Presiento el hastío
de la mañana fría
y me da miedo,
y al volver la mirada
tronos ceniza
salen a mi encuentro;
empieza el baile de muertos,
se reparten por las aceras
de esta idílica historia
que comienza ha empezar.
Se diluye la gota
que nos daba de beber
secando el manantial de agua pura,
se alejan las manos
que hacían despertar
y todo se ha vuelto de color...
trasparente, casi cristal.

Y ahora lo sé,
el día que muera no buscarme,
con dos cuerpos yace mi imagen
en el fondo del río,
el día que desaparezca
no despertarme
aquí solo habita el frío.

Ahora suena el correr de un reloj
dopado por los segundos,
su cotidianeidad me arrebata de un mundo
que no quiero volver a pisar...
Todo fue un susto.

Jerez, 23 de Noviembre de 2009