| LA MUERTE ES UNA VIDA PROLONGADA
 Segunda parte de la reflexión primera: “La vida es una muerta temprana”
 
 
 La muerte nos habla de una vida eterna, existencia a la que duda toda razón, que se cree afirmando desde una fe. Lo concreto de todo esto es que no se nace para la eternidad, sin antes, no haber ganado la tierra. ¿Y cómo se gana esta tierra? Nos enseñan de sacrificio, no una vida sacrificada, donde el esfuerzo de muchos se beneficia unos pocos, por eso, termina siendo sacrificada o crucificada la existencia de muchos, para beneficio de pocos que realizan sacrificios.
 Es una promesa de vida, la que heredamos, como también se hereda la familia, la cultura del trabajo, los  sueños,  los ideales. E n fin todo aquello que adorna esa lucha por subsistir realizarlos y proyectamos.
 Lo concreto de esta promesa es que no podemos rechazarla, no es algo que tomamos o dejamos aceptamos o que podamos ignorar.
 Desde el lugar que se asuma o  donde quiéramos ubicarnos, siempre hay una toma de decisiones, acertadas a veces, desacertadas otras.
 Es como una rueda que gira, una noria que no puede parar, porque no abastece agua si lo hace. Así es la vida, la veamos o no, si la analizamos en profundidad nos perdemos el protagonismo. Quedamos como espectadores viendo como se puede ir derrumbando todas esas torres, alfiles y reinas cual tablero de ajedrez en la que al final la muerte nos hace jaque-mate.
 
 
 JAQUE-MATE
 
 Nadie se va
 antes
 del momento
 preciso
 Nadie se queda
 después
 del minuto
 fatal.
 Tantas veces
 lo he preguntado
 y otras tantas
 lo he querido
 responder.
 Imagino
 ese sendero
 de piedritas
 coloridas
 con aromas
 de violetas
 y lavanda
 que al andarlo
 voy flotando
 sin dañar
 mis pies descalzos.
 Y al avanzar
 dando saltos
 sin calzados
 y sorprendida.
 Encontrar
 algún aljibe
 con un cántaro
 de agua pura
 que calmará
 mi sed
 del polvoriento
 camino.
 Un descanso
 al peregrino
 como bálsamo
 merecido.
 Así curar
 mis heridas
 si las alas
 no me han
 crecido.
 Sea largo
 sea corto
 el final
 del recorrido.
 Una gran mesa
 tendida
 y un mantel
 blanco marfil,
 un pan casero
 redondo
 y una fuente
 de uvas tintas
 Con sendas copas
 cristalinas
 y en el borde
 brillo de oro puro.
 un coro de ángeles
 entonando
 esos himnos
 celestiales
 aguardaran
 mi llegada
 y un jaque-mate
 a la vida
 que daré
 resucitada.
 
 
 
 
 
 
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