaoru- preguntó Aoshi.

- Sí, ahora vamos, no hay tiempo que perder.

Kaoru, como nunca, echó a correr a su robot. Se sentía diferente… Megumi, claro, había estado semanas siquiera sin comer por dejar a estos aparatos listos para una nueva emergencia.

- Vas a quedarte ahí mirando o me vas a pasar esas herramientas- dijo Megumi a Sanosuke, quien había estado visitándola en el hangar todos los días.

- Oh, sí perdona- dijo él un poco avergonzado- acá están.

- Sabes, todos estos días te he observado, pero aún no sé por qué vienes todos los días a verme. No he cambiado desde ayer sabes… A no ser que me encuentres irresistible.

- Buenooo….- es todo lo que alcanzó a decir Sanosuke, por fin se habían acabado las invitaciones sin sentido y los rodeos.

- La buena de Megumi- murmuró Kaoru con su vista fija en la fortaleza- un poco de amor y estas cosas andan como si las llevara el viento.

En ese momento se unieron al ataque, Sanosuke, Yahiko y Tsubame.

- Acá estamos todos- dijo el Tori Atama.

- Muy bien, cierren formación y prepárense, aún no sabemos qué vamos a encontrar.

- ¡SÍ!

El gran ataque había comenzado.

Texto agregado el 30-10-2009, y leído por 153 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
02-11-2009 Uyyy!Ahora sí que se vuelve a poner belicoso elcuento.Mis******** almalen2005
 
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