...Usé un tango excusa para acercarme,
usaste un tango excusa para acercarte...
“Sólo dos”, fue tu propuesta justificada,
y te aproximaste, mientras te miraba.
...Usé esa canción para sentirte a mi lado.
Me apoyé en tu rostro mientras me dejabas...
y aunque te rodee con mis brazos, te abracé con el alma…
Ya no existía distancia. El calor no sofocaba…
...cerré mis ojos mientras bailaba, como esquivando las demás miradas...
...y ahí descubrí la dulzura de tu abrazo...
Me refugié en tu torso. Me escondí de tu mirada.
Y bailamos, bailaste, bailé.
...te sentí y más me acerqué...
El tiempo pasaba, el tango sonaba, otra historia era contada, y el final,
el final se acercaba.
Yo más me aferraba, deseando no tener que
soltarte... dejarte ir.
Y como si lo supieras, a modo de consuelo,
dulces palabras me susurraste al oído.
Y te fuiste.
Yo sólo te observé.
Y esperé... otro tango excusa que te acercara.