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Fecha 18/01/2009
Tengo una idea , te voy a contar un cuento que a veces viaja en las nubes de mis recuerdos ; a veces se hace claro y otras se viene confuso y desconectado con mi realidad , pero no importa , porque es un cuento que trata de un historia que yo viví hace muchos años y que tiene largas horas de sol y de huellas de conejos entre la chépica silvestre . Entre otras.
No es una historia de cemento y luces segadoras encerradas en un cuarto, donde se cruzan miradas vagas de personas atontadas y tristes . Perdón por ser grosero en la comparación , pero cuando me desplaza una correa metálica en uno de esos grandes edificios comerciales , donde hay mucha gente pálida y elegante , se me ocurre abrirle las puertas a la crítica y me da tristeza por ellas y también por mi.
Es una historia , donde unos niños andaban todos los días despreocupados de sus sonrisas y contentos , sin saberlo, de tanta paz natural , que viajaba sin fin en el rostro de sus horas silvestres.
Fue un tiempo de zapatos destartalados y chombas coloridas; de jugosas manzanas silvestres; de vestir despreocupado ,como aquel andar campesino mojado de madrugadas y de alegrías olvidadas , que parece me esperan ,aun, en aquellas vertiginosas mañanas de sol, y michay maduro .
No recuerdo exactamente, donde y cuando comenzó esta historia, ni cuando comenzó su fin , pero sí me parece encontrar el origen de su pasado ,cuando veo caer una lágrima adolescente por allá lejos , en un potrero de chépica con algo de quinchamalí y mucho de cielo azul , allí desde donde se fueron despidiendo los pasados confundiéndose a otra realidad recién encontrada y que se alejaba de los potreros ; se despedía también de los conejos silvestres, de los grillos, y de aquellos perpetuos zorzales, que me acompañaron en tantos días de niño feliz.
El hombre iba caminando sin encontrar la solución a la venta de su cosecha de trigo, iba callado mientras en su mente bullía la idea fija de su problema .
Si vendiera el trigo, pensaba , le voy a comprar el buey a Don Pedro y lo voy a enyuntar con el clavel de cara pampa . Esos dos tienen que hacer una buena pareja para arar el potrero del bajo ; allí sembraré el maíz que le compré al compadre Juan . Pero está difícil vender el trigo ¡¡
Además , quiero comprarle algo a ella. Cada vez que la miro me gustaría poder regalarle una chomba nueva , como aquella que vi en el mercado , la más blanquita, porque la otra tenía unas manchas amarillentas que parece que ya estaba usada . Pero si no puedo vender el trigo tampoco podré cambiarle las herraduras al Moro , pobre mi caballo sufrido , si aquella vez no se tira pa la derecha me habría reventado la canilla con ese palo apellinado . Tengo que comprar un rollo de alambre para arreglar ese cerco , porque la vaca no va a parar hasta comerse toda la huerta ¡y con lo caro que están las mudas ¡
Sus preocupaciones pasaban sudorosas por entre los surcos de su memoria. A tal punto iba preocupado, que no supo cuándo empezó a caminar por la tierra fértil de su terruño .Lo despertó de sus recuerdos, la tranquilidad vegetal de uno de sus tantos robles que plantó desde el comienzo de su parcela hasta el portón de entrada a su puebla querida .
Así como fue entrando a los aromas pausados de aquella vegetación , así también , fue cambiando sus recuerdos los que se hicieron presente y reproche, mientras se iba acercando al roble más deprimido entre la fila de gigantes que ensombrecías el camino a la puebla . Cómo me costó criarte caramba ¡ le decía al más pequeño , mientras apoyaba su mano sobre su tronco fresco .Eras el más pequeñito y parece que el viento fuerte que sopló aquella vez , te iba a quebrar todo .Menos mal que te puse un tutor , porque si no , te habrías quebrado .
Le dio unas palmaditas al tronco y siguió su viaje .
Caía la tarde , pasando pausada entre los validos de las ovejas . Su perro lo estaba esperando un poco más adelantado que su mujer y moviendo su cola olfateaba con cariño .
Pudiste viejo . El silencio pasó quieto rodeando la tristeza de otro silencio .
Bueno viejo , no importa , ya lo vamos a vender .Tómate un mate y échale otro poco de azúcar pá endulzar la vida . Viste que la gallina patoja sacó pollitos . Si pues . Y sacó cinco , hay tres negritos y uno ceniciento , seguro que son del gallo negro .
El la miraba y ella ,cada tanto, arremangaba su antigua chomba. Siguió en silencio .
Cantó el gallo , el hombre se puso de pie y salieron, con su vieja, a buscar los animales . El sur venía oscuro y soplaba un vientito algo fuerte ; aunque la tarde estaba fresca y aún el sol estaba quieto sobre la puebla .
El horizonte era un cúmulo de un color fuego . La noche daba sus primeros pasos .
Eran las cinco de la madrugada y el hombre ya estaba en el fogón mateando un dulzón . Su vieja preparaba el rescoldo para acomodar unas cuantas tortillas . Linda se venía la madrugada con ese olor a nuevo amanecer de neblina y de pidenes cantando, como si quisieran acercar lejanías
Don Pascual, le dio otro sorbo al mate, mientras pensaba que bien amanezca iría donde don Emiliano a ofrecerle el trigo .No podía esperar más tiempo , porque hay que ponerse a romper la tierra , porque no sea cosa que don Pedro se arrepienta de venderme el clavel para enyuntarlo con el pampa . Estos van hacer buena yunta, pensaba .
Las tortillas ya comenzaban a levantar la ceniza, casi junto con el amanecer . Lindo día se viene acercando ,pensaba el hombre en su camino al galpón ..Miró largo para los cerros y respiró hondo para llenar su cuerpo de vitalidad nueva . Aun había olor a tortilla de rescoldo.
Hay que hacer esto todas las mañanas le decía a su perro ,que lo seguía contento unos pasitos mas adelante .
Abrió la puerta del galpón y ésta le dio un tirón en el brazo al desprenderse del cabezal .Siempre se quedaba postergado este trabajo, tal vez ,porque sólo se acordaba de arreglar la puerta, cuando venía a soltar las gallinas ,para que fueran a pastorear .
Desde el Este, venía apareciendo un resplandor neblinoso que pasando por entre las hojas del Peumo , se iba a clavar certero en el vaho azulado del arroyo.
Su perro después de olfatear el lomo crispado de la clueca que estaba echada en un rincón del gallinero, persiguió al gallo , pero éste lo enfrentó abriendo las alas y con un salto espectacular lanzó sus dos patas contra el hocico
.Bueno¡¡ rezongó Don Pascual , es tan temprano y ya están peleándose .El perro algo molesto y un poco humillado quiso atacar nuevamente , pero la voz del amo arremangó la envestida y dando un giro rápido , movió la cola y se olvidó de su travesura matinal.
Siguieron caminando rumbo al potrero donde estaba la vaca recién parida . El ternerito estaba mamando mientras movía su colita corta y despeinada .Su mamá miró al perro algo inquieta y de pronto bajó la cabeza y lo persiguió un corto trecho.
Tendrás que aprender mucho aun , pensó Don Pascual ,y capaz que hasta alguna patada te vas a ligar si sigues siendo tan molestoso con los animales del rancho. Pero vas a ser un buen perro se decía, porque eres travieso y alegre .
El sendero que atraviesa el potrero por donde iba Don Pascual y su perro, estaba muy cerca de las zarzamoras las que habían cubierto por completo al cerco .Pero aun se podía ver , uno que otro pellín labrado que se metía en el ojo del cabezal del pique , pero a poco andar la zarza mora ya lo cubría nuevamente .
Tengo que rozar un poco esta zarza ,pensaba el hombre ,pero cuando uno llega a viejo (claro, no tanto como viejo), pero un tiempo atrás estas cosas las hacia sin problemas y ahora parece que se me están aflojando las fuerzas .Tal vez es la mañana que está tan linda y ese verde del trébol el que me quita un poco las ganas de limpiar esta porquería .Pero , pensándolo mejor ,también es un buen lugar para que se refugien los conejos y cada tanto para que la gallina Patoja haga nido y se eche .Seguro que tiene que ser lindo para la Patoja estar debajo de la sombra de las zarzas y cada tanto , darle un picotón a la mora .¡ la muy sinvergüenza ¡ Que no la pille el Quique no más, porque no va a contar el cuento la patojita ésta¡¡
Bueno, Guardián, hasta aquí vamos a llegar hoy ,le sentenció a su perro. Sólo quería venir a ver el trébol para tantearlo un poco . La abejas ya lo estaban ronroneando entre los pétalos rosados
Su caballo moro parece que lo estaba esperando ,porque cuando lo vio, dio un relincho y se vino orillando el cerco . Vamos a ir donde Don Emiliano, a ver si nos compra el trigo le dijo a su amigo , mientras le ponía el lazo en el cuello .Vamos , que hay que aprovechar el fresco de la mañana. Las otra puebla queda lejos . El Moro movió sus orejas y restregó su cabeza en el pecho de Don Pascual .Ambos se querían mucho .
Me trae recuerdos aquella vida de aquel hombre campesino , que llevaba el ritmo de la naturaleza en su andar calmado y tristón .
Daba la impresión que su ser estaba hecho de aromas de peumos maduros, de esos gigantes silenciosos que malgastan su hermosura en cualquier potrero pre cordillerano, ignorados y solos .
Lo vi llevar a su Moro usando como único lazo a ese imán que atrae a los cuerpos y que se forma de muchos segundos de pensamientos nunca dichos , pero que sin embargo, dan un fuerte sentimiento capaz de viajar sin pausas, por los caminos de natura . Allí donde vive el Peumo y se regocija el silencio.
Don Pascual contó un día, que cuando el era aun , adolescente vivió un tiempo en casa de una persona muy querida por él . A esta persona le llamaba la abuelita .
La abuelita casi siempre reía , casi por nada reía y era su risa , tan pura y fresca que cuando escuchaba aquella risa era como si nada más existiera en el mundo .Ella era de esas personas que parece que los problemas que atormentan a muchos seres humanos , quizás la mayoría ; nunca hubiesen estado en su mente y menos en su corazón .
Casi todas las noches se quedaban , después de cenar, un buen rato conversando .No recuerdo muy bien lo que conversábamos , decía Don Pascual, pero eran cosa cotidianas sin importancia pero que sin embargo , en el silencio de esas noches calladas de luces opacas ; parece que se acomodaban y ordenaban perfectamente en un ritmo sabio de una mente mayor, donde las cosas simples adquirían un sentido y profundidad universal. Tal vez , se preguntaba el adolescente , todo se debía a esa risa que siempre acompañaba a la abuelita .
Una noche , que era como todas las noches , donde la radio antigua de la abuelita , no estaba encendida , el adolescente le contaba que ese día mientras caminaba tranquilo y sin pensar en nada , porque en nada iba pensando, sólo caminaba y sentía ..De pronto , cuando en esto iba , vi aparecer una flor casi tan grande como el sol , era de pétalos rojos , tersos y relucientes con salpicaduras de polen muy cerca del centro , donde confluían los cinco pétalos , como queriendo proteger tanta solitaria belleza .
Era una amapola, abuelita , pero en ese momento que la vi ,en mi mente no había nombres ni conceptos ,porque yo sólo iba caminando , cuando de pronto la vi y lo curioso es que, y ahora que le cuento esto, me doy cuenta, que no había ninguna otra flor como ella en todo el potrero y yo seguí caminando y bajé al rio y subí el cerro ; también pasé por un potrero cultivado con trébol .Habré caminado dos horas como mínimo entre cerros cubiertos de chépica y arroyos bañados de mansas olas que hacían recodos, en donde anidaban las gallaretas .
Tanto caminé para encontrar más , y no vi por ningún lado ni en ninguna parte otra amapola .La abuelita estaba en silencio y luego dijo “ esa flor es la vida mi chiquillo “
Al otro día , me levanté muy temprano fui a verla .No era difícil no encontrarla, porque, primero había que bajar la pendiente y luego dar un saltito para pasar sin mojarse, por sobre un pequeño arroyo ; y después subir la pendiente , pero todo esto no era más que en un segundo para después estar sobre la planicie sobre el llano del potrero para verla otra vez.
. Cerca de la amapola había un espinillo, recuerdo .
Ahí estaba el espinillo y parece que me estaba esperando.
Era verano, pero como era temprano no hacía calor .Caminé y busqué ,seguí buscando. No puede ser dije, si estaba aquí . Ayer en la tarde , estaba aquí .Tal vez me equivoqué de lugar , pensé , pero no, eso es imposible .Estoy seguro que estaba aquí. Miré y caminé casi toda la mañana , pero no la encontré . De pronto sentí la voz de la abuelita que me decía “ esa flor es la vida mi chiquillo”. El silencio envolvió mi alma y al momento comprendí lo que ella quiso decirme , en su lenguaje simple que siempre acompañaba con una dulce carcajada, me estaba diciendo que la vida hoy está , pero mañana ya no estará . Al menos en su mismo lugar.
Don Pascual acarició a su Moro y escuché que le dijo, porque estoy seguro que le habló a su Moro, mañana te cuento otra historia de mi abuelita .
En realidad lo que habría que agregar en esa historia de mi abuelita , es una vivencia que tuve cuando en aquel galpón adaptado ,por las circunstancias, a su vivienda , donde la abuelita , casi dejó de existir .Pero no fue allí donde murió , No, ella no dejó este mundo en su amado terruño , sino muy lejos de allí , donde los peumos y los nocturnos búhos no la alcanzaban con su aroma y sus murmullos.
Pero ., lo curioso es que habiendo habido un pacto entre estos dos seres ,que circunstancialmente pasaron una pequeña parte de sus vidas compartiendo









Texto agregado el 21-11-2009, y leído por 491 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
27-01-2012 que puedo decirte, un deleite, realmente tus letras atrapan amigo******* shosha
28-03-2011 esta es una muy buena narracion..me mantuvo muy atenta e inquieta, me saco algunas risas y me traslado en segundos a los hermosos lugares que menciona a lo largo de la narracion...es un excelente escritor. alexandraenmanuel
12-03-2010 Bellas imagenes, hermosa historia.Muy bien malaya
07-01-2010 No importa que no recuerdes cuándo ni dónde empezó la historia, lo hermoso es que recuerdes cómo: “… al caer una lagrima adolescente por allá lejos”. Has plasmado una comunión perfecta entre el hombre, la naturaleza y los sentimientos profundos. Sabes, yo no tomo mate porque no me gusta, sin embargo, mientras leía esta historia, me visualicé recibiendo de tus manos una bombilla (?) de ese amargo liquido, y vislumbré una sonrisa perfecta y hermosa en tu rostro, mientras me contabas la historia. Y… no tienes nada que agregar a la historia de tu abuelita, ya que has logrado que un silencio de respeto envuelva nuestras almas. Hace un año que publicaste esta fascinante historia, y fíjate que no la había visto, la recibí un día después de Reyes, ¿será ese mi regalo? Un abrazo fraternal. Sofiama
04-01-2010 Sencillamente un escrito que me jaló y me dejó tumbada, el querer volver a leerte, me encantó, son pocos los que me otorgan ese gustillo a poco y que me hacen volver, agradezco eso y mucho. 5 estrellas y bien merecidas. Maria_Eleonor
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