Hace días que me estás ocupando el tiempo, me esás castigando con tus recuerdos; me haces llorar y sufrir porque no quiero sentirte dentro. Pero, cómo quitarte sin sentir ese degarramiento? Sin herirme. Si pudiera, si supiera serte indiferente y decirte sin temor a que no me creas que ya no invades mi cuerpo ni mi mente. Porque he argumentado todas las posibles preguntas que puedas hacerme. Tengo todas las respuestas, y a pesar de ello me vences. Te instalas nuevamente en el centro de mi pecho. Me angustias provocándome un horrible estallido. Ese temblor tan característico tuyo con esa sensación fría que dejas sobre la piel. Mis pensamientos siguen la lucha contra ti porque no quieren que yo sufra. Escuchas palabras desde el alma, pero continúas instalado. Hasta voces ajenas te atacan, pero tú eres invencible.Ellas tampoco pueden contra tí, ni siquiera emitiendo palabras de consuelo. No sé por qué te temo. No entiendo por qué te creo, si ya nos hemos encontrado junto a tu grandioso hermano "dolor". Sí! Ese a quien el filosofo alemán Novalis lo alabó diciendo : "Hay que estar orgulloso del dolor, todo dolor es un recuerdo de nuestra condición elevada". Será verdad?
Entonces...ahora sí puedo enfrentarte. Ahora si puedo tomar aire; secar mis lágrimas, dejar de temblar, de tener frío y decirte convencida después de mi anterior experiencia: "Ya no me haces daño! No! Ni me atormentas maldito y monstruoso sentir llamado "Miedo"!

Mia Minmina
(derechos reservados)