Traigo un designio estampado de historia,
que enviste la rotura bélica del despilfarro de arte,
que se muestra extraño a la longitud de sus líneas
y que entre mas se ve de cerca parece un conjunto de puntos,
fue así, como mis abuelos marcaron la trayectoria del cielo
del cometa nómada, del pedazo de roca sideral que completa su circuito
y que marca sus coordenadas para el impacto decadente.

Si tan siquiera fuese el traductor de constelaciones,
el que calcula las lejanas estaciones perdidas entre las nebulosas,
pudiera encontrar el destino de la salida,
fugarme de la ciencia, escaparme de la ironía cósmica que han descubierto,
empezar mi viaje al fondo de esa galaxia y traer de nuevo
las noticias de vida que depara el final de esta existencia.
Hoy solo muestro el inefable designio, que aunque no he logrado descifrar,
trae consigo la advertencia que para nosotros es esencial, sensibilizarnos.

Mi vida está aquí, mi tierra llora en silencio y ¿a dónde iría a sobrevivir?
si no escucho su lamento...