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 Romancero
 
 El niño desobediente
 
 Envié un mensaje al Cielo,
 encargando un Hijo mío,
 que amén de sanito y bueno,
 fuera consciente y tranquilo.
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 No sé si fueron mis ansias,
 la pretensión desmedida,
 el apuro por tenerlo,
 o el afán por conocerlo,
 que en lugar de uno perfecto,
 recibí un niño inquieto.
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 Tanto mi vida cambió,
 que de desvelo en desvelo,
 la he ido viviendo yo,
 y aquel que debió alegrar mi vida,
 en verdad la ensombreció.
 Tengo claro que de esto,
 la culpa la tengo yo.
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 En lugar de ser orgullo,
 te transformaste en dolor,
 como un castigo viviente,
 de hacer cosas sin Amor,
 y a los que usan a otros,
 por despecho y negación.
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 Me dijeron: tu hijo ha muerto,
 cubriendo mi ser de desesperación.
 Aún me duele el corazón,
 y siempre me resistiré a creerlo,
 pues tu ida no es castigo:
 castigo es seguir viviendo.
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 Si tu decidiste huir,
 del compromiso vital,
 por mi parte he de cumplir,
 mi Misión, hasta el final,
 pues no fue para mi el castigo,
 aunque tuve que llorar.
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 He perdido un hijo malo,
 que no supo respetar,
 del padre ejemplo y consejos,
 que nunca quiso escuchar,
 abortando todo intento,
 de hacerlo hombre formal.
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 Me has herido aquí en el pecho,
 y con puñal por detrás,
 lo que Dios te ha devuelto,
 para ir al más allá.
 Dios no quiere cosas chanchas,
 siempre fue cierto y será.
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 Yo no culpo al Creador,
 si el diseño salió mal,
 como es tanta la Simiente,
 alguna puede fallar,
 escapando a los controles,
 de Quien la supo crear.
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 Un Matrimonio - Fracaso,
 que dio hijos sin Amor,
 ése es el resultado,
 de hacer caso a la Pasión,
 dejando siempre de lado,
 todo consejo y razón.
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 Hoy me veo a la distancia,
 como un Androide burlón,
 atendiendo cualquier orden,
 menos las de su Creador,
 ¿Cómo pude ser tan tonto,
 insolente, soberbio, y jodedor.
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 El Patán que vivió mi vida,
 es seguro: no soy yo,
 yo soy este que hoy, calmado,
 se arrepiente del error.
 Condenando ese pasado,
 el futuro será mejor.
 
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